Todo va muy deprisa. Nos falta tiempo. Es preciso detenerse, observar y comprender, reflexionar para tomar las decisiones correctas e impulsar la transformación de la sociedad. En Wander se invita a las empresas a explorar sus límites. La rentabilidad va hoy mucho más allá de lo económico. La COVID ha sido un primer aviso: ¡somos vulnerables!
La crisis actual reclama una solución, un cambio en el modelo de pensamiento: el yo es insuficiente si no implica un nosotros. Las decisiones puramente económicas y basadas en intereses individuales han dejado de ser una respuesta válida para un mundo donde personas, empresas y sociedad interactúan de manera global. Wander es un espacio donde compañías de diferentes sectores colaboran, reflexionan y exploran juntas con un enfoque humanista.
Ante una visión reduccionista, el objetivo es ampliar los límites. Por eso esta innovadora propuesta es una hibridación de un laboratorio creativo, una escuela de pensamiento y una comunidad de talento apasionada por el ser humano. Wander es un espacio para conversar, para juntarse en diversidad, explorar los límites, aprender, transformarse y crecer.
Wander es un espacio para explorar los límites y transformar la realidad. Parece el argumento de una trama de ciencia ficción en un futuro distópico. ¿Realmente el modelo de sociedad que tenemos permite la conversación, el aprendizaje, la diversidad y el crecimiento?
Desde luego que sí. Aunque como sociedad nos enfrentamos a grandes desafíos de futuro, tenemos todo a nuestro favor. Está en nuestra mano. Nunca antes hemos estado tan conectados, con mayor acceso a la información. Tenemos más herramientas que nunca para socializar y compartir experiencias, ideas y conocimiento. Nuestra sociedad es más abierta y plural, más tolerante. Disfrutamos de los mayores avances científicos y tecnológicos de la historia. Somos afortunados por vivir en una sociedad del bienestar donde además disfrutamos de una oferta cultural extraordinaria. Vivimos más y mejor… pero todo va muy deprisa. Nos falta tiempo. Tiempo para detenernos a observar y comprender lo que sucede a nuestro alrededor, pararnos a reflexionar de manera consciente y tomar las decisiones correctas.
No se trata de dar respuestas a los responsables de las empresas y señalarles el camino, sino de que se planteen preguntas para abordar los desafíos que afronta la humanidad. Si el asombro es rentable, aquí hay una mina. Los CEO pagan por respuestas y quieren que les solucionen los problemas, no que se los creen.
Pero también tienen la responsabilidad de saberse adelantar a estos problemas. El CEO de hoy es curioso, intuitivo, visionario. A mayor conocimiento, mayor seguridad a la hora de tomar decisiones. En Wander trabajamos con líderes de compañías que están reinterpretando el concepto de rentabilidad más allá del resultado económico. Para ello hay que saberse anticipar también.
¿Para la investigación, qué es mejor, una buena pregunta o una respuesta?
La curiosidad. Sin ella no hay buenas preguntas ni respuestas.
¿Y cuáles son las principales preguntas que se plantean los CEO?
Difícil responder porque son ilimitadas. Quizá haya un punto común en aquellas que tratan de entender nuestros patrones de comportamiento colectivo y que influyen en nuestro consumo. También las relacionadas con nuestro entorno y su impacto en nuestro en nuestros hábitos.
El objetivo va más allá de un cambio de hábitos o de modelos económicos, de producción y consumo. Ustedes persiguen un cambio cultural con la definición de nuevos paradigmas y valores. ¿Habrá que diseñar eso que los políticos denominan un nuevo relato, otra narrativa?
Todo comienza con una narrativa. Es la base sobre la que sustentar cualquier estrategia de largo recorrido. En una sociedad como la nuestra, donde los cambios se suceden a velocidades de vértigo, conviene detenerse a pensar en un relato que describa honestamente los valores, los objetivos y el propósito de cualquier organización. Todo va muy deprisa: pensamos y actuamos muy rápido fruto de la necesidad de crecer y adelantarnos al de al lado. En esta carrera, el lenguaje, la palabra, sufre. Se usa de manera errónea e incluso pierde su verdadero significado. Ocurre en todos los ámbitos. Libertad, democracia, sostenibilidad, beneficio… son términos usados gratuitamente sin reflexión alguna. La palabra, el relato, necesita reflexión y cuidado.
¿Qué papel juega la imaginación y la creatividad en este proceso? ¿Cómo dar vida al futuro que imaginamos?
En Wander invitamos a las empresas a explorar sus límites. Límites que se encuentran en espacios poco iluminados a los que llegamos a través de la creatividad y las humanidades, que hacemos dialogar con el Negocio. Nos apoyamos en el Arte porque nos ayuda a ver lo que no se ve a través de sus códigos y sus interpretaciones de la realidad; el Diseño está en nuestra metodología porque es la herramienta que nos permite materializar nuestras necesidades; y nos abrazamos a la Filosofía y la Ciencia para entender el pensamiento humano y el porqué de las cosas.
“EL CAPITALISMO NO HA TENIDO EN CUENTA CONDICIONANTES COMO LA SUPERPOBLACIÓN, EL AGOTAMIENTO DE RECURSOS, LA GLOBALIZACIÓN, LA DEUDA PÚBLICA MUNDIAL, LA POBREZA ENERGÉTICA O LA CONTAMINACIÓN”
Dicen los pensadores que estamos inmersos en una realidad líquida, condicionada por la incertidumbre y la volatilidad. ¿No representa la pandemia y la nada a la que nos condena el confinamiento una oportunidad para crear otra perspectiva, una nueva visión? Hoy el intelectual no es portador de verdades absolutas. ¿Es la subjetividad el campo de batalla del pensamiento?
Lo que hoy hay es mucho ruido. Y, entre el ruido, es difícil encontrar la verdad. Por eso es necesario estimular nuestra curiosidad y alimentar el conocimiento. Solo así entenderemos el mundo que habitamos y, entonces, estaremos en plenas condiciones de batallar.
Las naciones levantan muros y alambradas. Sin embargo, el virus no conoce fronteras. ¿Otra paradoja?
Según se mire. Las vacunas podrían interpretarse también como muros contra la Covid barreras de contención. Una manera efectiva de defendernos ante una amenaza. Pero a diferencia de las naciones dirigidas por personas como nosotros, un virus no atiende a razones, sino a su propia naturaleza. Lo nuestro siempre tiene arreglo. Depende solo de nosotros, de nuestras decisiones. Quien levanta muros acaba aislado.
Afirma el escritor Suketu Mehta que la gran prueba para los países y las ciudades está llegando. Es el cambio climático. ¿La Covid era solo un ensayo general?
La Covid ha sido un primer aviso: somos vulnerables. Tres generaciones nos estamos enfrentando por primera vez a un desafío que ya había sucedido en el pasado. Afortunadamente, la ciencia nos ha ayudado a atajarlo con rapidez y eficacia, y aún así está costando. El cambio climático, sin embargo, no tiene vacuna. Y sigue avanzando. Es urgente que nos autoinoculemos un antídoto ético y moral para no condenar a las decenas de generaciones que vendrán detrás de la nuestra. Toda decisión que tomamos impacta. Es fundamental educar, regular, legislar y actuar de un modo responsable, consciente y solidario.
“EL CAMBIO CLIMÁTICO NO TIENE VACUNA. Y SIGUE AVANZANDO. ES URGENTE QUE NOS AUTOINOCULEMOS UN ANTÍDOTO ÉTICO Y MORAL PARA NO CONDENAR A LAS GENERACIONES QUE VENDRÁN”
¿Es esencial identificar lo que realmente valoramos?
Sí. Y mejor identificarlo en la rutina diaria que en la necesidad. Me explico: en esta pandemia hemos echado en falta rutinas simples que no valorábamos y que al interrumpirse o arrebatársenos, nos hemos dado cuenta que eran esenciales para nuestra felicidad. En lo personal, hablo del contacto humano con los amigos, la familia, los compañeros de trabajo. El encuentro. Un concierto al aire libre, salir a correr, salir a cenar con tu pareja… “Smell the flowers while you can” (“Huele las flores mientras puedas”), como decía el artista David Wojnarowicz. Los mensajes simples son los más efectivos.
En el World Economic Forum han propuesto el gran reset del capitalismo. ¿Al final, la mano invisible del mercado era un cuento, un mito del pasado?
El capitalismo es un sistema cuyo fin es que el capital crezca. Adam Smith y otros economistas de su época hablaban de acercar la economía al pueblo llano, lo cual entonces era un acertado planteamiento de crecimiento y desarrollo para la sociedad. Este sistema se representaba con una curva ascendente que no tenía fin. Así se medía la rentabilidad. Han pasado más de cien años desde que pintaran aquella gráfica que hoy sigue vigente, pero el planeta ha cambiado radicalmente.
Cuando el capitalismo moderno echó a andar no se tuvieron en cuenta condicionantes como la superpoblación, el agotamiento de recursos, la globalización, la deuda pública mundial, la pobreza energética o la contaminación. Si el mundo ha cambiado desde entonces, ¿no se debería revisar el único sistema que probablemente falta por adaptarse a nuestra realidad? La rentabilidad, hoy, se mide por otros factores.
El laboratorio de investigación creativa sobre las relaciones en las ciudades ha evidenciado que, para construir ciudades más humanas, la confianza es una necesidad en entornos cada vez más multiculturales y globalizados, donde deben convivir ciudadanos con necesidades muy diversas. ¿Qué conclusiones han extraído?
“Las Relaciones en las ciudades” partía de observar y comprender cuestiones como la manera de relacionarnos en los entornos urbanos, la segregación, la soledad o la prisa para imaginar otras dinámicas culturales y sociales necesarias para mejorar nuestro modo de vida. El planteamiento se vio reforzado por el impacto de la COVID-19, que puso de manifiesto la vulnerabilidad de las ciudades y el cambio en la vida y los negocios de sus habitantes.
Entender las ciudades para las compañías es clave para poder adaptarse, crecer o sostenerse y cómo nos relacionamos en ellas. Los datos iniciales mostraban que el 55% de la población mundial vive en un entorno urbano y globalizado, lo que plantea una tendencia generalizada de converger en similares modelos económicos, culturales y sociales desde una mirada humanista y apoyadas en la tecnología.
Libertad, democracia, sostenibilidad, beneficio… son términos usados gratuitamente sin reflexión alguna. La palabra, el relato, necesita reflexión y cuidado.
Efectivamente, la necesidad de confianza ha resultado ser la protagonista transversal de toda la investigación como determinante del nacimiento de las relaciones como individuos y como sociedad. La pandemia ha puesto el contexto para observar cómo se debilitaba la confianza en las ciudades, que han sido el foco de propagación y en las que, con ellas paradas, la confianza se asentaba solo en dos pilares: recursos hospitalarios y logísticos y servicios de primera necesidad.
El estudio ha comprobado que la manera de abordar esta pandemia ha sido la misma que en el siglo XIII y que ninguna estructura sanitaria es suficiente, al depender la salud también de la biología, el estilo de vida y el medio ambiente. Y debe ser la ciudad la que sirva de ejemplo para potenciar esta confianza, generando puntos de encuentro entre los ciudadanos, instituciones, empresas, colectivos, clases e individuos mediante el diálogo, la comprensión y la empatía.