La Costa Blanca es el destino turístico preferido por muchos rusos. Al menos dos veces al año, el propio presidente Vladimir Putin visita la localidad alicantina de Altea, donde tiene un refugio de lujo para vacacionar y desconectarse de sus responsabilidades del Kremlin. Se trata de una de las urbanizaciones más prestigiosas de España, con vistas al Mediterráneo y a las montañas de la Marina Baixa. Allí, a pesar de estar rodeada por una gran afluencia de visitantes provenientes de Europa y más lejos, reina la discreción y la privacidad.
Desde hace años Altea Hills es el lujoso complejo donde el mandatario ruso disfruta de su tiempo libre. El resort ubicado al sur de la Comunidad Valenciana suele acoger a empresarios, políticos y personajes influyentes, pero destacan los rusos. Para entrar y acceder sus instalaciones solo se necesita una invitación de otro residente. Sin embargo, vivir ahí suele costar entre dos millones y siete millones de euros.
Impera la privacidad y la discreción
La seguridad y vigilancia en las villas de Altea Hills es un asunto muy importante. Tanto los sistemas de vigilancia como la cualificación del personal de seguridad han sido cuidadosamente seleccionados. Operan durante las 24 horas los 365 días del año. Incluido un circuito cerrado de televisión que monitoriza todo el recinto y varios coches patrulla que recorren el perímetro de la urbanización. También disponen de un sistema de control de matrículas para los vehículos que entran y salen. Nadie sabe lo que ocurre dentro de esta prestigiosa urbanización, donde probablemente el mandatario esté rodeado de amigos, familiares y conocidos. «En Altea Hills el visitante podrá disfrutar de su intimida y tranquilidad con total seguridad», indican en su sitio web.
A pesar de que no existe confirmación oficial del gobierno ruso, de su embajada, ni tampoco de la propia empresa inmobiliaria, sobre la presencia de Vladimir Putin en las instalaciones de Altea Hills o en tierras alicantinas en pro de mantener la máxima privacidad posible, la agente inmobiliaria de villas de lujo Alex Soviet en Altea ha podido corroborar con distintos trabajadores de la urbanización que, efectivamente, Putin visita este municipio alicantino dos veces al año durante la época estival.
Altea Hills está llena de lujos
Con el fin de pausar su agenda política y pasar unos días de total relajación en condiciones climáticas favorables, el mandatario ruso acude a estas villas para someterse a un exclusivo tratamiento antienvejecimiento, además algún tipo de terapia o entrenamiento para adelgazar y varios tratamientos faciales.
Además de Putin, unos 25.000 turistas rusos visitan esta localidad durante el año, según cuantifica la Casa Rusia en Alicante. Todos ellos con un alto poder adquisitivo que les permite vivir una inimaginable variedad de lujos en Altea Hills. Sus elegantes instalaciones gozan de aire acondicionado, calefacción centralizada, nevera, televisor de pantalla plana, gimnasio, bares, piscina, club de golf, spa, bañera de hidromasaje, sauna, conexión WiFi gratuita, pistas de paddel, terraza con mobiliario y una variedad de excentricidades que no aparecen en la carta.
La primera iglesia ortodoxa rusa
Precisamente por la gran cantidad de rusos que visitan la más cotizada y deseada urbanización del arco mediterráneo se construyó con materiales y mano de obra son de origen ruso una iglesia ortodoxa, la primera en España. El Templo del Arcángel Miguel está dentro de la urbanización donde veranea Putin. Donde tanto .
A principios de los años noventa del siglo pasado, después de la implosión de la Unión Soviética y su dictadura del proletariado, las olas de inmigración llegaron a España desde las extensiones de la antigua Unión Soviética. Los rusos llegaron desde diferentes partes de la sociedad postsoviética y comenzaron a inundar la península Ibérica en busca de una vida mejor y también de diversión. Muchos trajeron consigo una fuerte fe, la religiosidad. El Templo del Arcángel Miguel en Altea es una confirmación.
Lejos de su país, habiendo dejado la tierra natal, los rusos sintieron el hambre espiritual, tomando partido, para construir un templo que recoge bajo sus bóvedas a personas de diferentes nacionalidades, diferentes estatus sociales y educación, pero unidos por lo más importante para ellos: la fe ortodoxa.
El Templo del Arcángel Miguel
En 1996 Mikhail Bocko compró un terreno en Altea y decidió establecer una iglesia ortodoxa. En el mismo año, un proyecto del templo fue ordenado de piedra. El obispo Miguel Storogenko comenzó la construcción en noviembre 2002. Colocó la primera piedra y erigió una cruz en el sitio de la futura iglesia. Al evento asistió un gran número de creyentes, representantes de la administración de Altea, el público español, el sacerdocio ortodoxo y católico de la provincia de Alicante.
Posteriormente, en 2007, el metropolita Cirilo Gundiáyev consagró el templo. El permiso de construcción se obtuvo con la asistencia directa de Mstislav Rostropovich y la reina Sofía. La iglesia llama poderosamente la atención desde la carretera. Está abierto todos los días y se puede visitar en la calle Noray de Altea.