Actualmente hay dos amenazas reales para la salud humana. Una es el cambio climático que hace que las temperaturas sean cada vez más extremas en distintos puntos del planeta. La otra es la propagación y contagio de virus y bacterias muy resistentes a los antibióticos conocidos.
Los investigadores estudian cómo el cambio climático y el aumento de las temperaturas pueden fomentar la propagación de infecciones resistentes a antibióticos ampliamente usados.
Lluvias e inundaciones en Ghana
El cambio climático provocó el año pasado lluvias intensas y frecuentes en Ghana, África occidental. La microbióloga Padiki Nartey afirmó que estas condiciones son perfectas para el crecimiento de bacterias, incluidos los microbios resistentes a los antibióticos. Las inundaciones pueden propagar peligrosos microorganismos que no se pueden eliminar con los tratamientos convencionales. Carissa Wong le contò a nature.com que desde los sistemas de alcantarillado y a través de las aguas contaminadas, los virus y bacterias llegan a los hogares. «Hay que tener mucho cuidado con el agua que se consume», alertó.
Ls investigadores tienen poca informaciòn sobre cómo el cambio climático actúa en el aumento de la resistencia a los antibióticos y continúan investigando cuáles son los mecanismos que les permiten a los microrganismos hacerse inmunes al antibiótico y el efecto para la salud de las comunidades.
Pamela Yeh, bióloga evolutiva de la Universidad de California, señaló que el cambio climático y la resistencia a los antibióticos son los mayores problemas de salud de nuestro tiempo. “Los investigadores apenas comienzan a observar cómo se vinculan, pero todavía faltan muchos estudios”, comentó.
La historia de Padiki
Adwoa Padiki Nartey contrajo una infección bacteriana en 2021. Sus amígdalas comenzaron a hincharse. El año anterior había tenido los mismos síntomas tambièn en la temporada de lluvias en Accra, Ghana, donde vive y trabaja como microbióloga. Se sabía que durante las estaciones más húmedas se estimula el crecimiento de microbios. Su sorpresa fue que no respondían al tratamiento convencional con antibióticos.
Los médicos le recetaron varios medicamentos entre ellos, antibióticos, pero no funcionaron. De un año para otro las bacterias hicieron más fuertes resistentes al antibiótico.
Durante dos semanas, las amígdalas de Padiki se inflamaron mucho. “Tragar era muy doloroso. Me dolía beber y hasta hablar Apenas podía explicar lo que sentía”, añadiò.
Padiki Nartey forma parte de un grupo de investigadores que realiza estudios sobre la resistencia a los antibióticos en la Universidad de Accra, en Ghana. Además de sentirse muy enferma su preocupación iba en aumento. Los tratamientos no funcionaban. Finalmente, los médicos combinaron dos tipos de antibióticos y ella toleró bien las dosis. El tratamiento funcionó. «La infección pudo haberme matado y eso da mucho miedo”, dijo
Infecciones un 15% más fuertes y más comunes
Las superbacterias son más fuertes y esquivan los tratamientos conocidos. Lo peor es que cada vez abundan más en los centros de salud. Un informe de la Organización Mundial de la Salud indica que las infecciones por bacterias Neisseria gonorrea, Escherichia coli y Salmonella resistentes a los antibióticos son un 15% más comunes que en 2017.
Hemos llegado a un mundo donde una raspadura en una caída, un parto o someterse a una intervención quirúrgica puede matar al paciente, no por los peligros de la operación, sino por las bacterias con las que pueda tener contacto. Lo curioso es que se pensaba, que la lucha contra los microbios y los virus era un asunto del pasado. Creíamos que la ciencia tenía medicamentos adecuados para combatirlos, pero las bacterias se han hecho más fuertes con ayuda de las altas temperaturas. “Estamos en peligro de nuevo y es aterrador”, dijo la bióloga evolutiva Pamela Yeh, desde el centro de investigaciones con sede en Los Ángeles
Mal uso de los antibióticos
Los antibióticos se han estado usando de forma inadecuada para tratar infecciones en humanos, en animales y plantas. Su uso ha sido excesivo o incorrecto.
Las bacterias desarrollan resistencia a los medicamentos a través de mutaciones en el ADN. «Alteran la pared celular bacteriana de manera que los antibióticos no funcionan o les confieren la capacidad de descomponer los antibióticos o bombearlos fuera de las células. Las cepas que se vuelven más resistentes y también pueden compartir genes de resistencia a los antibióticos con otras bacterias», explicó Yeh,
Altas temperaturas, mayor resistencia
Si se administran antibióticos incorrectos para tratar infecciones o si se toman en dosis insuficientes para matar los microorganismos, entonces los microbios tienen más tiempo para multiplicarse y desarrollarse o volverse más resistentes. Pero las condiciones climáticas los ayudan a prosperar. Como en Ghana, las temperaturas extremas, la dificultad para hallar agua potable o las inundaciones que contaminan crean condiciones insalubres, que facilitan la propagación de las bacterias que dañan gravemente la salud de las comunidades.
Cuando una herida o una infección se trata de forma inadecuada con antibióticos, hay muchas posibilidades de que el tratamiento no funcione y que los microrganismos desarrollen resistencia.
Más allá del daño físico causado por el clima extremo, los investigadores están explorando cómo el cambio climático influye en la resistencia a los antibióticos. En noviembre de 2022, el microbiólogo Lianping Yang de la Universidad Sun Yat-sen en Guangzhou, China, y sus colegas informaron sobre la prevalencia de tres bacterias detrás de las infecciones hospitalarias resistentes a los antibióticos que a menudo son graves y hasta mortales: Acinetobacter baumannii, Klebsiella pneumoniae y Pseudomonas. Aeruginosa.
Los investigadores buscaron vínculos entre la temperatura y la resistencia a los antibióticos comparando datos bacterianos. Trabajaron con datos recopilados en pacientes tratados en hospitales de 28 provincias de China, con información sobre la temperatura promedio del aire en ciudades de las mismas regiones.
El equipo corrigió los factores que podrían afectar las tasas de resistencia a los medicamentos, incluido el nivel de consumo de antibióticos, la humedad promedio, las precipitaciones anuales y la densidad de población. Descubrieron que por cada aumento de 1 °C en la temperatura promedio del aire aumentaba un 14% en la proporción de muestras que contenían K. pneumoniae, que eran resistentes a un tipo de antibiótico llamado carbapenémicos.
El calor ayuda a los microorganismos a evolucionar más rápido
Yang y sus colegas también vincularon un aumento de 1 °C en la temperatura promedio del aire con un aumento del 6% en la proporción de muestras que contenían P. aeruginosa resistente a carbapenémicos. Sin embargo, la temperatura no afectó significativamente la prevalencia de A. baumannii resistente a los medicamentos.
Los aumentos graduales en la temperatura promedio del aire exacerban la resistencia a los antibióticos porque aumentando la tasa de crecimiento de las bacterias y aceleran su evolución, dijo Derek MacFadden, microbiólogo de la Universidad de Ottawa.
Agregó que también hay pruebas de que las bacterias pueden compartir genes, incluidos elementos que confieren resistencia a los antibióticos, más fácilmente en condiciones cálidas que en condiciones frías. Yeh reafirmò que los hallazgos sugieren que las bacterias que han evolucionado en condiciones de frío o calor extremo podrían ser más resistentes a ciertos antibióticos. «Un estudio que está por publicarse descubrió que la exposición a altas temperaturas, a veces, hace que las bacterias sean menos resistentes a los antibióticos “calientes”, lo que destacó que los vínculos entre la temperatura y la resistencia probablemente sean complejos», añadió
Esfuerzos exitosos
En el Líbano, la investigadora de enfermedades infecciosas Souha Kanj comentó como se explicó el mejor uso de los antibióticos a los médicos de los centros de salud. Su equipo que trabaja en la Universidad Americana de Beirut, en 2018 mostró cómo reducir el uso de antibióticos carbapanem en los hospitales para tener mejores resultados con pacientes con infecciones bacterianas.
En 2020, la proporción de infecciones por A. baumannii resistentes a los carbapenémicos había caído al 63%, desde el 81% al inicio del programa, explicó Kanj. Mientras tanto, Padiki Nartey se encuentra entre los que intentan desarrollar nuevas formas de matar las bacterias resistentes a los medicamentos.
Un enfoque particularmente prometedor es utilizar virus llamados fagos, que infectan bacterias, pero no células humanas. Los antibióticos carbapenémicos generalmente se reservan para tratar bacterias resistentes a todos los demás antibióticos.
Acción global y OMS
Los investigadores que intentan frenar el aumento de la resistencia a los antibióticos también podrían aprender lecciones sobre el cambio climático, dijo Steven Hoffman, abogado internacional e investigador de políticas de salud de la Universidad de York en Toronto y miembro de la Agencia de Salud Pública de Canadá.
«Las amenazas globales no respetan las fronteras nacionales. Por tanto, estableciendo paralelismos con el cambio climático, los países deberían acordar un tratado global para abordar el problema», afirmó la microbióloga Saffiatou Darboe de la Universidad de Gambia, en Serrekunda.
En 2015, la OMS lanzó un Sistema Mundial de Vigilancia del Uso y Resistencia a los Antimicrobianos. Su fin es rastrear el consumo global de antibióticos y la prevalencia de infecciones comunes resistentes a los antibióticos. Los datos se utilizan como indicador en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para monitorear el progreso en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos. «Los objetivos del mundo para salvar a la humanidad son tremendamente ambiciosos, pero son la única opción, dijo Hoffman.
Apoyo financiero
Pero se necesitan medidas más contundentes. En un estudio de 2022, Hoffman y sus colegas pidieron un tratado para abordar los patógenos resistentes a los medicamentos, equivalente al acuerdo climático de París de 2015. El objetivo es que los países se articulen en un único objetivo unificador, como la reducción del 35% en las infecciones resistentes a los medicamentos para 2035. En septiembre habrá una segunda reunión de la ONU sobre la resistencia a los antimicrobianos.
Hoffman considera que así como las naciones más ricas han acordado ayudar a las más pobres a enfrentar los efectos del cambio climático, también deberían apoyar a las que enfrentan una mayor prevalencia de resistencia a los antibióticos. “Los países más ricos se han beneficiado durante mucho más tiempo de los antimicrobianos. Ahora es el momento de compartir esos beneficios con quienes tienen menos recursos”, apuntó.