Milán es reconocida como la gran vitrina de la moda de lujo no solo de Italia, sino del mundo. Todos los años las grandes marcas se valen de elegantes pasarelas para mostrar sus exclusivos diseños por los que miles de personas están dispuestas a pagar grandes cantidades de dinero. Pero detrás de toda esa fachada de luces y exquisito y a veces extravagante gusto queda vedada una realidad no tan glamorosa: las condiciones de explotación laboral en las que se elaboran esos productos.
Parte de esa realidad la dejó al descubierto la Fiscalía de Milán. Durante una investigación que abarcó los talleres que fabrican bolsos y otros artículos de CDI -0,15 % cuero para Dior y Armani encontró que utilizaban mano de obra extranjera bajo condiciones de esclavitud para hacer productos de alta gama a una fracción de su precio minorista.
La investigación italiana pone de relieve un problema claramente moderno en la industria de la moda de lujo. Muchos sectores trasladaron su fabricación a China y a otros países caracterizados por tener salarios bajos. No fue el caso de algunas marcas que decidieron mantener la producción en casa. Consideran que la etiqueta «Hecho en Italia» es crucial para seguir siendo referentes. Sin embargo, los fiscales determinaron que algunos de estos artículos de lujo son fabricados por trabajadores extranjeros, generalmente chinos, en condiciones que distan mucho de cumplir con los estándares legales.
Precios inflados
Las autoridades establecieron que Dior pagó a un proveedor 53 euros por pieza para que ensamblara un bolso que vende en las tiendas por 2.600 euros. Algo similar ocurrió con unos bolsos Armani que se vendieron a un proveedor por 93 euros. Luego, estos complementos fueron revendidos a Armani por 250 euros y finalmente se ofrecieron a unos 1.800 euros en las tiendas. Los precios de coste no incluyen el cuero ni otras materias primas. Las empresas manejan por separado lo que es el diseño, la distribución y la comercialización.
Los productos de lujo pueden alcanzar precios elevados; en parte, por la expectativa que genera que sean fabricados por trabajadores calificados en talleres artesanales. La realidad dista mucho de esta ilusión. Aunque las grandes marcas mantienen el diseño y desarrollo de sus productos internamente, a menudo subcontratan la producción a proveedores.
Así sucede por lo general en Italia, que alberga miles de pequeños fabricantes. El país produce entre el 50% y el 55% de la ropa y artículos de cuero de lujo del mundo, según la consultora Bain. Desde hace un tiempo, marcas de lujo han buscado supervisar mejor su cadena de suministro para cuidar su reputación y controlar la calidad. Además, para cumplir con las nuevas regulaciones europeas destinadas a frenar el impacto de la industria de la moda en el medio ambiente. Pero el mayor desafío que enfrentan es que los proveedores a menudo contratan trabajo a terceros, quienes a veces se subcontratan a sí mismos.
Bajo vigilancia
La investigación fiscal se produce en momentos en que muchos compradores ambiciosos, que han impulsado un auge de la moda de lujo en los últimos años, están reduciendo el gasto en productos de alta gama, debido a un entorno económico más difícil y el aumento de los precios. En junio jueces italianos colocaron a Manufactures Dior SRL, una unidad de la empresa, bajo la llamada administración judicial. La decisión se tomó después de dictaminar que su cadena de suministro incluía empresas de propiedad china en Italia que maltrataban a los trabajadores migrantes. Igual medida se adoptó contra Armani y Alviero Martini, conocido por sus bolsos con estampados de mapas, entre otros artículos.
En un principio, la administración judicial era una forma de monitorear las empresas infiltradas por grupos del crimen organizado. Según el proceso, se nombran comisionados especiales para supervisar las operaciones y proporcionar actualizaciones al tribunal sobre el progreso de una empresa en la resolución de problemas.
Los fallos judiciales derivados de la investigación hicieron un llamado de atención a las empresas de lujo por no supervisar adecuadamente sus cadenas de suministro. Aunque las firmas no enfrentan cargos relacionados con estos hallazgos, algunos de los proveedores independientes podrían enfrentar acusaciones legales por explotación laboral y empleo de trabajadores sin la documentación adecuada.
Dior, propiedad del gigante del lujo LVMH , presentó recientemente un memorando. En el texto precisa las acciones emprendidas para resolver los problemas en su cadena de suministro. Armani dijo que tenía “medidas de control y prevención para minimizar los abusos en la cadena de suministro” y que estaba “colaborando con la máxima transparencia” con las autoridades.
Precarias condiciones
Las inspecciones que llevó a cabo la policía italiana sirvieron para precisar que los trabajadores estaban sujetos a “condiciones de higiene y salud inferiores al mínimo requerido por un enfoque ético”, escribieron los jueces en una orden judicial de 34 páginas. A menudo, los trabajadores operaban máquinas sin dispositivos de seguridad. Los fiscales explicaron que el objetivo de retirar estos mecanismos es aumentar la productividad, lo que comprometía la seguridad del personal. Los empleados también vivían, comían y dormían en el taller. Los datos de consumo de electricidad indicaban que normalmente trabajaban desde el amanecer hasta después de las 9:00 de la noche, incluso fines de semana y vacaciones.
En una de las instalaciones allanadas tres trabajadores clandestinos intentaron escapar saltando una cerca y fueron rápidamente detenidos. En ese taller y en otros, los investigadores examinaron documentos que mostraban el precio que las marcas pagaban a los proveedores por cada producto fabricado. El fallo judicial contra Armani expone cómo una de sus filiales, GA Operations, contrató a dos subcontratistas, que a su vez contrataron a varios subcontratistas de propiedad china en Italia. Trabajadores dijeron durante los interrogatorios que les pagaban tan solo entre 2 y 3 euros la hora en jornadas de trabajo largas. Salario muy inferior al nivel estipulado por el convenio colectivo que cubre el sector, refiere el fallo judicial.
La marca Alviero Martini se declaró sorprendida y perturbada al enterarse de los resultados de la investigación y de que dos de más de 40 proveedores habían subcontratado ilegítimamente partes de la producción a terceros sin su conocimiento. La empresa dijo que su cadena de producción es vasta y fragmentada, como es típico del sector, lo que hace que su control directo sea un desafío.
Responsabilidad por igual
El fallo judicial relacionado con Dior se centró en cuatro empresas del área de Milán de su cadena de suministro. Los talleres que elaboraban los productos empleaban a decenas de trabajadores, incluidos al menos dos inmigrantes ilegales y siete que estaban empleados fuera de los registros, dijeron los fiscales.
Fabio Becheri, un ejecutivo de marketing que trabajó en Gucci y su propietario Kering durante casi 20 años, aseguró que los consumidores están cada vez mejor informados y que las prácticas laborales supuestamente poco éticas para fabricar un artículo de alta gama podrían desanimarlos. «Las expectativas de los clientes son realmente altas, especialmente cuando el precio aumenta de manera tan agresiva», dijo.
Fabio Roia, presidente del sistema judicial de Milán, dijo que está trabajando en una propuesta de programa para que las marcas de moda refuercen los controles a los proveedores. «Tienen que ser responsables de toda la cadena», dijo Roia, quien afirmó que esa es la única manera de detener este sistema que conduce a la explotación de los trabajadores. Roia aconsejó a las marcas de lujo plantearse esta pregunta: “¿Por qué cuesta tan poco fabricar el producto?», en clara alusión al alto precio de venta al público en general.
Moda de lujo explotadora
La industria de la moda de lujo genera anualmente más de un billón de dólares en el mundo. Las prendas destinadas al público femenino son las que tienden a reportar mayores ingresos al sector, entre otras cosas, debido a su alta demanda. Representan entre el 40% y el 50% del mercado. Sin embargo, las condiciones laborales en la industria de la moda pueden ser poco éticas y mal pagadas. Los empleados pueden estar expuestos a:
- Trabajar sin ventilación.
- Respirar sustancias tóxicas.
- Inhalar polvo de fibras o arena volada.
- Trabajar en edificios inseguros.
- Trabajar largas jornadas, como 11 a 12 horas diarias con solo un día libre al mes.
- Subcontratación en países con menores costos laborales.
- Salarios bajos.
- Abusos físicos.