Ante la falta de habitaciones en los hoteles convencionales, la Alcaldía de Cali incorporó sitios de encuentros furtivos con camas redondas, espejos en el techo, sillas sensuales y barras de baile
Cali, la hermosa ciudad colombiana alberga la COP16. Evento que desbordó todas sus expectativas, agotó las reservas hoteleras y forzó al uso de un recurso inusual: albergar a los delegados en los “Moteles del amor”. Parece sacado de las páginas de alguna novela o cuento de García Márquez. Esa pluma que hizo que el mundo viera salir volando a Remedios la Bella envuelta en sábanas, o caminar a Mauricio Babilonia rodeado de nubes de mariposas amarillas.
Quizás ni el mismo García Márquez hubiera imaginado a unos circunspectos embajadores de un muy serio evento mundial alojados oficialmente en “moteles del amor” en su tierra colombiana. Esos lugares que en América Latina son testigos de los amores furtivos las 24 horas del día mucho frecuentados de lo que la mayoría admite.
Los atractivos de Cali
Pero no es invento ni una broma. Delegados de la COP16 que debieron alojarse en los «nidos del amor” de Cali. Ni las autoridades ni los organizadores imaginaron que la asistencia duplicaría las estimaciones iniciales y que colapsaría el circuito hotelero de la ciudad. Desde el 21 de octubre, líderes mundiales, científicos, activistas y representantes de diversos sectores se encuentran en la capital del Valle del Cauca.
Llegaron para discutir y acordar acciones concretas que frenen la alarmante pérdida global de biodiversidad. La decisión de celebrar la COP16 en Cali no es casual. Colombia es uno de los países más biodiversos del planeta y alberga una riqueza natural inigualable.
La cercanía de Cali al Chocó biogeográfico, una de las regiones con mayor diversidad biológica, refuerza la pertinencia de esta elección. La selección de Cali intenta visibilizarla y protegerla. La COP16 representa un hito en el compromiso de Colombia con la conservación y la sostenibilidad.
Al albergar la Conferencia de las Partes sobre la Diversidad Biológica (COP16), Cali se posiciona como un referente en materia ambiental. No solo fortalece su reputación en iniciativas medioambientales, también beneficia a la ciudad en términos de turismo y economía.
Naturaleza en crisis
La COP16 reúne a representantes de casi 200 países que discutirán y propondrán soluciones para proteger el planeta de las extinciones masivas y el colapso de los ecosistemas. Es la primera reunión de los países que en diciembre de 2022 sellaron un acuerdo histórico sobre la protección de la naturaleza en celebrada en Montreal, Canadá.
En la cumbre en Cali comprobará si se cumple el acuerdo alcanzado en Montreal y a consecución de los 23 objetivos de biodiversidad para esta década, como proteger el 30% de la Tierra para la naturaleza a finales de la década, restaurar el 30% de los ecosistemas más degradados del planeta y desterrar algunas de las causas económicas de la pérdida de biodiversidad.
La naturaleza se encuentra en crisis. Una evaluación realizada en octubre de 2024 indica que en 50 años las poblaciones de fauna y flora silvestres se han reducido una media del 73%.
Tonthoza Uganja, experto en restauración del suelo, advirtió en vísperas de la COP16 que «los humanos están a punto de romper los límites naturales de la Tierra, estamos justo al borde».
La COP16 es una oportunidad para que se tomen medidas concretas y efectivas para proteger la biodiversidad y garantizar un futuro sostenible para el planeta.
Inusual alternativa
Cali es conocida por sus ferias, festivales y como “capital mundial de la salsa”. Debido a su ubicación y capacidad industrial, turistas y visitantes de negocios se alojan en las 13.100 habitaciones disponibles en los 1.800 hoteles y hostales. Los “moteles de amor”, usualmente, son para los lugareños. Sus discretas entradas, sus ventanillas de pago que protegen identidades, los infaltables espejos en los techos y accesorios para incrementar la pasión de los encuentros furtivos. En muchos casos más confortables y con servicios mejores que algunos hoteles.
La afluencia masiva de delegados de la COP16 desbordó la capacidad hotelera de la ciudad. A grandes males, grandes remedios. El gobierno local recurrió a soluciones alternativas: la habilitación de los moteles para alojar a los asistentes. Le ocurrió a Robert Baluku, delegado ugandés.
Se encontró en una situación inesperada cuando su reserva hotelera se canceló a pocos días del inicio de la conferencia. «Me quedé sin lugar donde quedarme», relató Baluku al diario The Guardian. Ante la falta de opciones, el Motel Deseos se convirtió en su refugio temporal. La gerente del motel, Diana Echeverry, dijo que el gobierno local la contactó una semana antes de la COP16 para solicitar habitaciones adicionales.
La noticia se propagó rápidamente entre los asistentes a la conferencia, y pronto el motel se llenó de delegados de Uganda, Nepal, Brasil y Ecuador.
La magia realista caleña
La incorporación de los moteles para alojar a los participantes de la COP16 generó una situación atípica y a anécdotas curiosas. «Quitamos los columpios del amor y añadimos mantas y perchas para hacer las habitaciones más adecuadas a los atípicos huéspedes», dijo Echeverry.
Los delegados, acostumbrados a un entorno formal, se encuentran ahora conviviendo con los elementos adecuados al Motel Deseos: camas circulares, «máquina del amor», jacuzzis, tumbonas «Kama Sutra», barras de baile y columpios sexuales. Hubo que añadir mantas y perchas.
«Es muy inusual poner un espejo encima de una cama circular», comentó Baluku al describir su habitación en el motel. «No sé el motivo», añadió con una sonrisa. A pesar de las peculiaridades del lugar, el delegado ugandés aseguró que se siente cómodo y que la experiencia le resulta divertida.
Las habitaciones más extravagantes del motel cuestan 100.000 pesos (20 euros) por 4 horas. Pero para los delegados aplicaron una tarifa especial de 27 euros la noche. Los huéspedes acceden en coche a un aparcamiento privado y elegir su habitación de entre una selección de fotos al entrar.
Desayunos a la carta
Los moteles de la ciudad, conocidos por su discreción y servicios específicos, han tenido que reinventarse para satisfacer las necesidades de los participantes en la cumbre sobre biodiversidad. Debieron incorporar el servicio de desayuno a la carta, con zumo de naranja, café, fruta, huevos y pan colombiano. «Todas las mañanas nos dicen cómo quieren los huevos. Es como el autoservicio de McDonald’s, pero para habitaciones», dijo.
Hay delegados que consideran que el motel no se adapta a sus necesidades. Robert Baluku, por ejemplo, tuvo que colgar su ropa sobre la cama o en la mampara de la ducha porque su habitación no tiene armario. Tampoco cuenta barra de baile, pero no la ha necesitado.
«No estoy seguro de haber entendido bien lo que es un motel, pero he visto características únicas, como el espejo en el techo», afirma Aggrey Rwetsiba, otro delegado ugandés alojado en el motel. Le parece risible ver su imagen reflejada. El único enchufe de pared está al lado de la cama, no de la mesa donde trabaja con su ordenador portátil. «La configuración es bastante diferente», dice sonriendo..
La experiencia ha sido positiva para Echeverry y sus empleados. Como muestra de agradecimiento, ofrecen a los huéspedes bombones y caramelos de café.
Atípica pero satisfactoria
La alternativa de alojamiento, aunque atípica, resultó satisfactoria para muchos delegados. «Estamos disfrutando las habitaciones son más cómodas de lo esperado», coinciden.
Cerca de 23.000 delegados se registraron, pero las expectativas iniciales eran entre 12.000 y 15.000 . La demanda sin precedentes tuvo un positivo impacto en diversos sectores de la economía local, como el hotelero, el transporte y la artesanía.
Baluku, al reflexionar sobre su experiencia, mosró una actitud filosófica ante las circunstancias: «Hay que prepararse para este tipo de eventualidades. El mundo cambia cada dos por tres. Puede pasar cualquier cosa, como en el realismo mágico».