Un equipo de investigadores internacionales, con participación del CSIC y la Universidad de Barcelona, afirma que en España podrían reducirse las emisiones de gases efecto invernadero en 21% al año mediante la captura y almacenamiento bajo tierra de grandes cantidades de dióxido de carbono, principal responsable del cambio climático.
Sus autores proponen impulsar el desarrollo de estos procesos a través de una estrategia denominada “hubs and cluster”. El “hub” o centro principal estaría formado por un grupo de emisores de dióxido de carbono cercanos. Mientras que el “cluster” estaría constituido por ese grupo de fuentes más un almacén subterráneo apropiado para sus emisiones.
Se estima que con la adopción de este sistema se podrían dejar de emitir a la atmósfera hasta 69 millones de toneladas de CO2 al año. Esto equivale a un 21% de las emisiones anuales de España.
“España se enfrenta al reto de eliminar más de 300 millones de toneladas de CO2 que produce cada año para poder mitigar los efectos del cambio climático. Para poder alcanzar los objetivos de descarbonización del Acuerdo de París se requiere, entre otras medidas, devolver CO2 al subsuelo. Mediante operaciones de captura y almacenamiento”, explica el investigador del CSIC y de Geociencias Barcelona, Juan Alcalde.
El trabajo analizó el estado actual de desarrollo de la captura y almacenamiento de CO2 en España. Igualmente, identificó 15 concentraciones de emisores de CO2 con una producción superior a 2 toneladas al año y las posibles estructuras de almacenamiento geológico ligadas a cada uno de estos núcleos de emisión.
“El objetivo del estudio es doble. Determinar cuáles son las mejores opciones para desarrollar la captura y almacenamiento de CO2 en el país. Y estudiar su encaje dentro de la estrategia de descarbonización a corto y medio plazo», apunta.
Emisiones en España, reducirlas y secuestrarlas bajo tierra
El estudio considera además, que la zona norte de la península podría ser una región prioritaria para el desarrollo de procesos de captura y almacenamiento de CO2. Esta región de España es donde se concentra gran parte de los núcleos de emisiones identificados. Y también donde se han encontrado posibles estructuras geológicas que ofrecen las condiciones más idóneas para su almacenamiento permanente.
La estrategia aplicada por los investigadores consistió en identificar las zonas con altas emisiones de CO2 producidas por concentraciones de fuentes de emisiones masivas. Entre ellas, centrales eléctricas, cementeras y acereras, cercanas entre sí y que puedan formar un hub o núcleo de emisiones. Luego se localizaron los almacenes geológicos más apropiados a los que se puedan conectar esos núcleos, formando una red o clúster de captura y almacenamiento. Y, asegurando que el almacenamiento de CO2 se pueda llevar a cabo de forma eficiente, económica y segura.
«Esta estrategia permite vincular a diferentes agentes industriales de manera que puedan compartir el esfuerzo de desarrollar un programa completo de captura y almacenamiento de CO2. Desde la construcción de la red de transporte o almacenamiento, hasta la tramitación de licencias y la negociación de los permisos de explotación. De esta manera, los usuarios del clúster pueden reducir los costes y los riesgos asociados a este tipo de proyectos. En comparación con otras iniciativas individuales», indica Enrique Gómez Rivas, de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Barcelona.
La investigación fue publicada en Applied Energy. Recuerda que muchos países han asignado a esta tecnología un papel indispensable en sus planes nacionales de mitigación del cambio climático. Pero en la actualidad existen pocos proyectos comerciales de este tipo. La mayoría están ubicados en países con importantes recursos petrolíferos, como Estados Unidos, Canadá y Australia.
Captura y almacenamiento de CO2, qué es
El estudio sobre las posibilidades de reducción de emisiones en España, advierte un resurgir de esas tecnologías en otros países.
En el Reino Unido y Noruega, este desarrollo de captura y almacenamiento de CO2 se había frenado en el pasado. Hoy, gracias a la estrategia de núcleos y redes, se están activando nuevos proyectos. Y se está extendiendo el uso de esta tecnología básica para la descarbonización de diferentes sectores industriales de difícil transformación.
«La estrategia que proponemos puede servir para despertar también el interés en países con pocos recursos petrolíferos, pero con necesidades de reducir emisiones, como España. En este sentido, la implementación de una estrategia de hubs & clusters de captura y almacenamiento puede proporcionar el incentivo que ayude a desbloquear esta tecnología clave para un futuro sin emisiones», sostiene Alcalde.
La captura y almacenamiento de carbono (CAC o CCS, por su nombre en inglés carbon capture and storage) es una técnica para retirar dióxido de carbono de la atmósfera. O más propiamente, evitar que llegue a ella. La CAC consiste en separar el CO2 emitido por la industria y la generación de energía en los procesos de combustión. Y transportarlo a un lugar de almacenamiento geológico para aislarlo de la atmósfera a largo plazo.
El proceso químico de captura de CO2 es energéticamente costoso y también se produce CO2. Voces críticas señalan que este proceso solo retrasa la liberación del CO2, que no se puede almacenar indefinidamente. Sin embargo, este CO2 podría ser usado de formas múltiples.
El almacenamiento a largo plazo de emisiones de CO2 es un concepto relativamente nuevo. El primer ejemplo comercial es Weyburn en 2000. Una planta piloto de producción de energía con CAC integrada, en el este de Alemania.
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