La startup de tecnología climática Sea Forest investiga utiliza un suplemento alimenticio hecho con algas rojas en la dieta de las vacas para reducir la producción de metano. Un gas de efecto invernadero que alcanza cifras alarmantes en la industria ganadera.
Sam Elsom, el director ejecutivo de Sea Forest, en Australia, afirma que el suplemento hecho a base de algas baja los gases que emiten los rumiantes. El 14% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Una cifra con un impacto muy negativo en el medio ambiente. Una vaca promedio puede expulsar unos 200 gramos de metano al día, que equivalen a 5 kilogramos en unidades de CO2. Cada año las vacas del planeta liberan a la atmósfera 100 millones de toneladas de metano que tienen el mismo efecto que 2.500 millones de toneladas de CO2.
No se trata de alimentar a las vacas solo con algas. Sino de mezclar en dosis adecuadas su pienso habitual con nutrientes extraídos de un tipo específico de alga roja. Asegura que no desmejora la calidad de la carne ni de la leche.
La dieta con algas reduce los gases
Sea Forest produce el suplemmento a partir de una especie de macroalga roja llamada asparagopsis. Tiene la propiedad de “romper las enzimas en el estómago de los animales durante las etapas finales de la digestión y detiene la formación de metano”,
Elsom explicó que cuanto más suplemento de algas consumen los animales, más significativa es la reducción. Las emisiones se pueden reducir hasta en 90% agregando el suplemento de SeaFeed en la dieta del rebaño.
Elsom tiene una breve carrera como científico. Antes de fundar Sea Forest, trabajó como diseñador de moda, pero el cambio climático lo llevó a interesarse en la descarbonización global y comenzó a investigar sobre la capacidad de las algas para capturar y frenar las emisiones.
Cultivos en Australia
Cuando Elsom y su equipo inició el estudio de las algas hace 5 años, la industria estaba muy poco desarrollada en Australia. “Todo, nuestros métodos e instalaciones de cultivo, lo hemos iniciado desde cero”, dijo. Actualmente su centro de estudios tiene cerca de 1.800 hectáreas de espacio terrestre y marino. Lleva tres temporadas de cultivo de algas.
El equipo de Sea Forest se sumerge en las profundidades del océano en intervalos de tres días, emergiendo con hilos de algas rojas para procesarlas y convertirlas en una variedad de productos nutricionales. Los agricultores pueden mezclar un suplemento líquido con el alimento habitual del ganado o utilizar gránulos para alimentar directamente a los animales y bloques de sal que pueden colocar en los potreros para animales alimentados con pasto. También se preparan otros, como fórmulas de liberación lenta. “Tenemos una curva de innovación muy rápida y pronunciada como empresa”, afirmó Elsom.
Además de desarrollar una gama de productos, Sea Forest busca formas de sostenibilidad. El principal desafío de Sea Forest es lograr que la industria ganadera las pruebe y las incluya en la dieta de los vacunos.
Asociaciones estratégicas
La empresa busca asociaciones con industriales, incluidas aquellas con productores de carne de vacuno, empresas lácteas y productores de lana, ganadas en productos que han generado con bajas emisiones de gas metano. “Hemos logrado un progreso fenomenal, tenemos un trabajo enorme por delante, pero no solo nosotros, también la industria ganadera y lechera debe hacer un esfuerzo ante los nuevos retos presentes”, dijo Elsom.
En Inglaterra también se han hecho investigaciones que reafirman que las vacas lactantes alimentadas con una dieta de aceite de algas rojas emiten menos gas metano. La Estrategia Net Zero publicada hace poco por el gobierno inglés indica que las vacas podrían recibir bloqueadores de metano para reducir las emisiones de gases efecto invernadero. Sería a partir de 2025.
La alimentación es clave
Una investigación de la Universidad de Penn de 2019 descubrió que complementar la alimentación del ganado con algas marinas reduce significativamente el metano eructado por el ganado bovino. La Asparagopsis taxiformis, un alga roja que crece en el trópico, redujo la emisión de metano en vacas lecheras lactantes en 80%. No afectó la ingesta de pienso ni la producción de leche.
Alexander Hristov, catedrático de Nutrición Lechera, afirmó que la mezcla del alga con el alimento tradicional en una proporción de hasta el 0,5%, disminuyó la exhalación de gases.
Inglaterra, un país con más de 9,4 millones de vacas y ternero, proyecta usar los bloqueadores de metano que provienen de las algas. Analiza incluir en la dieta del ganado, los trihalometanos, como el bromoformo, el ingrediente activo del alga Asparagopsis taxiformis. «Los aditivos en las dietas de las vacas podrían contribuir enormemente a reducir las emisiones de metano en la atmósfera», aseguró Hristov.
Los “productos supresores del metano de alta eficacia” deben llegar a los mercados a partir de 2025 y, en caso de resultar eficaces, se obligará a los ganaderos a utilizarlos.
Reduciría el calentamiento en 30%
La idea es utilizar de manera escalonada y progresiva los supresores de metano de probada seguridad y eficacia en los piensos compuestos para el ganado tan pronto como sea posible en Inglaterra. Si se limitan las emisiones de metano de forma rápida y a gran escala es posible que disminuya el calentamiento global en 30%.
La medida tiene la aceptación del sector ganadero inglés. Sin embargo, grupos ecologistas mostraron escepticismo, alegando que esta medida no alcanza a todos los sectores involucrados. El metano es un gas de efecto invernadero que se genera en multitud de procesos naturales y artificiales.
No solo las vacas lo producen. Ni los expulsan a través de flatulencias, sino mediante exhalaciones o eructos. Una creencia muy popular supone que se produce en el aparato digestivo de los rumiantes -vacas, búfalos, ovejas y cabras- cuando los microbios fermentan el alimento que consumen. Los estanques de decantación y las lagunas para procesar el estiércol también lo producen grandes cantidades.
Probar cambios en la dieta
Las pruebas sugieren que el uso de las algas en la alimentación de las vacas podrían resultar útiles. Pero hay que investigar más y encontrar el método más eficaz para reducir la emisión de metano. Los rumiantes viven desde hace miles de años y no se les consideraba un problema para el medio ambiente, pero en la actualidad, aumentó la población bovina hasta los 1.500 millones de ejemplares para satisfacer la creciente demanda de leche, carne, queso, etcétera.
Los datos de la FAO indican que cada año todas las vacas del planeta liberan a la atmósfera 100 millones de toneladas de metano que tienen el mismo efecto que 2.500 millones de toneladas de CO2. Son muchos animales produciendo gases constantemente.
Las vacas y el desastre
Cuando se trata de los gases de efecto invernadero que aumentan las temperaturas globales, siempre se señala el dióxido de carbono, pero hay una amenaza más sigilosa que atrapa el calor en la atmósfera de la tierra.
Se trata del gas metano, que es 80 veces más potente que el dióxido de carbono en el corto plazo y el culpable de al menos una cuarta parte del calor generado por el hombre. Y gran parte proviene de la ganadería: las vacas y las ovejas representan alrededor del 30% de las emisiones de metano.