Alianza por el Clima se suma a la crítica que crece en distintas regiones del país, por la ausencia de planificación de las instalaciones de energías renovables. Ante el boom de estas fuentes eléctricas, esta plataforma social pide al Ministerio de Transición algunas limitaciones en su uso.
Esta instancia, que reúne a organizaciones ecologistas, rurales, sindicales, y sociales, manifiesta su preocupación por la manera en que esos desarrollos se están produciendo en España. Observa que estas plantas fotovoltaicas y parques eólicos “están teniendo un notable impacto sobre la biodiversidad. También sobre el uso del territorio, que el procedimiento de evaluación de impacto ambiental no ha podido evitar”.
Señala que la comunidad científica ha alertado del grave riesgo que corre la biodiversidad. En cuanto a la ejecución del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) que, como hasta ahora, se adelanta sin una adecuada planificación y evaluación de su impacto.
Además, Alianza por el Clima refiere que ese despliegue de renovables está capitalizado por grandes empresas energéticas y fondos de inversión. Penalizando a proyectos de menor envergadura y, sobre todo, a iniciativas promovidas por la propia ciudadanía o los actores institucionales. Muy contrario a los que ocurre en otros países europeos.
Considera que el resultado es el desarrollo de un modelo muy centralizado y de mayor impacto. El mismo limita las posibilidades de avanzar hacia un sistema eléctrico más distribuido. A la vez, más cuidadoso con el territorio, el mundo rural y la biodiversidad y con mayor implicación ciudadana.
Objeciones y propuestas de la Alianza por el Clima
La Alianza por el Clima remitió una serie de propuestas al Ministerio de Transición Ecológica para evitar o enmendar los problemas señalados.
En ese sentido, sugiere modificar la orden ministerial que regula el mecanismo de subastas de nueva potencia de energías renovables. De tal manera que se reserve al menos un 50 % en las nuevas subastas para proyectos de menos de 10 MW. Adicionalmente estos mecanismos deberían establecer criterios de condicionalidad priorizando proyectos en zonas de baja sensibilidad, de repotenciación y de hibridación.
Asimismo, propone fijar un objetivo ambicioso de autoconsumo en la Estrategia Nacional de Autoconsumo que se está elaborando. Corregir la normativa en relación con los coeficientes dinámicos para el autoconsumo colectivo. Y asegurar el despliegue de las Comunidades de Energía.
De igual manera promueve, en colaboración con las comunidades autónomas, de una guía para evitar que los promotores puedan fragmentar los proyectos. Vigilar que no se estén tramitando de forma fraccionada y, en su caso, reclamar su evaluación ambiental.
Además, considera que la zonificación de la sensibilidad ambiental debe identificar áreas de exclusión por su importancia para la biodiversidad. Así como conectividad y provisión de servicios ecosistémicos, sobre otros valores ambientales y territoriales, e incluir a las renovables marinas.
Entre otras recomendaciones, también muestra interés por una norma ambiental para la implantación de los proyectos de energías renovables. Estableciendo una graduación para su implantación primero en zonas de baja sensibilidad y en función de la tipología de suelos. Según la cartografía del Ministerio y de las comunidades autónomas.
Las renovables mitigan el cambio climático
La Alianza por el Clima no solo hace críticas a los modos en que se desarrollan los proyectos. Resalta que esas energías renovables en España están siendo determinantes para la mitigación del cambio climático.
Sólo una de esas tecnologías, la eólica, ha evitado en los últimos 20 años más de 400 millones de toneladas de CO2. Esto es mucho más del total de las emisiones anuales de nuestro país.
Por otra parte, la penetración de las renovables ha hecho que las emisiones de CO2 del sistema eléctrico se hayan reducido un 28,7 % en 2019 respecto de 2018. Y un 27,8 % en 2020 respecto del año anterior.
En adición, apunta que para avanzar en la descarbonización del sector eléctrico el objetivo que se plantea el PNIEC es llegar a un 74 % de generación renovable en 2030. Esto significa añadir 29.000 MW de fotovoltaica y 20.000 MW de eólica y una potencia menor de otras tecnologías. Estos objetivos, enmarcados en un contexto de aumento de ambición por parte del conjunto de la Unión Europea, son solo el primer paso de la necesaria y progresiva aceleración de la transición ecológica.
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