En la cumbre de la COP26, en Glasgow, se han depositado amplias expectativas. Gobiernos y ambientalistas esperan que en el encuentro se redoblen los compromisos por frenar la crisis climática. Pero John Kerry, el enviado climático de la Casa Blanca, trata de aquietar las opiniones de aquellos que piensan que será decisiva para el futuro del planeta. Y asegura que la reunión de la ONU podría no lograr su objetivo.
Faltando días para la gran cita climática, Kerry agiliza sus encuentros virtuales, telefónicos e incluso personales, en abonar acuerdos previos que den consistencia a la COP26, en el Reino Unido.
El funcionario reconoció que la reunión del próximo mes podría terminar con las naciones lejos del objetivo de reducciones de emisiones de carbón y petróleo. Necesario para evitar niveles cada vez más devastadores de calentamiento global.
Sin embargo dejó en claro que no está bien poner límites a las expectativas, todo lo contrario, en insistir en propósitos más elevados. En ese sentido, destacó los esfuerzos de EE UU, la UE, Japón y otros aliados por acercar al mundo a la escala de los grandes y rápidos recortes necesarios en combustibles fósiles. A esto se une, el emplazamiento de la Agencia Internacional de Energía (IEA en inglés).
Además, expresó su esperanza porque suficientes naciones se unan en los próximos años. “Para cuando termine Glasgow sabremos quién está haciendo lo que le corresponde y quién no”, afirmó.
En lo relativo a acortar la brecha entre las reducciones prometidas y las necesarias, “con suerte nos acercaremos mucho a eso. Aunque habrá una brecha (…) y tenemos que ser honestos acerca de esa brecha. Y tenemos que usarla como una motivación adicional para seguir acelerando tan rápido como podamos”, dijo Kerry en entrevista a The Associated Press.
Cuenta regresiva de la Cumbre de la COP26
En sintonía con algunos criterios expuestos por John Kerry, el ministro de Cambio Climático de Nueva Zelanda, James Shaw muestra en balanza la actualidad climática previa a la cumbre de la COP26.
La pandemia ha demostrado que los humanos son muy buenos para responder a una crisis inmediata, señaló. Pero cuando se trata de lidiar con una amenaza de movimiento más lento como el cambio climático, somos «terriblemente malos».
Shaw dijo que en Glasgow, espera anunciar un objetivo más ambicioso para las reducciones de emisiones de Nueva Zelanda durante la próxima década. Y estima que muchos otros países también apunten más alto.
En su opinión, una de las principales prioridades será garantizar que se cumplan los flujos de inversiones. En específico, la promesa hecha por las naciones más ricas de proporcionar $ 100 mil millones al año para ayudar a los países más pobres a cambiar a energías más limpias.
«El mundo desarrollado hasta ahora no ha cumplido esa promesa», reveló Shaw. Y esto ha llevado a una ruptura de la confianza y un desgaste del consenso alcanzado con el Acuerdo de París de 2015. También está dando una excusa a los regímenes autoritarios para interrumpir la cooperación internacional, agregó.
Asimismo, el ministro aseguró que la pandemia había acelerado la transición a energías más limpias en algunos países. Pero en muchas naciones en desarrollo, las mejoras se han ralentizado. Estaban luchando simplemente para hacer frente a los enormes impactos financieros y sociales de la enfermedad.
Shaw confió a The Associated Press que tiene dudas de que algunos de los cambios ambientales positivos realizados por las personas durante la pandemia, como trabajar más desde casa y conducir menos, perdurarán.
Los combustibles fósiles irrumpen en la ruta verde
La IEA insta a los gobiernos a asumir compromisos más firmes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la cumbre de la COP26. Advierte que el mundo no está en camino de cumplir los objetivos ambientales. Se necesita una nueva inversión en energía limpia para «impulsar al sistema energético un nuevo juego de rieles «.
La organización internacional con sede en París dijo en su Perspectiva Energética Mundial anual que se han logrado avances para alejarse de los combustibles fósiles al depender de más energía eólica y solar Mientras que los vehículos eléctricos están estableciendo récords de ventas.
Pero el repunte económico de la flexibilización de la pandemia también ha visto un aumento en el uso de carbón y petróleo. Así como un salto en las emisiones. Según el informe, la quema de combustibles fósiles produce dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero al que los científicos atribuyen el cambio climático.
«El impulso de energía limpia enormemente alentador del mundo está chocando con la obstinada incumbencia de los combustibles fósiles en nuestros sistemas energéticos», dijo Fatih Birol, director ejecutivo de la IEA.
Manifestó además, que los gobiernos que asistan a la cumbre deberían «dar una señal clara e inequívoca de que están comprometidos a ampliar rápidamente las tecnologías limpias y resilientes del futuro. Los beneficios sociales y económicos de acelerar las transiciones a las energías limpias son enormes, y los costos de la inacción son inmensos».
El documento sostiene que la recuperación está ejerciendo una gran presión sobre partes del sistema energético. Provocando fuertes aumentos en los precios del gas natural, el carbón y la electricidad. Debido a que la demanda mundial de energía está recuperando el terreno perdido del año pasado durante la pandemia.