Alberto Vizcaíno, divulgador de temas ambientales, salió de su zona de confort y entró en conflicto con Ecoembalajes España (Ecoembes), la empresa que centraliza la reutilización de los envases en España. En su libro Contenedor Amarillo S.A. (Editorial Fuera de Ruta), asegura que en España solo se recicla el 25% de los desechos plásticos.
Ecoembes se describe como una organización sin ánimo de lucro que cuida del medio ambiente a través del reciclaje de los envases en España. “Hacemos posible que los envases de plástico, latas y briks (contenedor amarillo). Así como los envases de cartón y papel (contenedor azul) puedan tener una segunda vida”, señala la sociedad.
En sus páginas, Vizcaíno desvela que la gestión de los residuos de envases ligeros en España no funciona como debería. “Solo se recicla en nuestro país un 25%”, dice, tras recordar que el uso de contenedores por colores y clasificación de los desechos lleva veinte años aplicándose en España. Muchos confían en que al botar sus residuos, hacen una gran contribución con el medioambiente, sin saber qué destino llevan.
Tanto Vizcaíno como gobiernos regionales y otras organizaciones del tenor de Greenpeace critican la actuación de Ecoembes. Denuncian que se basa más en librar, a las empresas que forman parte de su accionariado de su responsabilidad de reciclar, que en cumplir con el medioambiente.
El autor expone los motivos por los que Ecoembes se opone a implantar otros métodos de gestión que se han demostrado más eficaces en otros países. Como el de depósito, devolución y retorno (SDDR)”.
España recicla desechos, los entretelones
Alberto Vizcaíno estudió Ciencias Ambientales en la Universidad de Alcalá y desde 2010 le hace un seguimiento a Ecoembes en su blog Productor Sostenible. En su reciente libro muestra las costuras de la gestión de esta empresa que recicla desechos plásticos en España.
Al comienzo de la obra, el ambientólogo afirma que “el reciclaje no va a salvar el planeta”. Por tanto, se hace necesario un cambio en el modelo de consumo, basado en usar y tirar, hacia otro centrado en la reutilización y la minimización de residuos.
En España, por citar una cifra asombrosa, se venden anualmente más de 9.000 millones de unidades de una conocida marca de refrescos. Más de un millón cada hora. Si este monto se extrapola a los cientos de marcas y a todos los tipos de envases desechables que hay en el mercado, se puede dimensionar la gravedad del problema.
En ese sentido, el experto resalta que “uno de los problemas es la falta de transparencia a la hora de conseguir datos sobre ese reciclaje. Y la ley de Residuos que prepara el gobierno, blinda esa opacidad en los datos. Tiene dos artículos que soportan el que no se tenga que dar la información sobre la cantidad de materiales que entran al mercado. Si yo no sé esa cantidad, difícilmente podré planificar la recogida cuando esos materiales se conviertan en residuos. Más aún, difícilmente voy a tener un dato real de reciclaje final de todos los materiales”.
Insiste Vizcaíno en que uno de los principales actores que pervierten el desarlollo legislativo, efectivamente es Ecoembes.
Multinacionales y negociados
El autor de Contenedor Amarillo S.A. advierte que “el accionariado de Ecoembes son las grandes empresas envasadoras, como Nestlé, Procter & Gamble o Coca-Cola, mediante otras organizaciones de las que forma parte. O sea, tenemos las que crean envases, las que envasan y luego también tenemos las grandes distribuidoras de esos envases, como Mercadona, Carrefour o DIA”.
En otras palabras, argumenta, en España se reciclan los desechos de tal manera, que “todas forman parte de esa Sociedad Anónima sin ánimo de lucro que gestionan y toman las decisiones de todo lo que tiene que ver con el contenedor amarillo. En cosas tan clave como qué importe se repercute al consumidor para esa recogida. Los mismos que tendrían que costear la recogida deciden qué parte de su capital dedican a esa recogida”.
Greenpeace coincide con esos planteamientos. En el informe “Ecoembes miente: Desmontando los engaños de la gestión de residuos de envases domésticos”. Dice evidenciar las deficiencias de un sistema de gestión que, desde su implantación hace dos décadas, no ha conseguido poner fin a la avalancha plástica.
Cuando una empresa pone en el mercado un envase doméstico lo hace imprimiendo un punto verde. Esto significa, aclara la ONG, que se ha pagado un porcentaje para que Ecoembes recupere y recicle ese envase. Sin embargo, de todos los envases de plástico que la ciudadanía compra en España, Ecoembes apenas recupera y recicla en su contenedor amarillo el 25% de los desechos, pasando el resto a contaminar el medioambiente.
Además, refiere que Ecoembes no es una organización medioambiental, como anuncian. Ni una entidad sin ánimo de lucro. En los últimos 18 años, han multiplicado por cinco sus ingresos que, solo en 2018, ascendían a 578 millones de euros.
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