El periodismo en la crisis climática debe reportar los hechos, educar al lector e impulsar la búsqueda de soluciones
En plena crisis climática y ante un panorama devastador nunca antes vivido por la humanidad, el periodismo debe buscar maneras efectivas y gratificantes para comunicar lo que ocurre sin recurrir al miedo ni alarmar. Pero sin que esto lleve a ignorar la magnitud del problema.
Informar sobre la crisis climática puede ser complicado. Los datos científicos y las proyecciones a largo plazo son difíciles de traducir en historias accesibles. Sin embargo, al centrar los relatos en soluciones y acciones concretas, se puede ofrecer esperanza y motivar a la acción. Los periodistas deben destacar ejemplos de comunidades que están enfrentando el cambio climático con innovaciones y resiliencia.
El lenguaje importa. Aunque en algunos casos necesaria, en lugar de utilizar terminología técnica y abstracta, se puede optar por palabras simples y directas. Las historias personales y los testimonios de personas afectadas por el cambio climático pueden hacer que el problema sea más real y cercano para los lectores. La narrativa debe centrarse en cómo las decisiones diarias y las políticas pueden hacer una diferencia.
Es vital que los medios proporcionen un contexto claro y eviten el sensacionalismo. Informar sobre los impactos del cambio climático sin exageraciones ayuda a construir una audiencia mejor informada y más comprometida. En lugar de centrarse solo en los desastres, es útil también informar sobre las pequeñas victorias y los progresos logrados.
Noticias y resiliencia
Hasta ahora, la cobertura climática se ha centrado en el problema en sí, lo cual tiene sentido. Esos reportajes han ayudado a comprender mejor que el cambio climático ya está ocurriendo. Que en gran parte lo causan la quema de petróleo, gas y carbón. Y a saber que las consecuentes olas de calor, las sequías y las inundaciones están perjudicando a muchas personas. Todo esto constituye una mala noticia, pero es solo parte de la historia.
La buena noticia es que el cambio climático tiene solución. Las salas de redacción están incorporando cada vez más esta óptica en en sus coberturas.
Los periodistas hicieron hincapié en lo alarmante del cambio climático con la idea de que la urgencia y la visión de catástrofe inminente motivarían el cambio. Desafortunadamente, sucedió lo contrario. Aunque motivó a algunas personas, el enfoque también contribuyó al fatalismo climático y la desconexión.
El presentar la situación como catastrófica ha hecho que muchos sientan que no hay un camino viable. Incluso parece que existiera una correlación directa entre clima de desesperación y la negación.
Esto no quiere decir que los desastres y la investigación desalentadora deban ser ignorados, pero cuando se informa sobre el problema y de una manera limitada, se pierden oportunidades para construir comprensión, explorar objetivos comunes, conectar con personas con valores diferentes y ayudar a otras a sentir que sus acciones son importantes.
Los periodistas deben crear más empatía en sus audiencias.
Impacto psicológico
El constante bombardeo de noticias alarmistas sobre el calentamiento global puede tener un impacto profundo en la salud mental de las personas, especialmente de los jóvenes. La ecoansiedad es un fenómeno real que describe el estrés y la preocupación crónica sobre el futuro del medio ambiente. Los jóvenes, en particular, son cada vez más conscientes de los desafíos ambientales y pueden sentirse abrumados por la magnitud del problema.
Informar de manera equilibrada y constructiva puede ayudar a mitigar estos efectos psicológicos negativos. En lugar de abocarse únicamente a hablar de los desastres y los peores escenarios, los medios pueden destacar historias de esperanza. Mostrar cómo las comunidades se están adaptando y encontrando soluciones prácticas puede ofrecer un contrapeso a la narrativa de desesperanza.
Se debe proporcionar información que haga sentir al lector parte de la solución para aliviar la ansiedad y dar sentido de propósito. Los periodistas tienen la responsabilidad no solo de informar, sino también de ofrecer vías para que las personas se involucren en la lucha contra el cambio climático.
Ejemplos positivos
Las historias de éxito pueden inspirar a otros a seguir su ejemplo. Por ejemplo, la comunidad de Greensburg, Kansas, se reconstruyó de manera sostenible después de ser devastada por un tornado en 2007. Utilizando energías renovables y prácticas de construcción ecológica, se transformó en un modelo de sostenibilidad.
Costa Rica alcanzó un hito significativo al generar el 98% de su electricidad a partir de fuentes renovables. Este logro no solo reduce las emisiones de carbono, sino que también demuestra que una transición hacia energías limpias es posible y beneficiosa a largo plazo.
Otro ejemplo es la agricultura regenerativa en diversas partes del mundo. Esta práctica, que incluye técnicas como la rotación de cultivos y el uso de abonos naturales, no solo mejora la salud del suelo sino que también aumenta la resistencia de los cultivos a los efectos del cambio climático. Historias como estas muestran que la acción positiva es posible y alcanzable.
Formación de opinión pública
Los medios de comunicación tienen un papel fundamental en la formación de la opinión pública. La forma en que se presenta la información puede influir en cómo la audiencia percibe la gravedad del problema y su capacidad para actuar. Los periodistas deben esforzarse por ser precisos y proporcionar contexto sin caer en el sensacionalismo.
Es importante que los periodistas eviten el uso de terminología alarmista y, en su lugar, adopten un enfoque más equilibrado. Informar sobre soluciones al cambio climático y avances tecnológicos puede proporcionar una visión más completa y positiva del problema. Además, incluir voces diversas y perspectivas de diferentes sectores enriquece el debate y fomenta un diálogo más constructivo.
La ética periodística también tiene un papel de peso. Los medios deben comprometerse a la veracidad y a la presentación justa de los hechos, sin exageraciones ni distorsiones. Un periodismo responsable puede educar e informar a la población, ayudándola a tomar decisiones informadas y a participar activamente en la solución de la crisis climática.
Las soluciones son particularmente urgentes para las personas que sufren por la crisis climática de manera desproporcionada: los pobres, las personas de color, los pueblos indígenas, las mujeres, los niños y las generaciones futuras.
Estas comunidades son las que menos han contribuido a la contaminación que está sobrecalentando el planeta; sin embargo, son las que usualmente están mayormente impactadas y tienen menos recursos financieros para lidiar con este problema.
Educación y alfabetización climáticas
La educación sobre el cambio climático es fundamental para preparar a las futuras generaciones para enfrentar este desafío. Como estrategia comunicacional se puede abordar información sobre iniciativas para la inclusión de educación climática en los currículos escolares. Destacar la importancia de equipar a los estudiantes con el conocimiento y las habilidades necesarias para comprender la crisis climática.
Presentar los alcances de programas educativos como los desarrollados por el Climate Reality Project, fundado por Al Gore, buscan empoderar a los jóvenes para que se conviertan en defensores del medio ambiente. Estos proporcionan recursos y formación para que los estudiantes profundicen y se involucren en la acción climática.
Además, pueden analizarse las campañas de alfabetización climática dirigidas a la población general como un mecanismo para aumentar la conciencia y la comprensión del público sobre el cambio climático. Los medios digitales y tradicionales pueden ampliar la audiencia e incluir recursos como talleres, charlas y materiales educativos accesibles.
Estrategias de comunicación
El periodismo pueden adoptar varias estrategias para informar eficazmente sobre la crisis climática. Una de las de mayor impacto es el uso de narrativas y relatos personales. Contar historias de personas reales que se ven afectadas por el cambio climático o que están trabajando en soluciones puede hacer que el problema sea más tangible y relevante para los lectores.
El uso de datos visuales, como gráficos y mapas, puede ayudar a simplificar información compleja y hacerla más comprensible. Las visualizaciones de datos pueden destacar tendencias y patrones de manera que sean fáciles de entender a simple vista. Esto es especialmente útil cuando se presenta información científica o estadísticas.
Enfocarse en acciones concretas también puede ser efectivo. Al destacar lo que se está haciendo para combatir el cambio climático y cómo los individuos pueden contribuir, los periodistas pueden ofrecer una perspectiva más positiva y motivadora. Esto no solo informa a la audiencia, sino que también le brinda herramientas para actuar.
Decálogo de recomendaciones
La Fundación Ecología y Desarrollo y el Grupo de Investigación Mediación Dialéctica de la Comunicación Social de la Universidad Complutense de Madrid elaboraron un decálogo de recomendaciones que ayuden a generar información de calidad. Para su elaboración contaron con la colaboración de un grupo de periodistas especializados. El decálogo propone a medios, organizaciones y profesionales de la información una serie de compromisos.
Que promuevan la frecuencia y la continuidad de información sobre cambio climático de calidad. Para ello es necesario establecer secciones fijas en prensa escrita y digital, así como en las escaletas de los programas de radio y televisión, destinadas a abordar temas relacionados con la sostenibilidad y el cambio climático, empleando diversos formatos y fórmulas narrativas audiovisuales, más allá de la clásica pieza informativa.
Que incidan no solo en los impactos del cambio climático sino también en las causas y las soluciones. Los medios de comunicación se centran generalmente en las consecuencias, lo que conlleva un carácter catastrofista de la mayor parte de las noticias sobre cambio climático. Sería enriquecedor que se aborden en similar proporción las causas y las soluciones, complementar la alarma con las alternativas existentes. De igual manera, las emociones negativas asociadas al problema pueden tener como contrapeso las resonancias positivas fruto de presentar el cambio climático como un motor para el cambio social.
Con justicia climática
Los periodistas deben propiciar un enfoque desde el punto de vista de la justicia climática. Para ello es necesario comunicar las dimensiones humanas de los impactos. Informar y favorecer el debate desde una perspectiva ética sobre los impactos del calentamiento global en la salud, la economía, el acceso al agua, la seguridad alimentaria y los flujos migratorios.
También tiene que conectar el fenómeno con realidades cercanas en el espacio y tiempo para demostrar que el cambio climático no es futuro sino presente. Para ello hay que vincular acciones individuales, locales y cotidianas en relación con su impacto en el cambio climático y es necesario hacerlo desde una visión positiva. Mostrar los beneficios de la reducción de emisiones en actos tan cotidianos como la cesta de la compra o el uso de formas más sostenibles de transporte.
Tener en consideración que existe una tendencia a informar de arriba hacia abajo, de los gobernantes o dirigentes a los gobernados. Es necesario visibilizar y favorecer la difusión de iniciativas emprendidas o lideradas de abajo hacia arriba.
La defensa de un periodismo comprometido con la veracidad debe ser el norte. Alejado de los contenidos pagados por empresas contaminantes que generen greenwashing. Igualmente, renunciar a la simetría. La abrumadora mayoría con que la comunidad científica internacional avala la gravedad, causas y consecuencias del cambio climático exime a los medios de comunicación de la búsqueda de un falso equilibrio.
Promover la divulgación científica
También los periodistas tienen la tarea de desvelar el negacionismo en el discurso económico, el político o el publicitario informando sobre la base de la certeza científica existente en torno a las causas, impactos y soluciones al problema del cambio climático.
Se debe promover una publicidad coherente con las políticas de responsabilidad social corporativa de las empresas y promover el cumplimiento con el Código de Buenas Prácticas para el uso de argumentos ambientales en sus comunicaciones.
Otro de los puntos del decálogo destaca la importancia de divulgar la investigación científica en torno al cambio climático. Hay que emplear diferentes formatos narrativos adaptados a los distintos medios para comunicar los proyectos científicos que se llevan a cabo, los descubrimientos y los resultados obtenidos, el consenso científico, la robustez de los informes, las metodologías de evaluación y explicar con claridad el contenido de estos.
Popularizar la terminología específica necesaria para la comprensión del fenómeno. En este sentido, hay que divulgar una serie de conceptos clave para favorecer la transición ecológica que permitan a la ciudadanía la comprensión de la información: “Efecto invernadero”, “Huella de carbono”, “Huella ecológica”, “Descarbonización”, “Emisiones GEI” y “Emisiones per cápita”, entre otros.
Rigurosidad ante todo
El decálogo insiste en conectar el cambio climático con los fenómenos meteorológicos extremos. Pero evitando el alarmismo y el espectáculo climático en la información sobre episodios meteorológicos extremos. Por el contrario, estos constituyen una oportunidad para explicar la diferencia entre los conceptos de “tiempo” y “clima”, y para incidir en que estos fenómenos extremos serán más frecuentes y virulentos a causa del cambio climático.
Por último, se sugiere asegurar informaciones rigurosas y de calidad sobre cambio climático. Para ello se requiere mantener un periodismo que permita a los profesionales cubrir estos asuntos de forma continuada. Se propone reforzar las secciones de periodismo científico y ambiental dentro de las redacciones con comunicadores especializados en continua actualización, así como una formación transversal de todos los profesionales.
El calentamiento global es un asunto complejo por abarcar múltiples disciplinas y a veces con asuntos muy técnicos. La mejor forma de hacer un trabajo independiente, riguroso y de calidad es garantizando una remuneración digna a los profesionales de la información encargados de desarrollarlo.