Alanis Morissette recurrió a la terapia para superar momentos difíciles y, en especial, sus problemas de adicción. Con 46 años de edad y tres hijos, sigue adelante. Cuenta los días para la salida al mercado de su nuevo álbum Such Pretty Forks in the Road, fijada para el 31 de julio.
La cantante y compositora canadiense se dio a conocer en 1995 con el disco Jagged Little Pill. El álbum vendió más de 33 millones de ejemplares y la convirtió en la artista más joven en obtener un disco de diamante en Estados Unidos. Pero hoy confiesa que la fama le resultó difícil de manejar, tanto que la equipara con el “dolor”.
“Solía sentarme en los bancos del parque y observar a la gente. Pero cuando me convertí en la persona observada, fue debilitante», dijo al periódico inglés The Guardian. «Ni siquiera podía salir de mi habitación de hotel», prosiguió. Y cuando lo hacía, los fanáticos entraban y hurgaban entre sus cosas. “Se llevaban mi ropa interior. Fue invasivo”, añadió.
Por eso le pareció “un alivio” cuando en el año 2000 Britney Spears rompió el récord de ventas que había impuesto Alanis Morissette. «El calor de la fama al rojo vivo disminuyó, hizo que todo volviera a estar bien (…) La fama no es algo que quiera mantener», comentó.
Su aislamiento se profundizó cuando se vio enfrentada a otras artistas. “A mí me vendieron la idea de que la fama era la panacea para resolver todos los problemas, que estaría cantando Kumbaya con mis amigos famosos», contó. “Pensé que telefonearía a Björk y Tori Amos y que todos nos amaríamos. Me puse en contacto con mucha gente. A menudo me encontraba con un ¿Por qué me llamas?”, dijo, pero sin mencionar nombres para no generar polémicas.
Alanis Morissette y sus adicciones
“Soy una adicta”, confesó la ganadora del Grammy. “Adicta al trabajo, al amor y a la comida», precisó. Su adicción al trabajo ha sido desde siempre, desde cuando apenas tenía un centavo en su cartera. Los trastornos alimentarios los sufrió durante la adolescencia y lidió con ellos como hasta los 20 años. Sufrió de lo que llaman el efecto yo-yo, por el cual se sube y se baja de peso con rapidez.
“La recuperación es un esfuerzo complejo y de por vida”, comentó Alanis Morissette, quien comparte la vida con su esposo, el rapero Souleye, y sus tres hijos. Ever, de 9 años; Onyx, de 3, y el menor, Winter, quien cumplirá uno en agosto. Con el más pequeño, al igual que con sus dos primeros hijos, también sufrió de depresión posparto, solo que esta vez no tardó en tratarse el problema.
La medicación la ha ayudado, admite. También su incursión en la psicología, incluido el trabajo de Carl Gustav Jung y académicos más contemporáneos. «Si no tuviera un equipo completo de terapeutas durante toda mi vida, no creo que todavía estaría aquí», asintió.
El nuevo álbum
Por primera vez en ocho años Alanis Morissette volvió a un estudio de grabación para hacer un álbum. Debió salir en mayo pero lo pospuso por la pandemia. «La composición de canciones es un ejercicio para dejar salir el inconsciente», dice. «Vivo la vida, luego me tomo 10 minutos para escribir la historia».
En un par de canciones del nuevo álbum aborda lo que Alanis Morissette llama «abuso financiero» en el negocio de la música. Como el que le ocurrió a ella en 2017, cuando su exgerente comercial le robó 7 millones de dólares y por lo cual cumple una sentencia de seis años de prisión.
Hasta el día de hoy, cuenta, se está recuperando del robo y de un “trauma sexual” del que no dio detalles. Aún siente que podría ser víctima de abuso, un patrón que quiere romper.
Sin embargo, reconoce que algunas cosas han mejorado. Ya no se siente como en el pasado, cuando su deseo de comprender la condición humana la convirtió en blanco de burla de la prensa y el público. «Solía sentirme como un bicho raro en cada habitación en la que estaba. Ahora no me siento extraña», dijo Alanis Morissette.
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