Los plásticos son fáciles y económicos de producir, además de funcionales y de gran adaptabilidad. Irónicamente estas mismas ventajas han llevado a la avalancha de basura plástica que hoy destruye el planeta. Desde 1950 se han generado 8.000 millones de toneladas de plásticos, una cantidad equivalente a 10.000 Torre Eiffel o 80 millones de ballenas azules. Sorprendentemente, la mitad de esta basura se ha generado en los últimos 13 años, lo que indica un crecimiento exponencial.
A pesar de los esfuerzos, solo el 14% de toda la basura plástica se recicla. El resto se almacena en vertederos, se vierte directamente en océanos y espacios naturales o se quema contribuyendo al efecto invernadero. El plástico se fabrica a partir de petróleo y gas, y su reciclaje resulta muy difícil. Para lograrlo, se necesita una clasificación rigurosa debido a las miles de variedades que existen, cada una con su propia composición química. Esto encarece aún más un proceso que ya de por sí es costoso. Además, el material de plástico se degrada tras cada uso, lo que limita su reutilización a una o dos veces. A pesar de estas advertencias, las empresas han continuado promocionando el reciclaje como una práctica sostenible.
Complejidades del proceso
La complejidad del proceso de reciclaje comienza desde algo tan sencillo como el conocido logotipo de las flechas que se persiguen y que la mayoría de las veces es mal entendido como un distintivo de que ese producto es 100% reciclable, cosa que no es cierta. Es tan mal entendido que el año pasado California prohibió su uso en cosas que no son reciclables.
Las reglas que lo rigen son confusas. Pero el símbolo inútil es la punta del iceberg de un sistema de reciclaje demasiado enredado para ser eficaz en términos generales. Impone a las personas la carga de decodificar un lenguaje secreto. No solo descubrir si algo es reciclable, sino también si su programa de reciclaje local realmente lo acepta. Por razones como estas, solo una pequeña proporción de los plásticos reciclables se recicla.
El problema va más allá, porque si incluso se resuelven los algoritmos y se clasifica todo perfectamente, cuando los plásticos son puestos en bolsas opacas en muchas oportunidades son desechados en lugar de reciclarse. Se calcula que tan solo 9% de todos los plásticos jamás fabricados han sido reciclados, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. El 80% restante terminó integrando las montañas de basura que contaminan y contribuyen al calentamiento global. «No reciclamos suficiente plástico, simple y llanamente», dijo Patrick Krieger, vicepresidente de sostenibilidad de la Asociación de la Industria del Plástico.
Detrás de las bondades
Es innegable que los plásticos han hecho que la vida diaria sea más cómoda y segura. Y aunque parece paradójico ha contribuido a los esfuerzos por frenar el cambio climático. Las piezas de automóvil de plástico livianas han hecho que los vehículos sean más eficientes en cuanto a combustible, y los envases de plástico pueden requerir menos energía para producirse y transportarse que alternativas como el vidrio o el metal.
El plástico se tritura, se funde y se convierte en gránulos. Los pellets suelen utilizarse para fabricar productos de menor calidad o valor, como el poliéster para las alfombras. Pero la mayor parte puede terminar enviado a vertederos o simplemente abandonado porque puede resultar difícil reciclar con otros plásticos, pueda que sea reciclable pero no haya mercado para el material o como pasa la mayoría de las veces sea más barato hacer algo nuevo. Además, actualmente no hay muchos incentivos para que las empresas utilicen contenido reciclado.
Otro inconveniente es la ubicación de las plantas recicladoras. No siempre hay una cercana para recogerla o tal vez en esa región no haya un programa de reciclaje por la dificultad de encontrar compradores para los residuos plásticos. En ocasiones puede que exista esa planta pero por capacidad y tecnología no todo se reciclará. Es posible que si la planta no encuentra compradores lo que los plásticos se acumulen en fardos sin tener adónde ir.
La clasificación también complica los procesos. Muchas instalaciones utilizan diversas tecnologías para catalogar y separar rápidamente, incluidos escáneres ópticos que pueden detectar diferentes tipos de plástico. Pero estas herramientas no son perfectas. Pueden tener dificultades para detectar elementos planos o leer colores más oscuros, como las bolsas opacas.
La apuesta continúa
Más allá de las críticas sobre la sostenibilidad del reciclaje las grandes empresas siguen con sus planes en este campo. Nestlé promete que para el próximo año no utilizará en sus productos plástico que no sea reciclable. L’Oreal también asegura que en 2025 todos sus envases serán «recargables, reutilizables, reciclables o compostables». Procter & Gamble no se queda atrás y se compromete para antes de 2030 a reducir a la mitad el uso de resina plástica virgen elaborada a partir de petróleo.
Estas empresas y otras están promoviendo una nueva generación de plantas de reciclaje, llamadas de reciclaje avanzado o químico, que prometen procesar muchos más productos de los que se pueden reciclar actualmente. El enfoque tradicional era simplemente triturar y derretir los residuos plásticos. El reciclaje avanzado descompone el plástico mucho más, en componentes moleculares más básicos, y lo transforma en plástico nuevo. Hasta ahora, la tecnología está luchando por cumplir esta premisa.
PureCycle Technologies, empresa aliada en los compromisos plásticos de Nestlé, L’Oréal y Procter & Gamble, gestiona una de esas instalaciones. La planta de 500 millones de dólares está ubicada en Ironton, Ohio. Tiene capacidad para procesar hasta 182 toneladas de polipropileno desechado, un plástico difícil de reciclar que se usa ampliamente en vasos de un solo uso, tarrinas de yogur, monodosis de café y fibras de ropa, todos los días.
La idea era que la planta comenzara a operar en 2020. Pero la existencia de PureCycle ha estado llena de escollos. No han faltado problemas técnicos en la planta, demandas de accionistas, preguntas sobre la tecnología y un informe sorprendente de inversionistas contrarios que ganan dinero cuando cae el precio de una acción. «Estamos aumentando la producción», dijo su director ejecutivo, Dustin Olson, durante un recorrido por la planta. Y aseguró que están dando pasos agigantados. “Creemos en esta tecnología. Lo hemos visto funcionar”, acotó. Nestlé, Procter & Gamble y L’Oréal también han expresado su confianza en PureCycle.
La controversia no para
Mientras que industria de los plásticos asegura que el reciclaje avanzado o químico es la forma más innovadora para ayudar a resolver la crisis de desechos plásticos, grupos ambientales dicen que es solo una distracción de soluciones reales, como producir y usar menos plástico del que plaga océanos, playas y tierras del planeta.
El reciclaje químico emplea calor o solventes químicos para descomponer plásticos en líquido o gas. El procedimiento permite producir una mezcla similar al aceite o químicos básicos. Los líderes de la industria dicen que esa mezcla puede entonces convertirse en bolitas de plástico para hacer productos nuevos.
“Lo que tratamos de hacer es crear realmente una economía circular para el plástico porque creemos que es la forma más viable para mantener el plástico fuera del ambiente”, aseguró Joshua Baca, vicepresidente de la división de plásticos del American Chemistry Council, una asociación comercial de las compañías químicas estadounidenses.
Entre los objetivos de empresas como ExxonMobil, New Hope Energy, Nexus Circular, Eastman y Encina, entre otras, está construir grandes plantas de reciclaje de plástico. Según American Chemistry Council, en Estados Unidos ya operan siete instalaciones más pequeñas que transforman plástico usado en plástico nuevo. Otras convierten plástico difícil de reciclar en combustible alternativo para que pueda emplearse en aviación, autos y transporte marítimo.
Tecnologías de reciclado avanzado
Pirólisis. Consiste en romper el polímero para transformarlo en moléculas más cortas. Con esto se crea un monómero, la materia prima de todo polímero, ya sea en uno o varios pasos.
Despolimerización. Regresa el polímero al estado de monómero cortándolo por sitios específicos. Busca restablecer el plástico a su componente original. Lo hace a través de la despolimerización térmica, que es calentar los plásticos a alta temperatura para obtener una solución líquida con alto porcentaje del monómero original. Es especialmente adecuada para el poliestireno y el acrílico (PMMA. También mediante la despolimerización química. Esta usa un reactivo para descomponer la matriz polimérica. Varía según el reactivo utilizado: hidrólisis cuando el reactivo es agua, alcohólisis cuando se trata de un alcohol y glicólisis cuando se usa glicol.
Disolución. A diferencia de otras, no intervienen sustancias químicas que modifiquen el polímero. La técnica permite reciclar el polímero sin tener que seguir el camino inverso hasta el monómero.
Reciclado del PVC mediante solvente. Permite reciclar PVC. SE logra gracias a que el material permite su total solubilidad en determinados solventes. Durante el proceso, el PVC se disuelve y luego se recupera mediante la evaporación o precipitación. Se obtiene PVC granulado, que se puede reutilizar.
Reciclaje no tan óptimo
Los grupos ambientales sospechan que la idea de promover plásticos reciclables solo permitirá que continúe el incremento mundial en la producción de plásticos. Mientras tanto, las tasas de reciclaje de desecho plástico son sumamente bajas, especialmente en Estados Unidos.
Empaques de plástico, filmes de varias capas, espuma de poliestireno y otros productos plásticos difíciles de reciclar están yendo a parar a vertederos de basura, el ambiente o a incineradores.
La fundadora y presidenta de la firma Beyond Plastics, Judith Enck, afirma que el reciclaje de plásticos no funciona y que nunca lo hará. Explica que los añadidos químicos y colorantes usados para darle al plástico diferentes propiedades imposibilitan que muchos puedan mezclarse ni ser reciclados en la forma mecánica convencional. Tampoco existe un mercado para el plástico reciclado, porque el plástico virgen es muy barato, recalcó. Considera que es más probable que, en lugar de reciclarlos, la industria queme los plásticos como desperdicios o combustible.
Para Lee Bell, asesor de políticas para la International Pollutants Elimination Network, el reciclaje químico no es más que un ejercicio de relaciones públicas de la industria petroquímica. El objetivo es disuadir a los reguladores de imponer límites a la producción de plásticos. La industria ha producido unos 11.000 millones de toneladas métricas de plástico desde 1950, la mitad de esa cantidad desde 2006, de acuerdo con el ecólogo industrial Ronald Geyer. El Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente y GRID-Arendal en Noruega esperan que la producción global se cuadruplique para 2050.