Al pie del cañón

omo toda expresión musical juvenil, el Britpop fue explotado y devorado por la industria discográfica y cuando dejó de dar dividendos se pasó, pura y llanamente, a otra cosa. Pero las bandas que lo protagonizaron se corrieron unas buenas juergas, ganaron mucho, muchísimo dinero, e hicieron, de paso, algunos de los álbumes más bri- llantes de los últimos 30 años. Y justamente ahí radica la diferencia entre Oasis, Pulp, Blur o Suede y el dance pop de David Guetta, Robin Schulz y otros campeones del bombo fácil. La música de estos pasará sin dejar huella, como pasan las hamburguesas del McDonald’s por el paladar, mientras que los mejores álbumes de aquellos veinteañeros que pusieron patas arriba los 90 se han ganado el derecho a ser reivindicados una y otra vez. Tal vez por eso el regreso de Suede esté justificado.

La deslumbrante trilogía que abrió su discografía (Suede, Dog Man Star y Coming Up) les avala, como les avala el hecho de estar currándose a pulso su derecho a ser algo más que una reliquia del pasado.

Night Thoughts, su nuevo álbum, es un contundente ejercicio de autoafirmación que recoge ecos del oscuro Dog Man Star en temas como When You Are Young, la excelente Outsiders o la dramática Thigtrope, mientras que en No Tomorrow o What I’m Trying To Tell You reverberan los Suede urgentes y poperos de Coming Up. Patinan en cortes mediocres como The Fur & The Feathers y con algún que otro verso que roza lo pusilánime, pero en general Night Thoughts es un disco que transmite pulso y fuerza, y en el que late el corazón de una banda que está tocando y componiendo con ganas, disipando así las dudas sobre su derecho a seguir pateándose los escenarios de medio mundo con sentido y legitimidad.