Por Efe
08/08/2016
Al menos 70 personas murieron y 112 resultaron heridas en un ataque suicida con bombas contra un hospital de Quetta, en el oeste de Pakistán, según informaron fuentes policiales.
El portavoz de la Policía provincial, Ghulam Akbar, indicó que al menos 53 personas murieron en «una fuerte explosión» en el Hospital Civil de Quetta, donde había sido llevado poco antes el presidente de la Asociación de Abogados de Baluchistan, Bilal Anwar Kasi, tras ser asesinado a tiros por un grupo de hombres sin identificar.
Además de la explosión, se produjo un tiroteo en el centro de salud, donde se había concentrado un gran número de abogados tras el ataque a Kasi, en torno a las 09.00 hora local (06.00 GMT), según la fuente.
El jefe de Gobierno de Baluchistan, Sanaullah Zehri, declaró al canal de televisión Geo que se trata de un ataque suicida «planeado», que contaba con el atentado contra el abogado y la llegada de otros letrados al hospital. «Sabían que dispararían al abogado y que otros abogados irían al hospital. El suicida explotó las bombas que portaba cuando los abogados fueron al hospital», dijo Zehri.
El político indicó que desconocen quién está detrás del ataque y subrayó que los grupos insurgentes se están centrando en objetivos «blandos». Tras la explosión se ha declarado el estado de emergencia en todos los hospitales de la ciudad.
Por su parte, el primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, condenó las muertes en un comunicado en el que afirmó que «no se permitirá a nadie perturbar la paz».
En los últimos meses varios abogados han sido atacados en la provincia de Baluchistán, región suroccidental donde operan grupos armados de corte separatista que atentan contra las fuerzas de seguridad y otras instituciones del Estado, además de facciones talibanes y grupos yihadistas.
Hace menos de una semana el abogado Jahanzeb Alvi fue asesinado por atacantes sin identificar y en junio el director de la Universidad de Derecho, Amanullah Achakzai, fue también tiroteado. Estos incidentes se producen en medio de una significativa disminución en el número de ataques en Pakistán desde que en junio de 2014 el Ejército comenzó una operación antiterrorista en el noroeste del país, en la que han muerto al menos 3.400 insurgentes y 488 militares, según datos no verificados independientemente.