Si una noticia causó estupor entre los ambientalistas fue la elección de Sultan Ahmed Al Jaber, como presidente de la COP28. Sí, el CEO de una de las grandes petroleras del mundo esta a cargo de una cumbre climática. Una ironía o una paradoja que es el resultado de una habilísima y costosa campaña de relaciones públicas.
Una amplia investigación de The Intercept muestra como Al Jaber apeló a importantes firmas de relaciones públicas y al entramado de vínculos que ha tejido desde los importantes cargos que ha desempeñado en los Emiratos Árabes Unidos para hacerse con la presidencia de la vigesimoctava Conferencia de las Partes de la ONU (COP28).
Estrella y poder
Al Jaber ha sido una estrella fulgurante en el no menos brillante firmamento de los Emiratos Árabes Unidos. Desde su ingreso en 1998 como ingeniero de procesos y planificación en ADNOC Gas Processing, no ha dejado de escalar posiciones que lo han llevado a otras mejores. En la actualidad ejerce simultáneamente el CEO de la Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC), el Ministerio de Industria y Tecnología Avanzada, la presidencia del Consejo de Administración de la Universidad Mohammed bin Zayed de Inteligencia Artificial, la presidencia de Masdar y la del COP28. Sin duda, es uno de los hombres más poderosos de los Emiratos.
Su discurso a favor del medioambiente y sus llamamientos a una transición energética exitosa, basada en el progreso económico y climático, la ciencia y las soluciones prácticas, los han puesto en los principales titulares. Es un enfoque que seductor para las industrias y los gobiernos, no tanto para los ambientalistas. En especial sus evidentes contradicciones.
Al Jaber supervisa en la actualidad un plan de expansión de 150.000 millones de dólares destinado a aumentar la producción de petróleo y gas de ADNOC. La empresa emiratí empezó a perforar en asociación con otras petroleras internacionales en 2018 y aceleró el paso en 2022. Hoy extrae 4,5 millones de barriles diarios. Los Emiratos Árabes Unidos son el tercer productor de la OPEP y han establecido como meta extraer 5 millones de barriles de petróleo por día para 2030. En paralelo, ADNOC se fijó el objetivo de alcanzar cero emisiones netas en sus operaciones para 2045. ¡15 años después!
El éxito del plan depende de la captura y almacenamiento de CO2 una tecnología que no ha alcanzado escalas significativas. Mientras, la necesidad de reducir el uso de combustibles fósiles es cada vez más acuciante. Como parte de la estrategia para posicionarse como una empresa con pocas emisiones y amigable con el medioambiente, el año pasado ADNOC analizó la posibilidad de eliminar la palabra «petróleo» de su marca comercial.
Reputación forjada a punta de imágenes y palabras
The Intercept en colaboración con el Centre for Climate Reporting and Drilled revisaron cientos de documentos del Departamento de Justicia de Estados Unidos y de las estrategias de comunicación interna de la ADNOC que describen el cuidadoso tratamiento de la imagen de Al Jaber a lo largo de los años. La reputación de Al Jaber la forjaron por varias de las agencias de relaciones públicas más influyentes del mundo.
Han utilizado sus funciones como director general y presidente de la empresa de energías renovables de EAU y como el visionario detrás de la futurista Ciudad Masdar para convertirlo en el rostro de la lucha del país contra el cambio climático”. Los publicistas crearon la sensación de que Al Jaber participó en avances hacia una transición profunda alardeando que ha impulsado proyectos de energías renovables y planificación urbana sostenible. Lo real es que los EAU no han diversificado ni descarbonizado significativamente su matriz energética, excesivamente dependiente del petróleo.
Pese al estancamiento de su aclamada Ciudad Masdar, los interrogantes sobre sus credenciales ecológicas y su disposición para aumentar la producción de petróleo y gas, los publicistas y sus consultores de relaciones públicas le aseguraron a Al jaber el apoyo de líderes e instituciones mundiales que lo colocaron al frente de la COP28.
Al servicio del COP28 o de ADNOC
Pese al evidente conflicto de intereses, Al Jaber ha rechazado las peticiones de que renuncie a ADNOC. A todos les preocupa que no separe sus obligaciones como presidente de la petrolera emiratí. The Intercept cita como ejemplo que en un momento dado el equipo COP28 trabajó en la sede de ADNOC. Al menos una docena de empleados de la petrolera desempeñan funciones en el equipo anfitrión.
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático interrogó al equipo para asegurarse que el personal de la petrolera no tendría acceso a los documentos estratégicos del COP28. No obstante, un informe de The Guardian indica que en junio el personal del COP28 seguía consultando al de ADNO. Uno de los asesores de Al Jaber en ADNOC, Oliver Phillips, firmó las comunicaciones que salían del equipo de la COP28, aunque era empleado de la petrolera.
En una conferencia climática de la ONU, Oliver Phillips se presentó a sí mismo como delegado de ADNOC. Su perfil de LinkedIn no declara vínculo alguno con la petrolera, pero constata que asesora desde 2015 a las oficinas del Enviado Climático de Emiratos y el Ministerio liderado por Al Jaber.
De la mano de las agencias
Una de las estrategias de Al Jaber para alcanzar sus objetivos es apoyarse en exitosas firmas de relaciones públicas. En 2009, cuando aspiraba a obtener la sede de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) en Masdar City contrató a Jim Margolis y a su empresa de comunicación estratégica GMMB, que acababa de ayudar a Barack Obama a llegar a la Casa Blanca. Volvió a acudir a GMMB en 2021, cuando encabezó la candidatura para la COP28.
Desde que Emiratos se posicionó como sede de la COP28, importantes firmas de relaciones públicas como APCO, Burson Cohn & Wolfe, Edelman y Teneo han sido parte central de la dirección de comunicaciones. Tanto que incluso tuvieron dificultades para diferenciar entre la COP28 y otras funciones de Al Jaber. Fuentes directas y registros de la FARA estadounidense indican que algunas agencias contratadas inicialmente por la COP28 respondían en realidad a ADNOC y a Masdar.
El equipo de la COP28 ha prescindido de las importantes empresas de relaciones públicas APCO y Burson Cohn & Wolfe y Edelman. Su contrato se rescindió en abril. En agosto, los EAU trajeron de refuerzo a First International Resources, una pequeña empresa de comunicación estratégica con sede en Nueva Jersey. Su tarea era «contrarrestar toda la prensa negativa y los informes de los medios de comunicación”. Posteriormente la COP28 confirmó que Teneo y Edelman, fueron recontratadas y trabajan en la cumbre.
Masdar el trampolín
La imagen de ambientalista de Al Jaber se catapultó internacionalmente gracias a Masdar, una empresa de energías renovables de Emiratos Árabes Unidos. El gobierno la impulsa para diversificar la economía dependiente del petróleo y ha invertido miles de millones en una ecociudad piloto en diseño y tecnología. Masdar también se comprometió a invertir 2.000 millones en paneles solares y adquirir participaciones en parques eólicos. Sultan Al Jaber fue su primer CEO y presidente, jefatur´p por décadas el desarrollo de renovables en EAU.
El objetivo de los emiratos era que un 24% de su matriz energética provenga de fuentes limpias para 2021; sin embargo, la Agencia Internacional de la Energía reporta que solo alcanzó un 2%. Aunque Masdar informó sin data que lo sustentara que había aumentado a 5 GW de capacidad renovable en 2020. Lo mismo ocurrió poco antes de nombrar a Al Jaber como presidente de la COP28. Reportaron más de 20 GW sin sustento alguno.
Masdar City, la ciudad del futuro
El proyecto bandera de Al Jaber fue Masdar City, una «ciudad del futuro» libre de emisiones en Abu Dhabi. Con una inversión proyectada de 22.000 millones de dólares, se vislumbraba como un ambicioso laboratorio urbano sustentable, pionero en transporte colectivo eléctrico. Diseñada por el estudio de arquitectura británico Foster+Partners se construiría en 6 km2 del desierto, cerca del aeropuerto y dependería completamente de un sistema de transporte rápido, personal y electrificado que brindaría movilidad en la ciudad sin necesidad de automóviles privados.
Se esperaba que Masdar City fuera un punto de referencia global en diseño ecológico y energías limpias. Hasta General Electric anunció la apertura de un centro de innovación. Mientras, el MIT colaboraría a través de su programa con el Instituto Masdar, enfocado en energías renovables. Sin embargo, el sueño se fue alterando debido a factores socioeconómicos y técnicos.
Otra ciudad fantasma
El sistema movilidad planificado fue descartado para permitir la llegada de autos privados. Masdar se asoció con fabricantes de vehículos eléctricos, una mayúscula contradicción con el diseño inicial libre de automóviles. Los objetivos de cero emisiones y residuos también fueron minimizados. La Universidad de Cambridge apunta que Masdar abandonó su «cruzada medioambiental» para enfocarse solo en viabilidad económica.
Aunque cuenta con paneles solares, Masdar aún depende de combustibles fósiles para funcionar, lo contrario de su premisa de sustentabilidad verde total. De los 6 km2 planificados, solo se han intervenido -y parcialmente- unos 2 km2. El director de operaciones de Masdar admitió en 2008 que la superficie fue «recortada silenciosamente». La inversión real ha sido menos de la mitad de los 22.000 millones de dólares proyectados originalmente. Originalmente, Masdar City alojaría unas 50.000 personas en 2020. Cuatro años después de la fecha límite residen aproximadamente 15,000 personas. Los pronósticos indican que terminará convirtiéndose en una ciudad fantasma. Los centros piloto de General Electric y MIT se cerraron.
La propuesta de Al Jaber
Desde que asumió la presidencia de la COP28, las credenciales ecológicas de Al Jaber han sido escudriñadas minuciosamente. Como jefe de la petrolera ADNOC y promotor de Masdar encarna las dos caras del problema que han puesto al planeta en emergencia: la industria energética y la transición hacia la energía limpia. Al Jaber pretende quedarse en el medio o, mejor, una tercera vía: considerar que los fósiles como imprescindibles para la transición.
Se cuál sea su real posición, es innegable la existencia de fuertes conflictos de interés como presidente de una petrolera y la política climática. Y es muy arriesgado para el planeta esperar que los intereses ambientales de Al Jaber y los mandatos del Acuerdo de París se impongan a los intereses asociados a la intención de producir 5 millones de barriles diario de petróleo para beneficio de los EAU.
Si bien Masdar simbolizó originalmente su apuesta por las renovables y máximo emblema del «verde» emiratí, la realidad lo desveló. Se impusieron los intereses económicos. Lo mismo pasará en la COP28, antes que salvar su reputación ambientalista, logrando avances significativos en la reducción de emisiones, antepondrá otras agendas que le son más cercanas y productivas.
Rechazo de los ambientalistas
La presidencia de la COP debe garantizar imparcialidad en las negociaciones climáticas, pero la escrutada presidencia de Al Jaber evidencia la profunda división entre quienes pretenden presentar la industria petrolera como socio de la transición energética y quienes aseguran que su voluntad real es anteponer al clima sus grandes intereses que ha consolidado en los combustibles fósiles.
Desde la década de los noventa, ha aumentado considerablemente la presencia y acción de los lobbistas del petróleo y del gas en las cumbres del clima. Superaron los 600 y aumentaron un 25% en la COP27. Ahora dieron un paso infinito: el presidente de la cumbre también es el presidente de una petrolera.
Amnistía Internacional manifestó que Al Jaber debía estar imposibilitado, inhabilitado, para presidir debates sobre el cambio climático. Hasta ahí. Mientras, el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore advirtió que su elección demuestra que la industria se ha «hecho del control» del proceso. Apenas 130 legisladores estadounidenses y de la Unión Europea pidieron su remoción.
Melissa Aronczyk, profesora de la Universidad de Rutgers y coautora de Una estrategia natural, la determinante presencia de petroleras en la COP es fruto de décadas de intentos evadir regulación y cuando las empresas fijan las propias reglas el resultado es un desastre.