El cineasta japonés Akira Kurosawa solía decir a los seguidores de sus elaboraciones cinematográficas que debían entenderle.
En sus memorias, muchas de ellas publicadas, hizo relatos sobre su infancia, y su retraso en el colegio.
Dirigió más de 30 filmes, entre ellas “Sanshiro Sugata”, su ópera prima y la cual narra la historia de rivalidad del judoca Tsuneo Tomita, con el jiu-jitsu. Otro de sus filmes más destacado fue «Rashōmon”, considerada como la primera película judicial de la historia del cine universal, notable por su estructura y narrativa. Este largometraje lo catapultó internacionalmente. Ganó el León de Oro en Venecia.
Distintas investigaciones señalan que Akira Kurosawa fue seguidor del trabajo de varios cineastas europeos como Charles Chaplin, Buster Keaton y Cecil B. DeMille.
Tenía una técnica cinematográfica propia. Le gustaba emplear lentes de teleobjetivo, porque aplanaban el encuadre. También utilizaba diferentes elementos meteorológicos como lluvia, nieve o calor en las escenas claves de sus películas.
Akira Kurosawa falleció en septiembre de 1998 y ha sido, para muchos, uno de los más célebres, si no el que más, director del cine japonés.
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