La instalación de nueva capacidad de energías renovables caerá 13% este año, a 167GW, como resultado de la pandemia de COVID-19, calcula la Agencia Internacional de Energía.
El informe Actualización del mercado renovable de la AIE señala que la disminución proyectada obedece a posibles retrasos en la actividad de la construcción por las interrupciones de la cadena de suministro, medidas de bloqueo y pautas de distanciamiento social, así como desafíos financieros emergentes. Aún así, la capacidad global de energía renovable crecerá un 6% en 2020.
Recuperación en 2021
La AIE señaló que se pronosticaba que en 2021 las instalaciones de nueva capacidad de energías renovables volverían a los niveles de 2019. Sin embargo, el crecimiento combinado para 2020 y 2021 estaría un 10% por debajo de los pronósticos hechos antes de la pandemia.
«La resistencia de la electricidad renovable a los impactos de la crisis de COVID-19 es una buena noticia, pero no se puede dar por sentado», dijo Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE.
Birol señaló que aunque los países todavía construyen turbinas eólicas y plantas solares, esto sucede ahora «un paso mucho más lento».
«Desde antes de que ocurriera la pandemia, el mundo necesitaba acelerar significativamente el despliegue de energías renovables para tener la oportunidad de cumplir sus objetivos de energía y clima», agregó.
«En medio de los actuales extraordinarios desafíos económicos y de salud, los gobiernos no deben perder de vista la tarea esencial de acelerar las transiciones de energía limpia para permitirnos salir de la crisis en un camino seguro y sostenible», insistió
El enorme impacto del coronavirus
La pandemia de COVID-19 ha afectado el sector de las energías renovables de varias maneras. Principalmente, interrumpiendo las cadenas de suministro y obligando a algunas instalaciones a cerrar.
“El 5 de abril de 2020, las medidas de cierre global habían alcanzado un pico con más de 4.200 millones de personas, más de la mitad de la población mundial, sujetas a bloqueos totales o parciales», indica el informe de la AIE
«Aunque los países han comenzado a levantar gradualmente algunas de estas medidas, sus impactos son de gran alcance».
Efecto en Estados Unidos
Casi 600.000 trabajadores estadounidenses de energía limpia han perdido sus empleos desde el comienzo de la pandemia. Un total de 447.208 nuevas solicitudes de beneficios por desempleo fueron presentadas en abril, una cantidad que triplica los reclamos recibidos en marzo. Así se desprende de un análisis de E2 (Environmental Entrepreneurs), el American Council on Renewable Energy (ACORE), E4TheFuture y BW Research Partnership.
594.347 trabajadores en ocupaciones de energía limpia solicitaron beneficios de desempleo en abril y marzo. Esta cifra representa el 17,8% de la fuerza laboral de la industria. El número de empleos perdidos es más del doble del número de empleos de energía limpia creados desde 2017. Así lo refleja el análisis de los datos del Departamento del Trabajo.
Antes de marzo, la energía limpia era uno de los empleadores más grandes y de más rápido crecimiento de la economía de Estados Unidos. Había aumentado en 10,4% desde 2015 a 3,4 millones de empleos a finales de 2019. Se convirtió en el mayor empleador en todas las ocupaciones energéticas. Contrataba casi 3 veces más personas que la industria de combustibles fósiles.
El análisis proyecta que en los próximos meses las pérdidas de empleos continuarán aumentando. Para evitarlo, Estados Unidos debe tomar medidas de apoyo para la industria de la energía limpia y sus trabajadores. Si no se hace nada, 850.000 trabajadores de energía limpia habrán solicitado el desempleo antes del 30 de junio.
Fuerte caída de los biocombustibles
El informe de la AIE prevé que la producción de biocombustibles de transporte se contraiga en un 13% en 2020, la primera disminución en la producción en 2 décadas. La demanda de gasolina disminuirá en un 9% en 2020 y la demanda de diésel en un 6%. Esto, a su vez, limita el consumo de biocombustibles.
Algunos de los impactos de la pandemia de COVID-19 podrían ser temporales. Si se produce un repunte en la demanda de combustible para el transporte en 2021, la producción de biocombustibles volvería a los niveles de 2019.
Otra oportunidad
A comienzos de este año, las energías renovables enfrentaban desafíos relacionados con el financiamiento, la incertidumbre política y la integración de la red. La COVID-19 ahora está intensificando estas preocupaciones. Sin embargo, los gobiernos tienen la oportunidad de revertir esta tendencia si hacen que la inversión en nueva capacidad de energías renovables sea una parte clave de los paquetes de estímulo para revitalizar sus economías.
Es la posibilidad de aprovechar los beneficios estructurales que pueden aportar energías renovables cada vez más asequibles, incluidas las oportunidades para crear empleos y desarrollo económico, al tiempo que se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y se fomenta la innovación.
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