La AIE (Agencia Internacional de Energía) advierte sobre la existencia de desajustes para cumplir con el Acuerdo de París. La AIE está preocupada por la seguridad energética, el desarrollo económico, la protección del medio ambiente y el compromiso mundial, especialmente en los principales países emergentes para encontrar soluciones a las dificultades ambientales, asociadas a la producción y consumo de energías.
En su informe World Energy Investment 2019, la AIE se refiere a estos desajustes entre las tendencias actuales y los caminos para cumplir con el Acuerdo de París y con otros Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La AIE también acusa que hay pocos signos de reasignación sustancial de capital hacia la eficiencia energética y fuentes de suministro más limpias.
Renewable electricity in transport increased 11% y-o-y in 2018 to reach just under 0.3 EJ.
Over the next 5 years, consumption is forecast to reach 0.5 EJ – meaning 29% of electricity used for transport will come from renewable sources.
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— IEA (@IEA) February 6, 2020
“Las inversiones en energía ahora enfrentan incertidumbres sin precedentes, con cambios en los mercados, políticas y tecnologías”, ha dicho Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE.
El Acuerdo de París se incluye dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que establece medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
Entre sus objetivos está mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2°C sobre los niveles preindustriales. También limitar el aumento a 1,5°C, lo que reducirá considerablemente los riesgos y el impacto del cambio climático.
La AIE y los desajustes crecientes
La inversión energética global se estabilizó en 2018, terminando con ello tres años consecutivos de declive, ya que el gasto de capital en el suministro de petróleo, gas y carbón se recuperó.
Mientras, la inversión se estancó por la eficiencia energética y las energías renovables. Esto conforme a la última revisión anual de la Agencia.
En ese sentido, destaca el directivo, que el mundo “no está invirtiendo lo suficiente».
En su opinión no se está invirtiendo en elementos tradicionales de suministro para mantener los patrones de consumo actuales, ni se está invirtiendo lo suficiente en tecnologías de energía más limpia para cambiar el rumbo».
De cualquier forma que se mire, dice, «estamos acumulando riesgos para el futuro”.
Brecha Estados Unidos y China
Esta inversión mundial en energía se ubicó en más de USD 1,8 billones en 2018, cantidad similar a 2017. Por tercer año consecutivo, el sector eléctrico atrajo más inversión que la industria del petróleo y el gas.
Entretanto, el mayor salto en la inversión energética general se produjo en Estados Unidos, donde esta se vio impulsada por un mayor gasto en el suministro aguas arriba, particularmente en el esquisto, pero también en las redes de electricidad.
El aumento redujo la brecha entre Estados Unidos y China que siguió siendo el destino de inversión más grande del mundo, revela el World Energy Investment 2019.
Aún así, incluso cuando las inversiones se estabilizaron, las aprobaciones para nuevos proyectos convencionales de petróleo y gas no alcanzaron para satisfacer el continuo crecimiento sólido de la demanda mundial de energía.
Pleasure to open 21st #ColloqueSER w/ 🇫🇷 Minister @Elisabeth_Borne Expansion of #renewables can be accelerated by addressing three main challenges: 1) policy & regulatory uncertainty; 2) high investment risks in developing countries; and 3) system integration of wind and solar pic.twitter.com/OAF8PIdkX8
— Fatih Birol (@IEABirol) February 6, 2020
Esta demanda creció un 2,3% el año pasado, su ritmo más rápido en esta década. Un rendimiento excepcional impulsado por una economía global robusta y mayores necesidades de calefacción y refrigeración en algunas regiones.
Mientras, el gas natural emergió como el combustible de elección, con las mayores ganancias y representando el 45% del aumento en el consumo de energía. Entretanto, el crecimiento de la demanda de gas fue especialmente fuerte en los Estados Unidos y China.
La demanda de todos los combustibles aumentó, ya que los fósiles alcanzaron casi un 70% del crecimiento por segundo año consecutivo. Igualmente la generación solar y eólica creció a un ritmo de dos dígitos, y solo la solar aumentó un 31%.
Sin embargo, eso no fue lo suficientemente rápido para satisfacer una mayor demanda de electricidad que también impulsó el uso del carbón.
Observa la AIE que hay pocos signos de la reasignación sustancial de capital hacia la eficiencia energética.
Fluidez de capitales
Según Birol, se está presenciando un cambio en las inversiones hacia proyectos de suministro de energía que tienen plazos de entrega más cortos.
En la generación de energía y el sector ascendente de petróleo y gas, la industria está llevando una capacidad al mercado superior al 20% más rápido que al comienzo de la década.
Esto refleja que la industria y los inversores buscan gestionar mejor los riesgos en un sistema de energía cambiante.
Asimismo, mejorar la gestión de proyectos y reducir los costos para activos de ciclos más corto como la energía solar fotovoltaica, la energía eólica terrestre y el esquisto de Estados Unidos.
Increasing wind turbine reliability through blade pitch control upgrades https://t.co/fvA3STnKiu
— RenewableEnergyWorld (@REWorld) February 5, 2020
Reconoce la investigación que a pesar de que las decisiones de invertir en centrales eléctricas de carbón disminuyeron a su nivel más bajo este siglo, la flota mundial de carbón continuó expandiéndose, particularmente en los países en desarrollo de Asia.
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