La atención de salud en el país ha sido deficiente antes y durante la pandemia, tanto para el abordaje de pacientes con la COVID-19 como de otras enfermedades. Amnistía Internacional (AI) señala en un aplastante informe que “España lleva doce años desoyendo las recomendaciones de la OMS y del Relator Especial ONU sobre el derecho a la salud. Organizaciones que instaban a los Estados a reforzar la atención primaria y destinar el 25% del total del gasto sanitario a este nivel asistencial”.
España no solo ha desatendido las sugerencias sino que ha ido en sentido contrario. Entre 2009 y 2018 ha reducido en un 13% el gasto sanitario a la atención primaria. Casi un año después de la pandemia, con más 3,1 millones de contagios y 68.468 muertes, “las autoridades no parecen haber rectificado”, sostiene Amnistía Internacional.
La crisis sanitaria mundial ha encontrado a España con limitado personal y bajo presupuesto. Según el documento, “a la falta de personal y a la sobrecarga asistencial, se suma el cierre de más de 60 centros y 449 consultorios en Madrid y Cataluña. Así como la modificación de protocolos asistenciales y el cambio del modelo presencial al telefónico”.
Esta situación ha tenido graves consecuencias sobre el acceso al derecho a la salud en España. Afectando principalmente a los más vulnerables. Aquellas que por el retraso en la atención sanitaria pudieron haber agravado su condición de salud o retrasado un diagnóstico.
Además, la falta de una gestión de la pandemia que no ha integrado las necesidades de los pacientes con patologías no-COVID ha provocado una discriminación indirecta de éste grupo de personas.
AI: España está mal en salud
Una encuesta reveladora realizó la plataforma de pacientes con enfermedades crónicas sobre el acceso a la atención sanitaria durante la pandemia. Al 69% de los entrevistados le cancelaron diversas consultas programadas de manera previa a la crisis por COVID-19. Entre las que se encontraban las consultas hospitalarias (46,3%), las del hospital de día (3,4%) y de atención primaria (19,3%). Solo el 25,3% de las personas a las que se les cancelaron las consultas, tuvieron acceso a los centros de atención primaria una vez finalizado el confinamiento.
Nuestra Presidenta @aldarecas explica emocionada el sufrimiento provocado, sobre enfermeras y nuestros usuarios, por la negligencia en la gestión de @IdiazAyuso e @ignacioaguado durante todos estos meses de pandemia en la @ComunidadMadrid. Gracias @amnistiaespana por darnos voz. https://t.co/KKOE0VR5ZQ
— A. M. E. (@madrid_ame) February 25, 2021
Esteban Beltrán, director de AI, insiste en que en España se han desoído las recomendaciones para garantizar el derecho a la salud. De hecho, España está por debajo de la mayoría de países de la región. En una ratio de personal médico en atención primaria y de enfermería por 1.000 habitantes de 0,77 y 0,66 respectivamente.
Índices que no han sufrido prácticamente cambios en los últimos diez años. En el caso de la de personal facultativo de atención primaria, está muy alejado de las de países como Portugal, con mejor ratio de Europa (2,6). Seguido de Irlanda (1,82), Países Bajos (1,61), Austria (1,56) y Francia (1,42).
«Ningún sistema sanitario podía estar preparado para una pandemia de tal magnitud. Pero la estamos afrontando con un sistema de salud muy debilitado. Como consecuencia de las medidas de austeridad llevadas a cabo en los últimos años. Especialmente con respecto a la atención primaria, fundamental para hacer frente a este tipo de crisis”, dice Beltrán.
Los diagnósticos están llegando demasiado tarde
En su informe, la AI se detiene a explorar la crisis de salud en España, más expuesta y desprovista por la pandemia.
“La importancia de la atención primaria ha estado más presente en los discursos institucionales que en las decisiones políticas. La valoración de su capacidad asistencial ha estado ausente en el diseño de las medidas de salud pública. Actualmente, en plena campaña de vacunación, nos encontramos en una situación cercana al colapso”, señala Marta Mendiola. Responsable de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en Amnistía Internacional España.
Por otra parte, María Luz sostiene que se están presentando “enfermedades que no hemos diagnosticado antes. Gente que tenía dolores y ahora tiene metástasis. Lo he visto hace poco con el caso de una señora con cáncer de estómago y un señor con cáncer de colon. Estamos llegando tarde” afirma la enfermera de Caldes de Montbui, en Cataluña.
Además de AI hay otros informes que advierten el deterioro de la salud en España. Según datos del Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo), entre marzo de 2020 y febrero de 2021 el exceso de mortalidad ha sido de 81.608 personas. Otro ejemplo es el del Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP), formado por 500 especialistas de todo el país. Han detectado que la crisis sanitaria provocada por la COVID-19 lastrará hasta un 5% la supervivencia en cáncer de pulmón en España. Esto supondría 1.300 muertes adicionales.
Sobrecarga de trabajo y saturación personal
La crisis de salud en España también se observa en las demoras para recibir atención primaria, de acuerdo con el preocupante informe de AI.
Las listas de espera se han elevado. Llegando a ser, en algunos casos, de hasta dos semanas. Las cifras oficiales de Cataluña muestran que el 62% de las personas que solicitaron una cita tenían que esperar entre 5 y 10 días antes de la pandemia. La Comunidad de Madrid no ha facilitado esa información a Amnistía Internacional. Y en Castilla-La Mancha han pasado de una lista de espera en 2019 de 1 a 3 días a una de 3 a 6 días en 2020.
Asimismo, el cierre al inicio de la pandemia, de más de 60 centros y 449 consultorios en Madrid y Cataluña y, al menos dos en Castilla-La Mancha), contribuyen a un mayor deterioro.
La sobrecarga asistencial de los sanitarios ha llegado en muchos centros cifras de hasta cien pacientes al día por personal facultativo. Las mujeres sanitarias en general y, en especial, las que tienen personas dependientes a su cargo han sufrido de manera especial esa sobrecarga.
Una encuesta realizada por la AME a 1.025 profesionales enfermeras durante la pandemia reveló que el 94% de ellas estaban preocupadas por su bienestar. El 64,7% por su salud física y el 75,8% por su salud mental. La misma encuesta indicó que más del 90% de las enfermeras participantes decían tener ansiedad y angustia y más del 85%, estrés.
“Aún estamos a tiempo de revertir esta situación. Si se toman medidas adecuadas para fortalecer la atención primaria, tanto en recursos humanos como en infraestructuras y recursos materiales. Pero no podemos dejar pasar ni un día más. Necesitamos alcanzar el porcentaje del 25% del total del gasto sanitario público tal y como recomienda la OMS», precisa Esteban Beltrán.
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