El agujero de ozono de 2020 sobre la Antártida es uno de los más grandes y profundos en década y media. Los análisis muestran que el agujero ha llegado a su tamaño máximo. Creció rápidamente desde mediados de agosto y alcanzó un máximo de alrededor de 24 millones de kilómetros cuadrados a principios de octubre. Ahora cubre 23 millones de km2, por encima del promedio de la última década, y se extiende por la mayor parte del continente antártico.
La Organización Meteorológica Mundial informó que el agujero cubre un área más grande que Rusia. Se encuentra en su punto «más grande» y «más profundo» en los últimos años y fue impulsado por un vórtice polar fuerte, estable y frío, que mantuvo la temperatura de la capa de ozono sobre la Antártida constantemente fría.
El programa Global Atmosphere Watch de la OMM trabaja en estrecha colaboración con el Servicio de Monitoreo Atmosférico de Copernicus, la NASA, Environment and Climate Change Canada y otros socios para monitorear la capa de ozono de la Tierra.
Un escudo debilitado
El agotamiento del ozono está directamente relacionado con la temperatura en la estratosfera. Las nubes estratosféricas polares solo se forman a temperaturas inferiores a -78 grados Celsius. Estos cúmulos contienen cristales de hielo que pueden convertir compuestos no reactivos en reactivos. El fenómeno desempeña un papel importante en la destrucción química del ozono, que protege a la Tierra de los dañinos rayos ultravioleta del Sol.
Un planeta en peligro
“Existe una gran variabilidad en la medida en que ocurren los hechos de agujero de ozono cada año. El agujero de ozono de 2020 se parece al de 2018, que también fue bastante grande. Definitivamente está en lo alto de la lista de los más extensos de los últimos quince años más o menos”, señaló Vincent-Henri Peuch, director del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de Copernicus del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF).
“Con la luz del Sol regresando al Polo Sur en las últimas semanas vimos un agotamiento continuo del ozono en el área. Después del agujero de ozono inusualmente pequeño y de corta duración en 2019, que fue impulsado por condiciones meteorológicas especiales, estamos registrando uno bastante grande nuevamente. El hecho confirma que debemos continuar aplicando el Protocolo de Montreal, que prohíbe las emisiones de sustancias químicas que agotan la capa de ozono».
El Protocolo de Montreal también prohíbe las emisiones de sustancias químicas que agotan la capa de ozono. Desde la prohibición de los halocarbonos, la capa se ha ido recuperando lentamente. Los datos muestran con claridad una tendencia a la disminución del área del agujero de ozono.
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