El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha advertido que el cambio climático es un amplificador y un multiplicador de crisis. Y el ejemplo perfecto de esa afirmación es Afganistán, país que actualmente sufre una aguda y larga sequía.
El calentamiento global cambió el paisaje del país asiático y empeoró todavía más la economía. Hace más calor y llueve menos, las sequías son más largas y más duras. La temperatura en Afganistán ascendió un promedio de 1,8 °C desde mediados del siglo XX. Para el resto del mundo esa cifra es de 0,82 °C en el mismo periodo.
Abdul Ghani, de 53 años de edad, es un líder local de la aldea de Sang-e-Atash, en la provincia de Badghis. Es testigo de los estragos del cambio climático. “Recuerdo que en mi infancia había mucha nieve en los inviernos, en primavera llovía mucho”. En declaraciones a AP aseguró: “Desde hace unos años hay sequía, no hay nieve, hay mucho menos lluvia”.
Oli Brown, miembro del grupo de expertos políticos de Chatham House, en Londres, puso el asunto en perspectiva. Explicó a DW que más del 80% de la población afgana trabaja en la agricultura y la ganadería, por tanto son vulnerables a los impactos del clima.
Brown destacó que durante 40 años los conflictos armados no han permitido la inversión en represas o sistemas de riego., lo cual agrava la aguda sequía.
Aguda sequía, dura hambruna
Mustafa Nabikhil, jefe regional de la organización para el oeste de Afganistán, puntualizó a AP que los agricultores de la región de Badghis son particularmente vulnerables. La región carece de un sistema de riego, lo que los deja dependientes del clima. “Si llueve, comerán. Si no llueve, no comen. Su desesperación es palpable”, enfatizó.
El jefe de la delegación de Afganistán de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, Necephor Mghend, detalló también que la aguda sequía ha afectado a más del 60% de las provincias afganas. “No hay una sola provincia que no se vea afectada, las menos enfrentan sequías graves o moderadas».
La sequía ha ocasionado la escasez de alimentos, la cual Mghend calificó de alarmante. “Alrededor de 22,8 millones de personas, más del 55% de la población de Afganistán, experimentan altos niveles de escasez aguda de alimentos”.
“Podría decirse que es la peor crisis humanitaria del mundo ahora. Si no se toman medidas urgentes habrá una situación humanitaria catastrófica”, alertó Mghend.
El cambio climático, un hecho cierto
En Afganistán existen casi 4 millones de desplazados internos. Un estudio reciente de Action Aid, sobre cambio climático y género, indica que otras 5 millones de personas podrían verse obligadas a migrar debido a desastres climáticos, como las sequías extremas.
Un informe del Programa Mundial de Alimentos, de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Agencia Nacional de Protección Ambiental de Afganistán alertó que «el cambio climático en Afganistán no es un riesgo futuro incierto y potencial, sino una amenaza muy real y presente”.
Por su parte, Assem Mayar, experto en gestión de recursos hídricos y candidato a doctorado en la Universidad de Stuttgart, dijo a AP que «el efecto del cambio climático y el calentamiento global en Afganistán es muy claro de múltiples maneras».
Mayar sostuvo que en 20 años el 14% de los glaciares del país se ha derretido, mientras que la frecuencia de la sequía se ha duplicado en comparación con las últimas décadas del siglo XX.
En el recuento de afectaciones por el cambio climático Mayar incluyó el aumento de la frecuencia y la gravedad de las inundaciones también han aumentado. Además explicó que los cambios de patrones en las nevadas y lluvias alteraron el equilibrio hídrico en el país. Afganistán también carece de depósitos de agua, que son 10 veces más pequeños que los de los países vecinos.