La producción de aguacate no solo requiere dedicación, también necesita de mucha agua. En Algarve, Portugal, el agua se está acabando y los ecologistas culpan, precisamente, a los cultivos de aguacate.
Los expertos aseguran que en Algarve el auge de la producción de aguacate, o palta, ha incidido en la absorción del agua. Un servicio que ya es escaso en esta zona portuguesa donde el cambio climático ha agravado la sequía. Cultivar aguacate requiere cuatro veces más agua que un tradicional cultivo de naranja. Actualmente, en Algarve las plantaciones de este fruto ocupan 1.600 hectáreas, casi el doble de lo que ocupaban en 2018.
Una situación que se extiende
El cultivo de aguacate no se limita a Algarve. En una franja de Barao de Sao Joao, 200 hectáreas de campos de palta absorben entre 3,5 y 4,1 millones de litros de agua al día. Situación que depende de la temporada. Algunos residentes de esa zona aseguran que es un espacio para estar en contacto con la naturaleza; aunque se han visto afectados por la falta de agua. Un entorno sin agua no puede ser un entorno natural.
Bravura, una de las principales presas de la región, se encuentra a 16 kilómetros de Barao de Sao Joao. Actualmente está al 18% de su capacidad, el más bajo de todo Portugal. Un nivel alarmante que se relaciona con el último informe de la comisión de seguimiento de la sequía: las presas de Algarve solo tienen agua hasta el fin de año.
Monica Viana, presidenta del grupo ecologista antimonocultivo Regenerarte, asegura que la llegada de un desastre es casi inevitable. Sabe que el cambio climático causa estragos en todo el mundo y Algarve no es la excepción.
Algunos creen que los productos de la zona deberían optar por cultivos que no requieran tanta agua. Olivo, algarrobo o alcornoque. Cuando la venta de aguacate deje de ser rentable abandonarán las propiedades, pero los efectos de la escasez de agua quedarán allí en la región. Es lo que temen.
Los productores también conocen la situación. Reconocen que han implementado métodos para disminuir el consumo de agua y han instado al Gobierno para que tome medidas.
El aguacate, el nuevo «oro verde»
Los aguacates han invadido las fruterías y supermercados. Su popularidad ha crecido tanto con el paso de los años que incluso hay restaurantes que ofrecen un menú especializado en este fruto americano. Sobre todo para satisfacer la demanda de una generación de consumidores que cada vez están más enfocados en comer de forma saludable.
Su uso en la cocina data del siglo XVI y hoy es una de las frutas más utilizadas en la gastronomía de todo el mundo. Su consumo es saludable y además de eso, resulta que su venta también es lucrativa. Un kilo de naranjas se consigue en el mercado a 50 céntimos de euro, aproximadamente 0,59 dólares; mientras tanto, la misma cantidad de aguacates se vende a 2,20 euros, de acuerdo con autoridades regionales.
Además, los costos de producción de esta fruta también son más bajos, pues no necesita un control de plagas tan alto. Un representante de Trops, la mayor tratante de aguacates en España, asegra que esta fruta es el nuevo “oro verde”.
Durante 2019 Trops trató 2.500 toneladas de aguacate que luego se exportaron a toda Europa. La estimación es que este año esa cifra se duplique. Sin embargo, la falta de agua podría interferir con estos cálculos.
El cultivo de aguacates y sus efectos en el entorno natural
Si el consumo de aguacate se incrementa, el impacto en el entono natural también se incrementa. La sobreexplotación agraria por la demanda de palta resulta en ríos secos y reservas de agua subterránea que se acaban. Una situación que, mezclada con el cambio climático, termina en escenarios de sequía alarmantes.
La organización Water Footprint Network, que promueve el uso eficiente del agua, calculó que cultivar un solo aguacate requiere de 272 litros de agua. De hecho, algunos restaurantes de Irlanda y Gran Bretaña han iniciado una campaña para no incluir esta fruta en sus platos debido a motivos medioambientales.
La necesidad de producir aguacate en mayor cantidad también puede contribuir con la deforestación de bosques y selvas. En busca de más zonas para cultivos más grandes, algunos productores pueden acabar con estos espacios.
Frente a estos escenarios las grandes compañías, como Trops, apuestan a tecnologías de ahorro de agua. Daniel Pereira, representante de la empresa, explica que la mayoría de productores conocen el valor del agua y por eso están implementado sistemas de riego por goteo.
Una petición más ecológica
La organización Greenpeace fue una de las primeras en denunciar el impacto ecológico del cultivo de aguacate. Critican que no se ha llevado un sistema de producción sostenible y el incremento de los cultivos está teniendo un costo muy alto para el medioambiente.
Son partidarios de que el consumo de aguacate se lleve de manera moderada y que su producción no implique dejar una huella ecológica enorme. Además, señalan que en algunos países cultivar la palta se ha vuelto un problema debido al uso ilegal del agua.
Abogan por el consumo de alimentos ecológicos, locales y de temporadas. Cosechas que además dependan de agricultores de pequeña escala. Aseguran que siguiendo esta pauta los beneficios para la salud y el planeta serán positivos.
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