Los científicos han predicho que se formará un nuevo océano en África a medida que el continente se divide en dos. Una enorme grieta, que se formó hace millones de años, continúa separándose 7 milímetros al año. La fractura activa, formada por las divisiones continentales occidental y oriental, se extiende desde la región de Afar, en Etiopía, hasta Mozambique.
La frecuente erupción de volcanes a lo largo de la grieta y los nuevos conocimientos sobre la ruptura de los continentes se suman a la teoría de que el suelo puede estar partiéndose para formar un nuevo océano.
Una gran grieta, que abarca varios kilómetros, apareció recientemente, de manera repentina, en el suroeste de Kenia. El desgarre, que sigue creciendo, causó el colapso de parte de la carretera Nairobi-Narok. En principio, la aparición de la grieta estaba relacionada con la actividad tectónica a lo largo del Gran Valle del Rift de África Oriental.
Pero, aunque ahora los geólogos piensan que lo más probable es que esta característica sea un barranco erosivo, quedan dudas sobre por qué se formó en el lugar donde lo hizo y si su apariencia está relacionada con el actual Rift de África Oriental. Por ejemplo, la grieta podría ser el resultado de la erosión de suelos blandos que rellenan una antigua falla relacionada con la grieta.
Gira en sentido contrario
El Sistema de Rift de África Oriental es un límite tectónico de placas de reciente formación en el que el continente africano se está separando en varias placas. Incluye varios brazos de ruptura y una o más de las denominadas microplacas más pequeñas. Según los datos del Sistema de Posicionamiento Global (GPS), la microplaca Victoria se mueve en una rotación en sentido contrario a las agujas del reloj, a diferencia de las otras placas que también tienen relación.
Investigadores del Centro Alemán de Investigación de Geociencias GFZ en Potsdam, coordinados por Anne Glerum, han encontrado prueba que indica que la configuración de regiones litosféricas más débiles y más fuertes controla, sobre todo, la rotación de las microplacas continentales y Victoria en particular. Sus hallazgos fueron publicados en la revista Nature Communications.
Un planeta vivo
La Tierra es un planeta en constante cambio, aunque muchas veces puede ser casi imperceptible para nosotros. La tectónica de placas es un buen ejemplo de esto. Pero de vez en cuando sucede algo drástico que lleva a nuevas preguntas. Por ejemplo, si África se divide en dos ante nuestros ojos.
La litosfera de la Tierra (la capa superficial sólida) está formada por la corteza y la parte superior del manto. Se divide en varias placas tectónicas. Estas placas no son estáticas, sino que se mueven entre sí a velocidades variables y se «deslizan» sobre la astenosfera. Esta es la zona superior del manto terrestre que está debajo de la litosfera, aproximadamente entre 30 y 130 kilómetros de profundidad hasta los 660 km.
Todavía se debate sobre, exactamente, qué mecanismo o mecanismos están detrás de su movimiento, pero es probable que incluyan corrientes de convección (transferencia de calor) dentro de la astenosfera y las fuerzas generadas en los límites entre las placas.
No es que simplemente estas fuerzas mueven las placas; también pueden hacer que se rompan, formando una grieta, y conduciendo, con probabilidad, a la creación de nuevos límites de placa. El sistema del Rift de África Oriental es un ejemplo de dónde está sucediendo esto ahora.
El Valle del Rift de África Oriental se extiende por más de 3.000 km desde el golfo de Adén, en el norte, hacia Zimbabue, en el sur. Divide la placa africana en dos partes desiguales. Estas son las placas de Somalia y Nubia. La actividad a lo largo de la rama oriental del Valle del Rift, que corre a lo largo de Etiopía, Kenia y Tanzania, se hizo evidente cuando la gran grieta apareció de manera repentina en el suroeste de Kenia.
¿Por qué África se divide?
Cuando la litosfera está sujeta a una fuerza de extensión horizontal, se estirará y se volverá más delgada. Finalmente, se romperá y dará lugar a la formación de un Valle de Rift.
Este proceso va acompañado de manifestaciones superficiales a lo largo del Valle del Rift en forma de vulcanismo y actividad sísmica. Las fisuras son la primera etapa de una ruptura continental y, si tienen éxito, pueden conducir a la formación de una nueva cuenca oceánica. Un ejemplo de un lugar en la Tierra donde ha sucedido esto es el océano Atlántico Sur. Este cuerpo de agua resultó de la ruptura de América del Sur y África hace unos 138 millones de años. Por esta razón, sus costas coinciden como piezas del mismo rompecabezas.
El rift continental requiere la existencia de fuerzas extensionales lo suficientemente grandes como para romper la litosfera. El Rift de África Oriental se entiende como un tipo activo de rift, en el que la fuente de estas tensiones radica en la circulación del manto subyacente. Debajo de esta grieta, la elevación de una gran pluma del manto está dominando la litosfera hacia arriba, lo que hace que se debilite como resultado del aumento de temperatura, se estire y se rompa por fallas.
La prueba de la existencia de este penacho de manto más caliente de lo normal se ha encontrado en datos geofísicos y a menudo se lo conoce como el «Superswell africano». Este superplume no solo es una fuente muy aceptada de las fuerzas de separación que están dando como resultado la formación del Valle del Rift, sino que también se ha usado para explicar la topografía anormalmente alta de las mesetas del sur y este de África.
Romper, aunque sea difícil
Las fallas exhiben una topografía muy distintiva, que se caracteriza por una serie de depresiones delimitadas por fallas que están rodeadas por terreno más alto. En el sistema de África Oriental se puede ver con claridad desde el espacio una serie de valles de rift alineados y separados entre sí por grandes fallas limítrofes.
No todas estas fracturas se formaron al mismo tiempo, sino que siguieron una secuencia que comenzó en la región de Afar, en el norte de Etiopía, hace unos 30 millones de años y se propagó hacia el sur, hacia Zimbabue, a un promedio de entre 2,5 y 5 cm al año.
Aunque la mayor parte del tiempo la ruptura es imperceptible para nosotros, la formación de nuevas fallas, fisuras y grietas o el movimiento renovado a lo largo de viejas fallas a medida que las placas de Nubia y Somalia continúan separándose, pueden resultar en terremotos.
Sin embargo, en África Oriental la mayor parte de esta sismicidad se extiende sobre una amplia zona a lo largo del Valle del Rift y es de magnitud relativamente pequeña. El vulcanismo que corre a su lado es una manifestación superficial más del proceso continuo de ruptura continental y la proximidad de la astenosfera fundida caliente a la superficie.
Una cronología en acción
El Rift de África Oriental es único porque nos permite observar diferentes etapas de separación a lo largo de su extensión. Hacia el sur, donde la grieta es joven, las tasas de extensión son bajas y se producen fallas en un área amplia. El vulcanismo y la actividad sísmica son limitados.
Sin embargo, hacia la región de Afar, todo el fondo del Valle del Rift está cubierto de rocas volcánicas. Esto sugiere que, en esta área, la litosfera se ha adelgazado casi hasta el punto de romperse por completo. Cuando esto suceda, comenzará a formarse un nuevo océano por la solidificación del magma en el espacio creado por las placas rotas.
Finalmente, durante un período de decenas de millones de años la expansión del fondo marino progresará a lo largo de toda la grieta. El océano se inundará y, como resultado, el continente africano se hará más pequeño y habrá una gran isla en el océano Índico compuesta por partes de Etiopía y Somalia, incluyendo el Cuerno de África.
Situaciones de consideración, como fallas repentinas en la división de autopistas, pueden dar una sensación de urgencia a la ruptura continental. No obstante, la ruptura es un proceso muy lento. Los cierto es que África se divide sin que nadie se dé cuenta.
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