Los países de África, cansados de digerir los tragos amargos de la crisis climática, creen que la próxima cumbre de la COP27, en Egipto, será una oportunidad de oro para el continente. Estas naciones reportan con mayor frecuencia e intensidad, los efectos de las sequías y lluvias extremas. Hambrunas y migraciones climáticas. Los anfitriones preparan su estrategia para que los países ricos, no escapen a sus responsabilidades y, asuman el aporte financiero para cubrir los desafíos del cambio climático.
África es uno de los continentes más susceptibles de elevar la pobreza y la inseguridad alimentaria por los estragos del clima, la falta de agua y precarias condiciones de vida entre los más vulnerables. Es una de las regiones del globo más afectadas por el cambio climático. Aunque de las que menos contribuyen con las emisiones de gases de efecto invernadero.
Las economías más poderosas asumieron el compromiso de movilizar 100.000 millones de dólares anuales para asistir a los países con mayores necesidades en la causa climática. La financiación climática que los países ricos darían a los pobres se honra de manera incompleta.
Para los negociadores del clima, la COP27 será un punto crucial para defender el caso de África en busca de más financiamiento y apoyo. Y para los países ricos, distraídos por las crisis geopolíticas, la ventana se está estrechando. Para demostrar que están dispuestos a convertir la retórica en un plan de acción para el continente.
Las temperaturas en el continente han aumentado a un ritmo más rápido que el promedio mundial. Y, solo este año, el calentamiento del clima se ha relacionado con devastadoras tormentas tropicales en Madagascar y Mozambique. Inundaciones en Sudáfrica y una de las peores sequías jamás vistas en el Cuerno de África.
África espera hacerse sentir en la COP27
A pesar de producir menos del 4% de las emisiones de carbono del mundo, África se enfrenta a algunos de los peores y más tangibles efectos del cambio climático hasta el momento. La Fundación Mo Ibrahim estima que 40 millones de personas en África podrían verse empujadas a la pobreza extrema para 2030 debido a los efectos del cambio climático.
Pascal Lamy, exdirector de la Organización Mundial del Comercio y ahora en el directorio de la Fundación, señaló que África necesita presentar una «posición clara, única y fuerte» si quiere obtener un trato justo en la COP27.
Durante años, los negociadores climáticos que representan a los países ricos han prometido a los países africanos y otros de bajos ingresos que aportarían los fondos para hacer frente a la crisis.
Y durante años, no han cumplido sus promesas. La paciencia ahora se está agotando. Los negociadores que representan al bloque africano dicen que ya es hora de que los países que han producido la mayor parte de las emisiones de carbono dejen de cargar los costos del cambio climático sobre los pobres del mundo, reseñó Mongabay.
“El cambio climático está ocurriendo y está afectando a nuestros países. La gente está perdiendo la vida y las propiedades. Así que dejemos de lado las negociaciones políticas, aceptemos la ciencia y tomemos medidas”, dijo Gabriel Kpaka. Director de la Sociedad Meteorológica de Sierra Leona y negociador climático de países menos desarrollados.
Cifras de la OCDE muestran que el total anual más alto aportado por los países ricos fue en 2019, cuando se entregaron menos de $ 80.000 millones. En otros años, ha estado más cerca de $ 50.000 millones. E incluso esas cifras podrían estar infladas, dependiendo de cómo se midan.
Aportes insuficientes y en calidad de préstamos
Un análisis del financiamiento climático para África, sede de la COP27, realizado por la Iniciativa de Política Climática, calculó que las entradas a los países del continente ascienden a alrededor de $ 30.000 millones por año. Solo una décima parte de los $ 277.000 millones por año que necesitan para abordar el cambio climático. Además, y es lo más preocupante, gran parte de esa financiación se otorga en forma de préstamos, que se suman a las grandes cargas de deuda preexistentes.
“Descubrimos que los préstamos dominaban las subvenciones en casi dos a uno como parte del financiamiento total”, dijo Chavi Meattle, uno de los coautores del informe.
En el lenguaje del financiamiento climático, hay dos categorías principales de actividades que reciben financiamiento internacional: la mitigación y adaptación. La mitigación cubre proyectos y acciones que se espera que reduzcan las emisiones. Como la construcción de redes de energía renovable o la provisión de alternativas a la producción de carbón vegetal que destruye los bosques. Y la adaptación trata de hacer frente a las consecuencias del cambio climático antes de tiempo. Como la creación de sistemas de producción de alimentos resilientes que puedan soportar sequías y precipitaciones irregulares.
Gran parte de la deuda que se acumula a través del financiamiento climático cae en la categoría de mitigación, ya que es donde están las ganancias. Los paneles solares requieren una inversión de capital, pero eventualmente generarán ingresos.
Mientras tanto, la adaptación generalmente atrae menos interés de los inversionistas, ya que ayudar a una comunidad a construir un malecón o un sistema de riego no es probable que genere dinero. Para las personas que tienen que lidiar con los efectos del cambio climático, tener los recursos para desarrollar una estrategia con anticipación podría ser una cuestión de vida o muerte.
Fondo para personas víctimas de desastres
Dice la CPI que la financiación total de las necesidades de mitigación de África costaría $ 1,6 billones para 2030. Junto con $ 580.000 millones adicionales para la adaptación. Y $ 242.000 millones para medidas de «doble beneficio». Esas cifras bien podrían ser una subestimación: nadie sabe con certeza cuáles serán los costos de la crisis a largo plazo.
“Necesitamos más análisis a nivel de país. Que sea similar a lo que hemos hecho a nivel global o regional. Para que los países puedan entender cuál es su posición y cuáles son las oportunidades o brechas”, dijo Meattle.
El debate sobre cuánto le deben a África los países que causaron la crisis climática no suele ocupar un lugar destacado en la agenda de las cumbres, pero se espera que la COP27 sea la excepción. Además de la adaptación y la mitigación, una tercera categoría de financiación climática ha cobrado impulso en los últimos años. A medida que sus partidarios presionan para que se coloque en el centro de la política internacional: pérdidas y daños.
A veces llamado el «tercer pilar» del cambio climático o «reparaciones climáticas», los pagos por pérdidas y daños estarían destinados a cubrir los costos inmediatos de los desastres del cambio climático de manera continua. Los negociadores africanos y los activistas por la justicia climática, quieren que los países ricos cumplan su promesa de 100.000 millones de dólares al año. También que se crea un fondo permanente para compensar a las personas cuyas vidas se han visto afectadas por las tormentas tropicales y otros desastres.
Los grandes miran a otro lado
Los países del Norte Global se han resistido firmemente a la inclusión de pérdidas y daños en la agenda climática. En parte debido al temor de que realizar los pagos equivaldría a admitir responsabilidad legal por el cambio climático. En la COP26, China y el grupo G77 de naciones menos industrializadas, presionaron para que se creara un fondo permanente para pérdidas y daños. La propuesta fue derrotada después de una fuerte resistencia por parte de EE UU, la UE y otros.
“Los países ricos han estado bloqueando el tema de la financiación de pérdidas y daños durante más de 30 años”, dijo Lyndsay Walsh, asesora de políticas climáticas de Oxfam. “Es increíble que en 2022, el mismo año en que el IPCC expuso cómo las pérdidas y los daños ya están ocurriendo, este aporte ni siquiera es un elemento permanente de la agenda”.
En una cita climática en Nueva York el tema se discutió. La activista ugandesa Vanessa Nakate criticó a los representantes de los países ricos por no respaldar lo que ella llamó sus «dulces nadas» con el establecimiento de un fondo de pérdidas y daños.
“La pérdida y el daño están ocurriendo ya. No podemos adaptarnos a la pérdida de nuestras culturas, identidades e historias”, dijo.
Los llamados para que los países ricos hagan más para ayudar a África llegan en un momento geopolítico tenso, pero se espera sea abordado en la COP27. Es probable que Europa caiga en una recesión debido a las sanciones por la invasión rusa de Ucrania. Y las tensiones entre EE UU y China, dos de los principales benefactores de la ayuda del continente, se han intensificado. Esto podría poner en peligro la acción climática colectiva. Pero muchos en África no están de humor para excusas.