La crisis climática es una realidad que ya está impactando en África. Olas de calor, inundaciones y lluvias torrenciales son fenómenos meteorológicos extremos que aumentan en intensidad y frecuencia en muchas zonas del continente. Son fenómenos que amenazan el bienestar humano, la seguridad alimentaria, la paz y la biodiversidad.
La directora para África de Greenpeace Melita Steele, en un informe que publicado este lunes sostiene que la ciencia demuestra que los desastres que azotan el continente no son naturales. Al contrario, se trata de una crisis que ha provocado el hombre y que requiere también una solución ideada por el hombre.
Steele le sugiere a los líderes africanos que declaren una «emergencia climática» que les permita preservar un «futuro colectivo». En el informe Enfrentar la tormenta: clima extremo y cambio climático en África los expertos señalan los factores más importantes de los cambios que se han presentado en el continente debido a la crisis climática.
Cambios climáticos impredecibles en África
De acuerdo con Greenpeace, el clima en África subsahariana se ha vuelto mucho más extremo e impredecible durante las últimas décadas. Inundaciones, sequías y ciclones a una escala desconocida son algunos de los fenómenos que han tenido que afrontar.
A finales del año 2019, algunas tormentas inusuales e inundaciones en las costas del mar Arábigo, precedidas por al menos cinco ciclones tropicales por el rápido calentamiento de las aguas del oceáno Índico, promovieron la proliferación de langostas del desierto en el cuerno de África. Una situación similar se repitió en marzo.
En ese momento el tifón Idai se convirtió en el peor desastre natural de la historia reciente del sudeste africano. Dejó más de un millar muertos en Mozambique, Zimbabue y Malaui. Fue una catástrofe a la que le siguió, tan solo tres semanas después, un segundo ciclón, Kenneth, que afectó el norte de un ya muy golpeado Mozambique.
De acuerdo con el informe, también se prevé que la temperatura media en partes de África aumente a un ritmo más rápido que el promedio mundial, superando los 2 ºC y ubicándose dentro del rango de 3º a 6º C para finales del siglo XXI. Si se mantienen las tasas globales altas de emisiones de gases de efecto invernadero.
Las consecuencias de la crisis
Uno de los factores más alarmantes es que se esperan numerosos nuevos «refugiados climáticos». Los fenómenos extremos van a causar muchas muertes, desplazados forzosos y potenciales conflictos por los recursos frente a la escasez de agua potable o destrucción de cosechas por sequías o inundaciones.
El llamado que los activistas climáticos hacen a los líderes africanos que despierten, que le presten atención a la ciencia para poder enfrentar la emergencia climática. Solo de esta manera podrán ponerle fin a la inseguridad alimentaria e hídrica, a la violencia e incluso a la desigualdad de género que ha provocado el cambio climático. Lo advirtió la activista ugandesa Vanessa Nakate, de 23 años de edad.
No es la primera alarma
A finales de octubre la Organización Meteorológica Mundial publicó un informe sobre el estado del clima en África en 2019, que resume las tendencias climáticas actuales y futuras. También intentaron predecir las consecuencias sociales y económicas de la crisis climática.
El estudio proyecta «efectos devastadores en los cultivos y la seguridad alimentaria» del continente por el aumento de las temperaturas, que a su vez conlleva sequías, plagas e inundaciones.
En el documento también se detalla que 2019 fue uno de los tres años más cálidos registrados a escala continental, una tendencia que seguramente continuará. Las predicciones más recientes, de 2020 hasta 2024, muestran un calentamiento continuo y una disminución de las precipitaciones, especialmente en África Septentrional y Meridional.
Efectos del cambio climático en la salud y la economía
El aumento de la temperatura y los cambios en los patrones de precipitación también terminarán por afectar la salud de la población africana. Los fenómenos derivados de la crisis climática mejoran las condiciones del hábitat de insectos picadores. Y favorecen la propagación de enfermedades como el dengue, paludismo y fiebre amarilla.
Además, nuevas enfermedades está surgiendo en regiones donde antes no existían. Se estima que durante 2017 el 93% de las muertes por paludismo ocurrieron en África. Es una epidemia que se presenta después de períodos de lluvia intensa. Además, el calentamiento en las tierras altas de África Oriental permite que los mosquitos del paludismo sobrevivan en zonas de mayor altitud.
En busca de soluciones climáticas
En la Agenda 2063 de la Unión Africana, que se estableció en el año 2013, se reconoce que el cambio climático es un desafío para el desarrollo del continente. Por eso, desde 2015 las contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN) en virtud del Acuerdo de París se han convertido en el instrumento principal para orientar respuestas políticas al cambio climático.
52 países africanos han comunicado sus primeras CDN y a finales de octubre estaban con la revisión de sus CDN de 2020. África y los pequeños Estados insulares en desarrollo son las regiones que sufren las mayores deficiencias en materia de servicios climáticos y la red de observación terrestre del continente es la menos desarrollada de todas.
Sin embargo, África ha hecho grandes esfuerzos para impulsar el programa mundial sobre el clima, lo que quedó demostrado por el gran nivel de ratificación del Acuerdo de París, más del 90%. Son muchas las naciones africanas que se han comprometido a llevar a cabo la transición a la energía verde en un plazo relativamente corto. Un ejemplo de esto es que la energía limpia y la agricultura se han establecido como prioritarias en más del 70% de las contribuciones determinadas a nivel nacional.
Lea también: