La selva amazónica pronto podría convertirse en la sabana del Amazonas, y eso sería devastador para el planeta. Más específicamente, para fines de este siglo, el 40% de la región de la Amazonía podría convertirse en una sabana, también conocida como pradera o bosque, según los hallazgos de un estudio de análisis de datos y modelos informáticos.
Es la conclusión de un estudio conjunto de las universidades de Estocolmo, Radboud, Utrecht y Wageningen. Los investigadores creen que si los humanos continúan explotando la Amazonía (y el resto del planeta) al ritmo actual, las tasas de lluvia continuarán disminuyendo, y los incendios y las sequías aumentarán.
Como consecuencia de este cambio climático, el efecto dominó hará que el 40% de la selva del Amazonas se convierta gradualmente en sabana. A partir de ahora, los investigadores creen que la región podría recuperarse parcialmente de la deforestación completa, pero cuanto más tiempo pase, menos probable será una recuperación.
Ha pasado antes
Fue precisamente una transformación en el clima de la Tierra lo que permitió que surgiera el ser humano. Nuestra especie apareció hace 120.000 años. Y una de las causas fue un cambio climático que se produjo 3 millones de años atrás. Panamá colisionó con Suramérica, haciendo que se formara la corriente del Golfo
Estos cambios influyeron en los bosques tropicales africanos, que se redujeron drásticamente. En su lugar, aparecieron amplias sabanas. Nuestros antepasados, se movían antes dentro del bosque. Pero en las sabanas lo más eficiente era ir sobre dos patas en lugar de sobre cuatro. Cuando los humanos comenzaron a caminar sobre dos pies, sus manos quedaron libres. El desarrollo de las destrezas manuales nos permitió crear herramientas y luego establecer una civilización.
Sin embargo, los científicos advierten que el cambio climático que sufre el planeta es mucho más intenso. Entonces, nuestros antepasados pudieron adaptarse y evolucionar. Y hace 120.000 años apareció la especie humana. Pero ahora no habrá tiempo suficiente, ni para los humanos ni para el resto de las especies. Las consecuencias serán devastadoras.
Efecto global
«Ahora entendemos que las selvas tropicales en todos los continentes son muy sensibles al cambio global y pueden perder rápidamente su capacidad de adaptación», dijo el coautor Ingo Fetzer.
“Una vez que se hayan ido, su recuperación llevará muchas décadas para volver a su estado original. Y dado que las selvas tropicales albergan la mayoría de todas las especies del mundo, todo esto se perderá para siempre”.
Una selva tropical es un ecosistema exuberante y biodiverso con temperaturas cálidas constantes y altas precipitaciones, cubierta por un dosel de árboles. La selva amazónica alberga más de 3 millones de especies, que representan alrededor del 10% de la biodiversidad del planeta. También proporciona alrededor del 6% del oxígeno del mundo. Además, absorbe cantidades significativas de dióxido de carbono.
En contraste, una sabana es un pastizal o un bosque ubicado en los trópicos o adyacente a ellos. Se encuentra a mitad de camino entre el bioma del desierto y el bioma de la selva tropical. En una sabana, los árboles están demasiado espaciados para un dosel cerrado. Están vagamente protegidos por un formaciones aisladas de árboles.
Cuantos más incendios ocurren en la Amazonía (y se suceden por miles cada mes), más deforestación y sequías, más cerca están ciertas áreas de la selva tropical de convertirse en pastizales o bosques.
Un proceso constante
El mes pasado, otro estudio advertía que el Amazonas está ahora más cerca de un punto de inflexión irreversible que en cualquier otro momento de los últimos 100.000 años. El profesor Mark Bush, del Instituto de Tecnología de Florida, explicó que más allá de este umbral, la Amazonía comenzará a hacer una transición permanente de bosques frondosos a praderas con pocos árboles.
La transformación de la selva tropical más valiosa del mundo ha sido impulsada por cambios en el uso de la tierra asociados con actividades humanas como la deforestación para el cultivo de soja o la cría de ganado. El estudio revela que la fuerza principal que empuja al Amazonas hacia su punto de inflexión son los incendios no regulados.
Para rastrear la evolución de los incendios y la vegetación en el Amazonas a lo largo del tiempo, el profesor Bush analizó el polen fósil y el carbón vegetal recuperado de los sedimentos de los lagos que se remontan a miles de años. Encontró que los incendios eran prácticamente inexistentes en la Amazonia antes de la llegada de los humanos.
Los primeros humanos que habitaron el Amazonas en los últimos 10.000 años causaron solo perturbaciones a pequeña escala de las que el bosque pudo recuperarse. Los incendios forestales modernos, sin embargo, se intensifican por varios efectos del cambio climático antropogénico como la sequía y el aumento de las temperaturas.
La combinación de incendios más intensos y deforestación podría, en última instancia, crear condiciones en las que vastas áreas de selva tropical se convertirán en sabana en cuestión de décadas.
«La inmensa biodiversidad de la selva tropical está en riesgo. Si bien ningún gobierno individual puede controlar el cambio climático, los incendios pueden regularse a través de políticas«, dijo el profesor.
Hace milenios, una serie de fenómenos naturales convirtió los bosques de África en sabanas. Gracias a ello los humanos estamos sobre la Tierra. Ahora, cambios de origen antropogénico podrían transformarla selva del Amazonas en una sabana. Y es posible ue, debido a ello, nuestra especie se extinga.
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