Los principales fabricantes de automóviles están apostando cada vez más por coches que se conecten a enchufes eléctricos y no a estaciones de servicio. Dada la presión de gobiernos y empresas por echar a un lado las energías fósiles. Sin embargo, la tecnología se escapa, se desborda y anticipa coches autónomos. Un gran reto para la industria automotriz.
El primer automóvil de GM, el Chevrolet Classic 6, que apareció en las calles de Detroit en 1912, funcionaba con gasolina. Más de un siglo después, en 2034, GM ha programado que salga el último auto que funcione con gasolina. A partir de 2035, tiene la intención de fabricar solo coches eléctricos. Desde su modelo menos costoso, el Hongguang Mini de 4.000 dólares, en China, hasta el Cadillac Celestiq «hecho a mano» por más de 200.000 dólares. Las otras grandes empresas como Ford, Toyota, Volkswagen y Volvo, van en la misma dirección.
Los gobiernos están impulsando el cambio. California ha prohibido la venta de autos a gasolina en el estado después de 2035, y Gran Bretaña apunta a 2030. China delimitará que solo se vendan eléctricos o híbridos a partir de 2035. Mientras tanto, la nueva y gigantesca ley de infraestructura de Biden incluye 174.000 millones de dólares para respaldar los autos eléctricos. Esto es, 50 % más que para puentes y carreteras. Hace días, Estados Unidos y otras naciones se comprometieron más reducciones de emisiones para 2030 y 2050. Se sumarán al esfuerzo por sacar de las carreteras a los automóviles de combustión interna.
Pero el cambio a la electricidad no es el único factor que modifica la relación con el automóvil. Los autos sin conductor acumulan miles de kilómetros de pruebas de manejo en las carreteras de California en 2020. A esto se unen versiones que afirman que Apple está trabajando en su propio auto eléctrico sin conductor.
Coches autónomos, otro reto para la industria automotriz
Existe una creciente popularidad de los servicios de transporte compartido. Con la perspectiva de que, en los años venideros, los coches autónomos o automatizados comenzarán a ocupar el lugar de los conductores de hoy. Baidu de China, una de las empresas de inteligencia artificial y de Internet más grandes del mundo, ya ha comenzado a poner taxis robot en las carreteras de Pekín y Guangzhou.
Bienvenido al nuevo mundo de AutoTech: la fusión de coches eléctricos y autónomos con transporte compartido. La idea es crear una economía de automóvil radicalmente diferente. Unidos por la conectividad de las redes digitales, este nuevo negocio podría cambiar la industria automotriz global. Y con ella, toda la cultura que durante más de un siglo se ha construido alrededor de ponerse al volante.
“La transformación global de la industria tomará aproximadamente 10 años”, predice Herbert Diess, presidente del grupo Volkswagen. Otros piensan que llevará más tiempo.
Una de las partes constituyentes de AutoTech no es realmente nueva. En 1900, había más autos eléctricos en las calles de la ciudad de Nueva York que autos de gasolina. Thomas Edison invirtió dinero y esfuerzo, además de su prestigio personal, en el desarrollo de sus sistemas eléctricos. Pero el Model T de Henry Ford con motor de gasolina ganó la competencia.
Desde entonces han transcurrido muchos eventos en la industria. En 2020, la electricidad representó el 3% del total de autos vendidos en todo el mundo. Pero, como dice Larry Burns, exjefe de investigación y estrategia de GM, «algo se ha inclinado». Ese algo es dinero. Las compañías automotrices acumulan nuevas inversiones en vehículos eléctricos. Los coches eléctricos son más fáciles de construir, son menos complejos y tienen muchas menos piezas.
Coches eléctricos nos llevan a la mitad del camino
Está claro que no es solo la relativa simplicidad de los vehículos eléctricos lo que impulsa a las empresas automotrices. Tienen pocas opciones frente a las políticas climáticas del gobierno, incluidas posibles multas multimillonarias. Y la creciente determinación política de poner fin a las emisiones del CO2 que sale de los tubos de escape y, de hecho, eliminar por completo los tubos de escape.
Los vehículos eléctricos aún enfrentan el obstáculo de la aceptación generalizada de los clientes. En cualquier caso, los automóviles de gasolina no desaparecerán simplemente después de 2035. El automóvil promedio permanecerá en las carreteras estadounidenses aproximadamente 12 años.
Sin embargo, los coches eléctricos solo nos llevan a la mitad del camino hacia AutoTech. El software y los teléfonos inteligentes han hecho posible la segunda parte de la tríada: el transporte compartido y más allá, los coches autónomos.
Lo que ofrecen estas empresas de transporte compartido no es un vehículo como producto, sino la movilidad como servicio. Es decir, un automóvil solo cuando lo desea, no cuando pasa gran parte del tiempo sentado en un garaje o estacionamiento. Ofrecen la posibilidad de no tener que comprar un automóvil para tener la comodidad habitual de un automóvil.
La última parte de la tríada AutoTech es la que requiere la mayor cantidad de «cerebros»: los coches autónomos. En 2005 y 2007, Darpa, la rama de investigación del Departamento de Defensa de Estados Unidos, patrocinó dos carreras para probar el concepto de automóviles autónomos. Una, en un accidentado campo desértico en Nevada, y la otra, en una abandonada base de California.
En 2010, Sebastian Thrun, anunció en una publicación que los «autos automatizados» de Google habían conducido por todas partes, desde Hollywood Boulevard hasta Lake Tahoe. Thrun había liderado el equipo que ganó la primera competencia de Darpa.
Cambios de mentalidad y de reglas de juego
Las compañías automotrices se están preparando para la disrupción que se avecina. Toyota se está rebautizando como una «empresa de movilidad».
Las pruebas de conducción autónoma ahora están operando en varios estados. Y Nuro, una nueva empresa de Silicon Valley, recibió permiso en California para enviar coches autónomos a entregas domiciliarias. Este mes comenzó a probar el reparto autónomo de pizza en Houston.
Un objetivo importante de los coches autónomos es reducir los accidentes, y el gobierno de Biden busca definir un marco federal para los “vehículos conectados y automatizados”. Desde medidas de seguridad y ciberseguridad hasta garantizar un espectro de radio para gestionarlos.
A nivel federal y estatal, los reguladores y legisladores comienzan a lidiar con una serie de cuestiones regulatorias. ¿Quién es legalmente responsable en una colisión: la persona sentada en el vehículo, la compañía que proporcionó o fabricó el vehículo o la compañía que hizo la ruta? ¿Quién puede ver, en tiempo real, dónde y cuándo la gente va y viene?
Otro obstáculo que deben superar estos vehículos es psicológico. Sin duda, se necesitarán años de experiencia antes de que la mayoría de las personas se suban con total comodidad a un automóvil autónomo que no tenga volante ni pedal de freno.
«Se ha logrado un gran progreso en el primer 90% de la conducción autónoma», dijo Burns, quien en los últimos años ha asesorado, entre otras empresas, a Waymo, la empresa derivada de la conducción autónoma de Google. «Tomó más tiempo hacer el siguiente 9% que el primer 90%, y el último 1% está demorando más que el 9%».
Sin embargo, el mundo de AutoTech está emergiendo claramente y, a medida que se desarrolle en las próximas décadas, tendrá efectos profundos en nuestras vidas personales. En la economía estadounidense y en el planeta.
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