Por Marc Toro
«Hemos hecho historia». Más allá del «sí se puede», que ha sido probablemente la frase más repetida la noche del domingo en la sede de Barcelona en Comú. La candidatura liderada por Ada Colau ha conseguido lo que hace unos meses -cuando nació la formación como un proyecto rompedor pero poco conocido- nadie podía pensar: entrar en el ayuntamiento ganando las elecciones municipales en Barcelona.
La formación se ha impuesto como primera fuerza con un total 11 concejales frente a los 10 del partido que esta campaña ha sido su rival a batir, CiU, hasta ahora en el poder. «Ha sido una victoria de David contra Goliat», ha afirmado Colau. La coalición de la izquierda alternativa ha sabido como centrar la campaña en el cuerpo a cuerpo con el actual alcalde, Xavier Trias, desgastado por los recortes y la sombras de la corrupción en su partido.
Y lo ha hecho esquivando los ataques constantes de la campaña por parte de otros partidos: desde las críticas por el hecho de haber formado coalición con ICV-EUiA -partido con pasado en el gobierno y visto por algunos como incompatible con una candidatura regeneradora- a las dudas sobre su compromiso con el proceso soberanista de Cataluña. «Quiero ser alcaldesa de la Barcelona capital de Cataluña, un pueblo que tiene que poder decidir su futuro con libertad», ha dicho rápidamente al principio de su comparecencia.
Una afirmación que podría allanar el camino para futuros pactos de gobierno con las fuerzas soberanistas del consistorio. Sin querer avanzar ningún pacto futuro, Colau se ha limitado a pedir «responsabilidad» a todas las fuerzas que han obtenido representación para poder gobernar «por encima de las siglas» y luchar contra desigualdades y corrupción. «La ciudadanía exige un cambio real y no sólo de palabras», ha remarcado.
Es precisamente esa ciudadanía, y sobretodo la más desfavorecida -que toma a Colau como referente por su pasado como portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca– la que ha acabado dando el poder a Barcelona en Comú. Un hecho que se ve reflejado en el aumento de 5 puntos en la participación respecto los anteriores comicios locales (del 53 al 58%).
Colau se ha mostrado convencida de que su victoria es tan solo el inicio de una revolución a escala estatal y europea.
Pero del mismo modo que Ahora Madrid, Barcelona en Comú tendrá que demostrar primero que es capaz de compatibilizar y trasladar la lucha de la calle al terreno institucional.