El posible acuerdo del PSOE con EH Bildu va mucho más allá de avanzar los presupuestos. Una herida abierta en España (o quizás muchas heridas) ha aflorado ante un pacto que no deja lugar a medias tintas ni a flecos sueltos. Las posiciones son extremas. Los ataques están a la orden del día. Los avances hacia una posición más conciliadora entre las distintas facciones políticas quedaron atrás, olvidadas.
Todo comenzó con el anuncio de Arnaldo Otegi de que su formación apoyaría los Presupuestos Generales del Estado que el Gobierno de Sánchez quiere aprobar a finales de mes. Las voces más críticas no son de la «derecha», sino de los socialistas de mayor ascendencia y de gran prestigio popular.
Luego de la fallida moción de censura contra Pedro Sánchez y de que el Partido Popular, por voz de Pablo Casado, asumiera el liderazgo de una posición más conciliadora, muchas fueron las voces que reaccionaron esperanzadas ante la posibilidad de que se abrieran las puertas a un entendimiento, en un escenario de adversarios políticos, en lugar de enemigos acérrimos. Pero el acercamiento de PSOE y EH Bildu ha descolorido estas expectativas.
Reconsiderar sus alianzas
Después del rotundo ‘no’ del PP a la moción de censura de Vox contra el gobierno de Pedro Sánchez, la asociación ‘La España que reúne’ defendió que el PSOE reconsiderase sus alianzas en el Congreso de los Diputados.
«El posicionamiento de Casado respecto a Vox debería obligar al PSOE a replantear su política de alianzas con quienes ponen en entredicho la Justicia, las fuerzas de seguridad, la jefatura del Estado y hasta la herencia de estos últimos cuarenta años, fraguada muy especialmente por el PSOE», declaró la organización.
De esta manera, exdirigentes y personalidades como Nicolás Redondo Terreros, Francesc de Carreras, César Antonio Molina o Joaquín Leguina pidieron a los socialistas una mayor y más asertiva defensa de la democracia.
«Si los socialistas actuales no defienden lo que son y lo que han hecho en estos últimos cuarenta años, prisioneros de la coalición nacional-populista representada por Otegi, Rufián e Iglesias, mal podrán defender el mínimo de concordia y moderación necesarios para enfrentar el difícil futuro que nos espera», manifestaron.
El documento emitido el 22 de octubre dejaba entrever que cualquier posible avance de los acuerdos del PSOE con EH Bildu, o ERC, así como la consolidación de la alianza con Podemos, dejaría poco espacio a las posiciones más conciliadoras.
El Gobierno niega que haya un pacto
Desde la Moncloa, un acuerdo de este tipo abriría un horizonte despejado para los próximos años. No ven que este pacto le brinde un peso excesivo a la formación proetarra en el gobierno de coalición. Por si las dudas, el PSOE ya ha negado cualquier pacto con EH Bildu, aunque reconoce que no les haría daño contar con su apoyo. «No hay ningún acuerdo, más que estar en el debate de las enmiendas», dijo José Luis Ábalos.
El ministro de Transportes pidió «no poner el foco» en Bildu. «Seguramente es lo que quieren», anotó. Dejó en claro -lo reiteró una y otra vez- que «no hay mecanismos» para evitar un eventual apoyo de esta formación a las Cuentas Públicas.
Un costoso error
Una de las voces más críticas ha sido la de Nicolás Redondo Terreros, ex secretario general del PSE (1997-2001). En concordancia con el llamamiento que había hecho con sus compañeros de la plataforma «La España que reúne», lamentó que el PSOE participe de la «destrucción» del sistema constitucional de 1978 haciendo política desde los extremos. «Me dirijo a los socialistas de toda España. Ya que no pueden salvar la dignidad colectiva del partido, salven la suya. Digan donde puedan que no están de acuerdo con los pactos con Otegi. No callen», es su mensaje a las bases del PSOE. Subrayó que “cuando se requiere la ayuda de Otegi para seguir gobernando, se está abjurando de todo compromiso ético y nos devuelve a la España negra“.
Francisco Vázquez, ex alcalde de la Coruña y el ex ministro del Interior José Luis Corcuera están impulsando un “movimiento cívico que haga frente a la amenaza que representan los pactos de Sánchez con partidos contrarios a la Constitución».
También se han adherido a las críticas José Barrionuevo, César Antonio Molina y Julián García Vargas; los expresidentes del Senado Juan José Laborda y Javier Rojo; el exsecretario general de la UGT Cándido Méndez; la decana feminista Lidia Falcón; el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra; y el economista José Carlos Díez.
Los históricos socialistas comienzan a organizarse. No han descartado que traten de encontrar un dirigente joven, con proyección de futuro, que sea capaz de liderar el descontento creciente contra Sánchez.
La voz de los barones
Por su parte, los barones socialistas temen que después de Pedro Sánchez no quede partido que levantar. La mayor preocupación se centra en el futuro del PSOE. Han recordado que su partido siempre ha defendido el constitucionalismo y la República.
Susana Díaz, Emiliano García-Page, Guillermo Fernández Vara o Javier Lambán ya se han pronunciado en contra de estos posibles acuerdos. El presidente de Castilla La Mancha considera que el acuerdo con los independentistas vascos «no tiene un pase». Lamentó que el presidente del Gobierno se deje llevar por su socio Pablo Iglesias, que «nos hace comulgar con ruedas de molino».
Pedro Sánchez, reprochó este lunes a los dirigentes socialistas que hayan hecho público su malestar antes de trasladárselo en privado. En la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal, se mostró visiblemente molesto por las críticas desde dentro del PSOE, por el pacto con EH Bildu, sin haber acudido a él directamente.
Los barones le replicaron su reproche. Le manifestaron que les es muy difícil «ser leales» si tienen «que enterarse de lo que ocurre por lo que cuenta el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, o lo que avanzan los medios de comunicación».
Su posición la resumieron con esta frase: «Una cosa es lealtad y otra acatamiento sin información». Igualmente, le recordaron lo que ha sido históricamente la posición del PSOE con respecto a EH Bildu. Se trata de un principio muy simple: «No pactar».
Preocupación en el Consejo de Ministros
En el Consejo de Ministros también existe preocupación. Varios funcionarios confiesan en privado su preocupación por el acercamiento a Bildu. Si bien contaron con la formación pro etarra, de forma puntual, para la investidura, consideran que es muy distinto un pacto a largo plazo, que conlleve a condicionar las políticas de Estado y su continuidad al frente del Gobierno.
Las voces contrarias siguen saliendo. El ex diputado socialista en la Asamblea de Madrid y ex portavoz del grupo en el Ayuntamiento, Antonio Miguel Carmona, propuso someter a consulta con la militancia del PSOE el acuerdo con EH Bildu para los Presupuestos.
Carmona, que actualmente solo es militante de base, recordó que el PSOE ha utilizado este instrumento de consulta para refrendar el acuerdo de gobierno con Ciudadanos en 2016 y luego con Podemos. Este acercamiento con EH Bildu ha puesto al PSOE en el mayor riesgo de ruptura interna en años.
No solo en política
La críticas contra el pacto de PSOE y EH Bildu no vienen solo del mundo de la política. El cantante Pitingo ha arremetido duramente contra el acuerdo. «Que se presenten los yihadistas a las elecciones, seguro que sacan algún escaño. ¡VERGONZOSO LO QUE ESTÁ PASANDO EN ESTE PAÍS! Ni olvido ni perdón», publicó en su cuenta Twitter.
El tuit ha generado multitud de apoyos, pero también críticas. Ante estos ataques, Pitingo respondió que es «hijo y hermano de guardia civiles» durante los años de plomo y dinamita de la banda terrorista ETA.
El tuit de Pitingo y las numerosas reacciones son una muestra de que una alianza entre PSOE y EH Bildu trasciende mucho más allá del tema de la aprobación de los Presupuestos Generales. Retoma un capítulo de violencia política, aparentemente cerrado, en la que prácticamente cada español una historia que contar, a veces más.
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