La Unión Europea y el Reino Unido finalmente alcanzaron un acuerdo el 24 de diciembre en la noche. Pactaron sobre cuáles serán las condiciones de su relación futura tras el brexit, el próximo 31 de diciembre, fecha en la que los británicos dejan de ser parte del bloque.
El acuerdo final es menos ambicioso de lo que la Unión Europea esperaba, pero permitirá una relación comercial sin cuotas ni tarifas, a condición de que Londres asuma reglas igualitarias en materia de competencia y otras salvaguardas. Sin embargo, el pacto no es de aplicación automática sobre el territorio de Gibraltar, cuya relación respecto al bloque se negocia en paralelo.
El Reino Unido es el primer país que abandona la Unión Europea. Fue una decisión adoptada en un referendo en 2016: el 52% de los votantes optó por la separación. El 31 de enero de 2020, cuando el brexit entró formalmente en vigor, comenzó un período de transición para negociar el acuerdo comercial y de seguridad.
La entrada del acuerdo en vigencia
El acuerdo debe entrar en vigencia el 1º de enero de 2021. Antes lo tienen que ratificar tanto el Parlamento británico como el europeo. El Gobierno del Reino Unido hará que los miembros del Parlamento se reúnan de emergencia el 30 de diciembre para votar el acuerdo.
Sin embargo, como las negociaciones se demoraron hasta diciembre, a solo siete días del fin del período de transición, el Parlamento europeo no tendrá tiempo de ratificarlo antes de que termine el año. No obstante el acuerdo entra en vigor el 1º de enero, pero tomará más tiempo que sea ratificado oficialmente.
Lo alcanzado es, en parte, un acuerdo de libre comercio que contempla que no existirán aranceles sobre los bienes cuando cruzan las fronteras. Tampoco existirán límites en la cantidad de productos que se lleguen a intercambiar. En 2019 el comercio fue de 91.000 millones de dólares. Una buena razón para Londres evitara un brexit duro.
El comercio
Lo pactado va más allá “de los recientes acuerdos de libre comercio de la UE con terceros países, como Canadá o Japón. La Comisión Europea destacó que no se establecen aranceles ni cuotas entre ambas partes para las mercancías. Un aspecto especialmente importante para bienes “sensibles”, como productos agrícolas o pesqueros.
Los bienes tendrá que cumplir con las “reglas de origen”, que tienen el objetivo de impedir que los productos de terceros países que no tienen acuerdo de libre comercio con la UE entren al bloque a través de Reino Unido para evitar aranceles y cuotas. El pacto también posibilita la simplificación de los procedimientos aduaneros. Sin embargo, como el Reino Unido ha abandonado la Unión Aduanera los controles se aplicarán a todos los bienes.
El acuerdo no cubre los servicios financieros y la City de Londres pierde el pasaporte que le permite operar en toda la Unión Europea con un acceso privilegiado.
Los viajes
Cada año, unos 210 millones de viajeros y 230 de toneladas de carga se transportan entre la Unión Europea y el Reino Unido. El acuerdo asegura la conectividad aérea, vial y marítima. Sin embargo, las aerolíneas británicas dejarán de poder operar vuelos comerciales intraeuropeos. Solo podrán mantener las rutas que unan el Reino Unido con destinos en el continente.
La Comisión Europea subrayó que el pacto incluye disposiciones para garantizar que la competencia entre los operadores de las partes asegure “altos niveles” de seguridad en el transporte, los derechos de los trabajadores, los pasajeros y del medioambiente.
Corresponderá al Reino Unido determinar si los ciudadanos de la UE que visitan el país para estancias cortas tendrán requieren de visado. Quienes viajen por corta duración procedentes de Reino Unido podrán visitar el bloque durante 90 días en cualquier período de 180. Los turistas seguirán cubiertos por un plan de atención médica mutua en caso de emergencia.
Pesca y medioambiente
La pesca, un asunto esencial en la negociación, fue uno de los mayores escollos para alcanzar el pacto. Por un período de transición de cinco años y medio, hasta junio de 2026, la UE le transferirá el 25% del valor de las capturas. Después, las partes fijarán las posibilidades de pesca en negociaciones anuales.
Ninguna de las partes estará obligada a imponer normas medioambientales o sociales por las normas de la otra, pero ambas se comprometen a respetar los principios generales de igualdad de condiciones. Si una de las partes considera que la otra tiene ventaja para incumplir las normas, puede apelar a un panel de arbitraje independiente.
Subvenciones e Irlanda del Norte
Tanto la Unión Europea como el Reino Unido tendrán normas independientes sobre las subvenciones, pero si una de las partes considera que distorsionan o son perjudiciales para sus propias industrias, puede impugnarlas ante un mecanismo de arbitraje independiente. Con la posibilidad de que se imponga una compensación.
Las subvenciones ha sido un punto crucial para la Unión Europea. Le preocupaba que podrían socavar la competencia si concedía al Reino Unido el libre acceso al mercado del bloque sin imponer normas estrictas a las subvenciones.
Con el fin de evitar una frontera dura, Irlanda del Norte se mantendrá alineada con muchas normas de la UE. Este compromiso elimina la necesidad de muchos controles en la frontera irlandesa.
¿Y Erasmus?
El nuevo acuerdo también deja bases para la cooperación en cuestiones de interés común para la seguridad, lucha contra el cambio climático o energía. No obstante, el Reino Unido no participará en el programa de intercambio de estudiantes Erasmus.
En su comparecencia, el primer ministro Boris Johnson lamentó que los estudiantes del Reino Unido ya no tendrán la oportunidad de visitar académicamente los centros educativos de la UE, pero aseguró que su Gobierno creará un plan para que los jóvenes británicos puedan realizar intercambios con universidades de todo el mundo.
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