En las calles de Venezuela la palabra diálogo no tiene muchos seguidores, cuando se trata de reunir alrededor de una mesa al gobierno de Nicolás Maduro y a la oposición.
En los últimos meses los focos de atención se han centrado en tópicos como la crisis en materia de salud, la escasez de efectivo y la ausencia de productos básicos, léase leche, huevos, harina de maíz, café y pasta de los anaqueles de los supermercados, entre otros.
El inicio de la gira por América Latina de Pedro Sánchez, ha permitido reafirmar lo distinto que será su transitar sobre la manera de encarar el tema de Venezuela, cuando se compara con el accionar de su predecesor Mariano Rajoy.
El líder del Partido Popular fue un abierto crítico del presidente Nicolás Maduro, por la forma como venía conduciendo al país petrolero, al atacar a la Asamblea Nacional, no permitir elecciones transparentes y llevar la economía a niveles de hiperinflación.
Todas las veces que Rajoy llamó a un diálogo urgente, pero “inclusivo y efectivo”, la respuesta de Venezuela no se hizo esperar.
A través de la cancillería o del propio Maduro se hacía referencia al carácter “colonialista e injerencista” de Rajoy y el gobierno llamaba a consulta a su embajador en Madrid, Mario Isea. Incluso, el mismo Maduro llegó a calificar al jefe del gobierno español como “sicario”.
En repetidas ocasiones, las cancillerías de ambos países lamentaron las declaraciones de uno u otro lado, que en “nada ayudan a mejorar la relación”.
Pedro Sánchez, alejado y blando sobre realidad en Venezuela
El que en Santiago de Chile Sánchez haya colocado la palabra diálogo sobre el tapete dista de la realidad que se vive en Venezuela, donde estimaciones iniciales del Fondo Monetario Internacional señalan que la inflación superaría el millón por ciento en 2018.
“Venezuela tiene que abrir un diálogo consigo mismo, tiene que abrirse un diálogo entre los venezolanos para encontrar una solución a esta crisis política y desde luego la comunidad internacional acompañar ese diálogo (…) y lo que sí puedo garantizar es que España estará de forma activa”, asentó Sánchez.
Por supuesto que el diálogo es necesario para salir de una crisis como la venezolana, pero debe ser sincero, con condiciones y donde ambas partes estén dispuestas a ceder. Y es que la bandera del diálogo se ha venido enarbolando en Venezuela una y otra vez, sin final feliz.
La última vez que el diálogo tomó cuerpo fue a comienzo de este año, con el auspicio de los presidentes de República Dominicana Danilo Medina y el exmandatario José Luis Rodríguez Zapatero, y con el acompañamiento de representantes de Chile, Nicaragua, Bolivia, San Vicente y las Granadinas. México estuvo en un inicio, pero se retiró cuando de manera unilateral el gobierno convocó a elecciones presidenciales.
Un cronograma electoral y garantías electorales, el reconocimiento de la Asamblea Nacional (oposición) y de la Asamblea Nacional Constituyente (oficialismo), la convivencia pacífica, la apertura de un canal humanitario, las sanciones internacionales establecidas por Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea y la liberación de los presos políticos conformaron los puntos primordiales de discusión.
Diálogo fallido
Muy poco se pudo avanzar en las negociaciones que se realizaban en República Dominicana. El Gobierno de Maduro no estaba dispuesto a cambiar nada y se sentó en la mesa por la presión internacional. Hoy Pedro Sánchez propone retomar el diálogo y la primera respuesta fue de su mismo anfitrión, el mandatario de Chile Sebastián Piñera.
“Nosotros creemos que Venezuela dejó de ser una democracia. Hoy en día no hay democracia, no hay separación de poderes, no hay respeto a los derechos humanos. Pero hay algo que puede ser aún más grave que eso, y es que está viviendo una profunda crisis humanitaria”.
A sus declaraciones le siguieron la de otros dirigentes como la vicepresidenta de la subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo, Beatriz Becerra, quien afirmó que “Sánchez parece creer que la dictadura y la crisis humanitaria que sufren los venezolanos han caído del cielo”.
Pedro Sánchez ha dicho que #Venezuela tiene que dialogar… consigo misma.
En lugar de decir naderías estilo Zapatero, le pido que ayude a los países que están trabajando para llevar a los jerarcas venezolanos ante la justicia internacional. pic.twitter.com/tqzPWLVnmL— Beatriz Becerra 🇪🇦 (@beatrizbecerrab) August 28, 2018
La posición de la eurodiputada como la de otros líderes en el mundo tienen el mismo tenor: más que llamar a un diálogo “inútil”, Sánchez debe condenar y sancionar a los líderes del gobierno de Maduro, y ofrecer su colaboración a las naciones americanas con el fin de apoyar a los venezolanos en su crisis humanitaria y a los inmigrantes que se han movilizado, buscando un norte más esperanzador, hacia Colombia, Perú, Brasil, Ecuador y en menor proporción hacia Europa.
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