Por Andrés Tovar
02/01/2017
- Dos mujeres asesinadas en Madrid el primer día del año
- Lo que NO se debe hacer para erradicar la violencia machista
- ¿Por qué persiste la violencia machista?
La violencia machista comenzó el año golpeandonos: dos mujeres asesinadas durante el primer día del año en Madrid nos recuerdan, comenzando el ciclo de 12 meses que nos viene, que el tema de la violencia de género sigue siendo un tema pendiente en la agenda. El duelo en Rivas Vaciamadrid apenas es un punto y seguido de lo que nos debe ocupar.
En el 2016 que ya dejamos atrás, 44 mujeres han sido asesinadas a lo largo del año 2016, aunque se cuentan siete casos aún en investigación, según los últimos datos oficiales, a 31 de diciembre. Esta negra estadística podría incrementarse hasta las 45 víctimas después de que el pasado sábado en la localidad de Telde (Gran Canaria) se encontrase muerta a una mujer en su domicilio con heridas de arma blanca, un caso que todavía se halla bajo secreto de sumario.
Ya en su primera comparecencia ante la Comisión de Igualdad del Congreso, la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Dolors Montserrat, expresó que «el principal reto de los próximos cuatro años es la culminación del pacto para la erradicación de la violencia contra las mujeres por razón de género».
El Ejecutivo se comprometió a presentar la estrategia nacional para la erradicación de la violencia contra las mujeres 2017-2020, que incluirá un plan de prevención y sensibilización -que sería el primero que se apruebe desde que está en vigor la ley de medidas para la protección integral de la violencia sobre la mujer del año 2004- y el reforzamiento de la vigilancia de las nuevas formas de violencia sobre la mujer en las redes sociales y en los entornos digitales y la simplificación de los procesos de denuncia.
Y este domingo, el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, vuelve a llamar la atención sobre la necesidad de un pacto de estado contra la violencia de género.
El asesinato de una mujer en Madrid el primer día del año nos recuerda la urgencia de un Pacto de Estado contra la #ViolenciadeGénero.
— Juan Ignacio Zoido (@zoidoJI) January 1, 2017
A esto deberían apuntarle el seguimiento: Matilde Castro, la víctima de Rivas Vaciamadrid, ya había consignado una denuncia por malos tratos, según informaron fuentes de la Guardia Civil conscientes del «alto perfil agresor» del victimario, un muchacho de tan solo 20 años. El pacto se hace urgente.
El problema está en la casa
España está lejos de ser el peor en lo que se refiere a la violencia contra las mujeres. De acuerdo con un informe de la ONU el año pasado, un 13 por ciento de las mujeres españolas fueron abusadas física o sexualmente por su pareja o ex pareja, comparado con el 26 por ciento en Francia, el 29 por ciento en Gran Bretaña y el 32 por ciento en Dinamarca o Letonia. Y tiene el país probablemente la más estricta legislación contra la violencia contra las mujeres de cualquier país del mundo. El nivel de aspiración sigue siendo alto y las leyes todavía están siendo actualizadas.
¿Pero qué hay más allá de la necesidad de un pacto? En unas recientes declaraciones a Efe, el médico forense y exdelegado para la Violencia de Género, Miguel Lorente, mostró su impresión de que en los últimos años se ha jugado con los casos en investigación para reducir al final del año el número de mujeres que aparecen reconocidas como víctimas de crímenes machistas.
«Lo último que podemos permitirnos es distorsionar, minimizar o esconder esta realidad porque esto se traduce en un mayor riesgo para las mujeres que la están sufriendo, teniendo en cuenta que la mayoría de ellas no ha denunciado ni ha acudido nunca a la justicia», subrayó Lorente a Efe, recordando que un 36,4% de las mujeres asesinadas este año habían presentado denuncia, pero no obtuvieron la protección suficiente para evitar sus asesinatos.
La postura de Llorente coincide perfectamente con el último barómetro de octubre de 2016 del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que muestra que sólo el 1% (0,5, para ser más exactos) considera la violencia machista «un problema grave», cuando el 20 por ciento de los homicidios que se producen en España son mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas. El último barómetro del 2015 del CIS mostró tenía la cifra en sólo el 0,4%, es decir, que una cifra que ha variado poco en los últimos dos años a pesar de los medios de comunicación han informado constantemente sobre los acontecimientos.
Los retos
Queda mucho por hacer para convertir la conciencia sobre la violencia contra las mujeres y las niñas en un cambio significativo. La violencia contra las mujeres no sólo es un asunto de vidas en riesgo, sino también de ingresos, autonomía y de la capacidad de relación de la sociedad contra el maltrato.
La violencia contra las mujeres y las niñas no sólo es una violación de los derechos humanos, sino también un obstáculo para el desarrollo sostenible. Las estadísticas mundiales hace preguntarse, además del por qué la falta de castigos más duros, por qué el mundo se niega a sí los frutos de la participación plena de las mujeres. La violencia de género también se traduce en pérdida de productividad para las empresas y drena recursos de los servicios sociales, el sistema de justicia y las agencias de cuidado de la salud. Si el Estado necesita más razones para un pacto, allí las tiene y la sensibilización sobre el tema debe trascender de una mera pauta oficial: debe estar en las escuelas, en las instituciones, en las empresas.
El otro pacto urgente también es un pacto dentro de la casa, de la familia y social que vaya en contra del machismo y la desigualdad.