Por CAMBIO16 / Fotografías: MEREDITH KOHUT y NOHELY OLIVEROS
Todo espacio se queda pequeño para resumir quién es José Antonio Abreu y qué ha hecho en sus 75 años de vida este venezolano con una trayectoria profesional imparable y loable. Siempre comprometido con la causa de los más desfavorecidos, ha logrado que la música se convierta en el instrumento de canalización hacia metas comunes de sensibilidades ideológicas y sociales divergentes.
Se siente privilegiado por ser considerado unánimemente un pionero en este camino de esperanza?
El rescate de jóvenes y niños, así como la transformación de sus vidas a través de la música, es un compromiso en el que se profundiza cada día con el crecimiento constante del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. Cada año, más niños y jóvenes venezolanos tienen la oportunidad de acceder a la música como el arte que enaltece el espíritu y que les permite superarse. Además, El Sistema está siendo replicado en aproximadamente 35 países del mundo. Entonces, más que sentir ese privilegio que usted menciona, vivo el hondo compromiso con los jóvenes y niños de mi país y también siento el mismo compromiso frente a más de dos millones de niños que están viviendo la experiencia de la música a través de la filosofía de El Sistema.
¿Es la música un fin en sí misma o también puede utilizarse como medio para lograr objetivos más elevados?
Hasta 1975, en Venezuela la música había sido considerada exclusivamente un fin. La música es arte y es belleza, pero era apreciada de manera desarticulada y separada de la conducta humana y de la experiencia social. Estudiar música en mi país era un privilegio de pocos, no todos los niños y jóvenes con talento podían acceder a los estudios musicales, bien porque sus familias tenían pocos recursos económicos, o bien porque los conservatorios estaban ubicados en la capital, y las demás regiones tenían pocas escuelas de música. El Sistema justamente nace para llevar a cada rincón del país y a todos los niños venezolanos, sin distingo de ningún tipo, el mensaje y la vivencia de que la música permite vivir la belleza del ser en todas sus dimensiones, y convertir la experiencia colectiva en la sublime elevación espiritual del ser humano.
Además de músico, su inabarcable currículo señala que ha desempeñado su labor en campos tan variados como el de la política, el activismo social y la educación. ¿Pueden ser complementarios o es mejor no mezclarlos para que todos vayan por buen camino?
El ser humano es indivisible en su experiencia y conocimientos. El Sistema conduce a los niños desde muy tempranas edades a experimentar la integralidad de su ser y de sus facultades. Siendo así, lo que me ha construido como individuo es lo que suma y potencia el logro y alcance de las metas propuestas, de convertir la música en un derecho para todos, de hacerla un camino de rescate y de oportunidades. Ser educador, por ejemplo, me ha permitido diseñar y saber cómo debe ser llevada la educación de los futuros músicos desde una óptica completamente distinta a la que lideraba la educación y otros ámbitos del quehacer colectivo a mediados de la década de 1970.
Como activista social he podido comprender lo medular del aspecto social en la actividad individual y colectiva de una comunidad, de una sociedad y de un país. Así, cada una de las facetas profesionales, sociales y humanas me llevan a creer fehacientemente en que un individuo integral es aquel que puede colocar sus capacidades y aptitudes al servicio de la sociedad y la humanidad. Y en El Sistema nos empeñamos y nos dedicamos a formar individuos integrales para la sociedad.
¿Qué cambios culturales ha impulsado ‘El Sistema’?
enezuela ha evolucionado en todos los sentidos. Antes de la década de 1970 el país estaba sumido en la visión individual de la cultura, las artes y en general esto ocurría en todas las áreas y sectores del quehacer de nuestra nación. El Sistema rescató, desde sus inicios, la visión del individuo en colectivo, del ser que expresa la belleza a través de la práctica musical en sociedad.
Comenzamos a mirarnos como miembros de una orquesta, porque la sociedad funciona como una orquesta, donde nadie importa más que el otro, donde el sonido de uno en el atril tiene que armonizar con el sonido del otro y el de toda la orquesta, donde el resultado es común y no aislado ni individual, pero sí es el fruto de la sumatoria de las capacidades expuestas a su máxima expresión, a través del enaltecimiento del ser que es resultado indefectible en la práctica del arte. Hoy en día, lo social y lo colectivo son imperativos en el progreso del país. La economía mira a lo social como su rector, igual la tecnología, la educación y sin duda la cultura. Venezuela ha cambiado para ver en el ser humano el más alto de sus recursos, el más valioso, y más cuando actúa en sociedad, en una práctica que invita a ser cada vez mejores ciudadanos.
Todo comenzó en 1975 con la creación de ‘El Sistema’, ¿Qué beneficios ha traído esta visionaria iniciativa para miles y miles de niños venezolanos?
La música y su práctica colectiva a muy temprana edad, incluso antes del nacimiento de un bebé, le brinda la oportunidad al niño de ir formándose en una escala de valores espirituales y humanos de muy alta trascendencia, como por ejemplo, el esfuerzo compensado; porque desde el mismo momento en que el niño toma el instrumento abandona la creencia del “no puedo” para evidenciarse premiado con el aplauso y el reconocimiento de familiares, amigos y la comunidad; la constancia: la autovaloración y la autoestima, el trabajo en equipo y la solidaridad.
En la Orquesta y los Coros se pulen esos valores, actitudes y conductas positivas, fortaleciéndolos diariamente con el sano mérito y la fe en el “sí puedo; nada es imposible”. Allí mismo nacen individuos que se suman al colectivo, buenos ciudadanos para la sociedad y el mundo, espíritus ricos en belleza, seres defensores de la unión, ejemplos dignos para el país y para el mundo.
Tal ha sido el éxito de su iniciativa, que ha logrado expandirse hacia otros lugares del planeta.
La visión unificadora de la filosofía de El Sistema ha tenido tal fuerza que ha trascendido latitudes. Desde sus inicios, las orquestas de nuestro seno generaban admiración en los países visitados, por su ímpetu, por su fuerza, por su luz. La filosofía de la unión y la fe va inmersa en la práctica diaria de nuestros niños y jóvenes, porque les permites creer en su propio potencial, y además El Sistema no sólo se los permite ver sino que lo expone para ser testigo de su propia capacidad.
México, los países del Caribe y algunos de Europa fueron los primeros testigos de esta revolución musical. Poco a poco fueron surgiendo las invitaciones de muchas naciones que han querido conocer el fenómeno orquestal y coral venezolano, y hoy día ese interés se ha intensificado. Actualmente, El Sistema está replicado en 35 países del mundo y otros 35 más han comenzado relaciones para sembrar la semilla de nuestro modelo pedagógico, social y musical.
El Sistema estimuló también a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que promoviera la creación de la Orquesta Sinfónica Juvenil de las Américas y del Programa de Orquesta para Jóvenes en Riesgo en El Caribe en 2009. De manera similar nació la Sinfónica Juvenil Iberoamericana, que hizo su debut en 1997. También inspirada en El Sistema, la Corporación Andina de Fomento impulsa en esa región un sistema musical coral inspirado en el modelo venezolano.
Los más recientes convenios internacionales que se han sumado en la implantación del modelo de El Sistema han sido los de Brasil, Corea, Japón, Francia, Groenlandia y África. La mayoría de estos suman más de 2.000 beneficiarios cada uno, lo que lleva a El Sistema a contar con más de dos millones y medio de niños y jóvenes en todo el mundo.
¿De qué forma ha ayudado este proyecto a sacar de la marginalidad y la exclusión social a miles de jóvenes de su país gracias a la música?
La pobreza material es superada por la riqueza espiritual que aporta la música. Una vez que el niño supera la pobreza material sustituida por la riqueza espiritual, al tomar un instrumento y haber iniciado sus clases de música, se encuentra completamente preparado para salir adelante y superar cualquier tipo de obstáculos, bien sean económicos o de índole social. Hoy se puede decir que ningún niño en Venezuela está excluido del disfrute de la música y del derecho a su educación musical gratuita.
El Sistema cuenta con casi 400 orquestas, cerca de 600 agrupaciones corales y más de 290 núcleos constituidos a lo largo y ancho de la geografía nacional. Son medio millón de niños los que hoy día gozan de crecer artística, moral, emocional y espiritualmente, a través de la experiencia musical colectiva.
También es de resaltar su virtuosismo como director de orquesta. ¿Qué le ha aportado a esta orquesta que no tengan otras sinfónicas de renombre en el mundo?
Lo que hace distintiva a la Sinfónica Simón Bolívar es la visión de integración entre sus miembros. Es una orquesta de una enorme vitalidad en la que convergen dos energías: por una parte la energía musical propia de su creciente y avasallante nivel musical y, por otra, la energía de la cada vez más profunda articulación entre sus miembros, lo cual la hace una orquesta sinfónica única en el mundo. Uno no se siente superior al otro, todos trabajan en conjunto para lograr un acabado de primera, nutridos por el ímpetu y la fe que los hizo estar allí. Es ver sus sueños consumados cada vez que tocan, cada vez que se presentan en un escenario, nacional o internacional.
Además ha sido tutor y el maestro más influyente en el estilo y aprendizaje de directores consagrados como Gustavo Dudamel, Diego Matheuz, Christian Vásquez o Dietrich Paredes, entre otros. Imagino que se siente muy orgulloso.
Estos jóvenes, talentos no sólo en la dirección, sino en la carrera de solistas y en la gestión docente y gerencial cultural, representan el orgullo de todo un país. La docencia es una faceta que siempre me ha apasionado; yo sólo he otorgado la semilla, estos jóvenes con su esfuerzo y constancia conforman la impronta de un modelo musical que cambiará el mundo, con un mensaje de paz y de unión entre los pueblos, y ese sigue siendo mi compromiso, constante, indefinido.
Yo me siento más maestro que tutor, porque la relación entre mis alumnos abarca también enseñanzas de vida, de la relación humana y de múltiples consejos que implican situaciones de la vida cotidiana ante las cuales los músicos de El Sistema tienen respuestas de acuerdo a los altos valores morales, cívicos y espirituales que se les han enseñado desde pequeños.
¿Hacia dónde se encamina el futuro de ‘El Sistema’?
Hacia la meta sublime de un país en el que todos los niños y jóvenes tengan acceso a la educación artística y al mundo de la cultura en general. El Sistema va hacia el crecimiento constante. Nuestro futuro más inmediato es la meta del millón de niños y jóvenes venezolanos incorporados a El Sistema, un objetivo para el año 2019, y ya hemos cubierto la meta más corta que fue incluir a medio millón. Pero esta meta viene unida a la creación de espacios para la práctica musical de muy alta calidad en cada región. Ya tenemos casi culminadas las réplicas del Centro Nacional de Acción Social por la Música en ocho estados del país.
¿De algún modo podría ser considerado su trabajo una revolución de conciencias?
El Sistema y su medio millón de niños y jóvenes es en sí mismo una revolución. Representa la revolución cultural, pedagógica y educativa-social más contundente de la nación. Venezuela es el foco y la mira musical de muchos países europeos y de otras latitudes, no sólo por su calidad artística sino por la revolución social y pedagógica que está protagonizando. La presencia de El Sistema en el Festival de Salzburgo constituyó un hecho sin precedentes en la historia del festival artístico más renombrado del planeta. Las consideraciones y nuevas opiniones, diferentes a las que antes se mantenían respecto a la instrucción musical, marcaron una pauta de revolución cultural. Ya no es un mensaje lejano el que la música salva vidas y es un lenguaje de paz, esto ya está sonando en la conciencia de muchos seres humanos y sobre todo de grandes líderes. Porque este modelo no puede ser visto como algo aislado en la sociedad.
¿Nobel de la Paz para el maestro o para ‘El Sistema’?
El Sistema no es un solo hombre, El Sistema es una suma de sueños y de voluntades de miles de profesores, padres, madres, maestros y músicos que han hecho un pacto para buscar la paz a través de la música. El modelo de educación musical venezolano ratifica el ejemplo de que el lenguaje musical, como lenguaje universal, es el conductor y catalizador para la unión entre los pueblos, para hermanar naciones y dejar las divisiones atrás. Los niños y jóvenes de El Sistema fueron declarados Embajadores de Buena Voluntad por la Unesco en 1998. En definitiva, la paz es medio y fin en El Sistema y la metodología que este imparte. La paz no persigue un premio, sólo puede perseguir los objetivos y las metas para alcanzarla. La unión de los niños y jóvenes del mundo a través de la música es la meta para la consecución de la paz entre las naciones del mundo.