Por Juan Emilio Ballesteros
11/2/2017
El nuevo Aeropuerto Internacional de México (AICM), diseñado por los despachos profesionales de los arquitectos Norman Foster y Fernando Romero (Norman+Partners y FR-EE), será el aeródromo más sostenible y eficiente del mundo bajo el sello LEED Platinum, una infraestructura moderna e inteligente con una huella ambiental neutra que aprovechará la luz del sol, recolectará agua de lluvia y utilizará sistemas de ventilación naturales. Esta importante infraestructura, la más grande de su tipo en Latinoamérica, se ha adjudicado a un consorcio de empresas liderado por el grupo Carso, propiedad de Carlos Slim, y en el que participan FCC, constructora también controlada por el empresario mexicano, y Acciona.
El importe del contrato, la propuesta más solvente y ajustada de las que se presentaron, asciende a más de 84.800 millones de pesos mexicanos sin IVA (4.000 millones de dólares/3.900 millones de euros) y contará con un plazo de ejecución de 44 meses. En su fase inicial, el aeropuerto, que tendrá forma de equis en alusión al nombre de México, podrá trasladar 68 millones de pasajeros al año, con un crecimiento previsto para llegar a un total de 125 millones de pasajeros. Así, tendrá capacidad para atender 855.000 vuelos al año para llegar hasta un millón en su máxima etapa de desarrollo.
Se calcula que el nuevo aeropuerto de Ciudad de México, cuya primera fase concluirá a finales de 2020, costará alrededor de 7.920 millones de euros. Este concurso completará la primera fase de licitaciones de la que será la infraestructura aeroportuaria más importante de América Latina, que supera los 4.841 millones de euros e incluye una subestación eléctrica, las pistas 2 y 3 y el edificio terminal. La adjudicación consiste en la construcción de un edificio de 743.000 metros cuadrados de superficie, repartidos en cuatro plantas en una parcela de 4.430 hectáreas situada en el terreno situado en la Zona Federal del Lago de Texcoco.
En la planta primera estarán localizadas las llegadas, la sala de reclamación de equipaje y todas las actividades de apoyo en rampa y del sistema de manejo de equipaje. Además, en este nivel se encuentra el acceso al aparcamiento, la plaza, el parking de corta estancia y el acceso al metro a partir del Centro de Transporte Terrestre. El segundo piso estará destinado a las llegadas internacionales, a inmigración y a la zona de vuelos en transferencias. En la tercera planta se ubicará la zona de salida de vuelos, con el gran espacio central comercial, los corredores de salidas y el espacio reservado para Pre-clearance. Y por último, en la cuarta altura se localizarán el aparcamiento, la sala de documentación y el control de seguridad.
Operación triple smultánea
La superficie de la cubierta doblará el tamaño de la terminal 4 del aeropuerto de Madrid Barajas. Estará compuesta por planchas de aluminio y vidrios cerámicos que permitirán que el agua de lluvia, el aire y la luz solar se conduzcan por tuberías y sistemas fotosensibles para su uso en el interior. Además, la nueva terminal contará con seis pistas con operación “triple simultanea” lo que convertirá al futuro aeropuerto de México en uno de los primeros en emplear este sistema fuera de la Unión Europea.
La construcción de esta infraestructura aeroportuaria generará alrededor de 160.000 empleos y cuando esté en operación creará cerca de 450.000 puestos de trabajo.
En materia hidráulica, el proyecto detonará obras de gran magnitud. Se triplicará la capacidad de regulación de la zona hasta 38 millones de metros cúbicos (60 veces el Estadio Azteca), limitando el riesgo de inundaciones. Adicionalmente, se construirán 24 plantas de tratamiento de agua que aumentarán la capacidad de tratamiento disponible, y se entubarán 25 kilómetros de drenajes a cielo abierto. Con estas acciones se reducirán riesgos sanitarios y malos olores, a la vez que se incrementará la oferta de agua limpia en la zona. Asimismo, la que se utilice en la terminal será 100% tratada para no afectar el abastecimiento de agua potable de las zonas aledañas.
En materia ambiental, el proyecto rescatará una zona ecológicamente degradada. Se generarán nuevas áreas verdes, entre las que destaca el Bosque Metropolitano que, con un área de 670 hectáreas, se convertirá en el principal pulmón de la zona. Adicionalmente se acondicionarán nuevos humedales para proteger la biodiversidad y se reducirá la población afectada por altos niveles de ruido.
La participación de FCC agrega la experiencia de una empresa constructora con más de 110 años de antigüedad y una demostrada capacidad técnica y experiencia en la ejecución de proyectos de estas características, lo que garantiza el éxito en su consecución. Entre los grandes proyectos aeroportuarios que la compañía ha realizado se encuentra la terminal 4 del aeropuerto de Barajas, la 2 del aeródromo de Barcelona, el de Riga, en Letonia y la terminal del aeropuerto Internacional de Santiago de Chile, entre otros. Recientemente, ha inaugurado la torre de control del Aeropuerto de Bogotá, en Colombia.