Las encuestas hasta ayer (27/10/2018) daban ganador en la segunda ronda del balotaje en Brasil a Jair Bolsonaro, un militar retirado de ultra derecha de 63 años, que levanta pasiones en pro o en contra de sus ofertas electorales. Entre ellas perfila un proceso de privatización de activos energéticos de Brasil cuyos detalles no ha aclarado suficientemente.
En medio de una extrema polaridad, el presidente del Partido Social Liberal, jair Bolsonaro, ha hecho promesas en el plano energético que pareciera no están muy claras en lo interno de su equipo de campaña, y en especial no están en sintonía con su súper asesor en materia económica, Paulo Guedes.
Sin embrago, las relaciones con los representantes el sector lucen cordiales, y con ánimo de que así continúen. Inclusive, pese a los contradictorios anuncios en materia energética los empresarios mantiene una actitud vigilante y tomado la temperatura, sobre los activos energéticos de Brasil aludidos por Bolsonaro.
El enorme portafolio de negocios que significa Brasil para las principales petroleras del mundo, no es un factor a soslayar. Bolsonaro sabe que en el fondo marino están los recursos para reflotar a la endeuda Petrobras y al fisco nacional. Sabe además que, el músculo financiero para hacer frente a la compleja formación que significa el pre-sal requiere de ingentes recursos, que Brasil no puede desembolsar.
Aclarando contradicciones sobre activos energéticos de Brasil
De acuerdo con el candidato, está descartado “al menos en el corto plazo” la privatización de la estatal y emblemática petrolera Petrobras.
Guedes, por su parte, ha manifestado su preferencia por poner en venta todas las compañías estatales para ayudar a reducir el gran déficit presupuestario que enfrentan las cuentas fiscales en Brasil.
Según el asesor, la privatización incluiría a Centrais Eletricas Brasileiras SA, conocida como Eletrobras, la mayor compañía brasileña de servicios públicos. Sin embargo, Bolsonaro dijo esta semana que no tenía intención de vender activos de generación de energía, sugiriendo que estaba en contra de una privatización completa de la energética, reseñó Reuters.
Mientras Bolsonaro hizo subir la bolsa el lunes (08/10/2018) luego de que el domingo se alzó con el 46,03% de los votos, esa misma semana la hizo retroceder luego de desdecirse que privatizaría varios activos energéticos.
“El principal índice de acciones de Brasil retrocedía un 2% este miércoles tras declaraciones del candidato presidencial de extrema derecha Jair Bolsonaro sobre la reforma a la previsión social y la privatización de la eléctrica estatal Eletrobras, que dieron paso a una toma de ganancias”, reseñaba El Economista ese día, tras las declaraciones sobre activos energéticos de Brasil.
El militar retirado alegaba que no entregaría Brasil a los chinos, diciendo: “Cuando usted va a privatizar, ¿usted va a privatizar para cualquier capital del mundo? China no está comprando en Brasil, está comprando Brasil. ¿Usted va a dejar a Brasil en manos de los chinos?, se preguntó.
“Sobre Petrobras detalló que el eje central de la estatal petrolera debe ser conservado por el Estado, sin embargo, considera que el refinamiento y al explotación deben ser abiertas a los capitales privados”, reseñó El Cronista.
Activos energéticos de Brasil bajo la lupa
Bolsonaro, de resultar ganador, se enfrentará a un plan energético existente que apunta al llamado de capitales privados para elevar la producción de los ricos yacimientos del pre-sal.
En tanto, el más reciente plan de negocios 2018/2022 de Petrobras prevé inversiones en torno a los USD 74.500 millones; un monto similar al del plan previo, lo que no genera cambios sustantivos con respecto al cronograma anterior, donde se priorizan la exploración y producción de petróleo en Brasil.
Petrobras sostuvo el volumen de desinversión para el periodo 2017-2018 en USD21 mil millones. La compañía también afirmó que continuará en sus esfuerzos de reducir costos operacionales, previendo un monto de USD136,8 mil millones de gastos operacionales gerenciales hasta 2022.
El presalino aporta 54% de la producción de crudo
Por otra parte, los planes de negocios del Brasil sobre el disputado pre-sal siguen avanzando a pasos agigantados. Los inversores esperan que las reglas del juego sean cumplidas y respetadas en función de mantener los desembolsos planeados, de los cuales muchos ya están en marcha.
Los empresarios brasileños esperan apertura y espacios para el capital local en los desarrollos del pre-sal, donde ya se cuentan empresas de la talla de ExxonMovil, las británicas Shell y BP, la francesa Total, la noruega Equinor, la china CNODC, la española Repsol Sinopec y la portuguesa Petrogal.
La producción del pre-sal en marzo totalizó 1,745 millones de boe/d, una reducción del 1% en relación al mes anterior, y correspondió al 54% del total producido en Brasil. Se produjeron 1,396 millones de barriles de petróleo por día y 55 millones de metros cúbicos diarios de gas natural a través de 83 pozos.
El prometedor pre-sal
En el área de explotación del pre-sal, se han descubierto reservas de aproximadamente 40.000 millones de barriles; y se estima que hay 176.000 millones no descubiertas, según cifras del Instituto Nacional de Aceite y Gás de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro.
Esta reserva equivale a cinco años del consumo mundial del recurso, con una ventaja extra: su costo de extracción es de 8 dólares, muy por debajo del costo medio de la producción mundial. No hay dudas de que el pre-sal es un recurso abundante y estratégico; y, por ello, codiciado.
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