U na expresión popular en la República Democrática de Congo, «descúbrelo tú mismo», cobra especial relevancia en estos días. Está referida a la corrupción y a la agudización de la gente frente a lo que ocurre en ese país. En esa línea, un grupo de activistas llevó al ministro de Medio Ambiente a los tribunales. Lo acusan de asignar ilegalmente concesiones maderera por casi tres millones de hectáreas a dos empresas chinas y una congoleña. Y así deforestar la selva en el Congo.
Representantes de la sociedad civil señalan al ministro de Medio Ambiente, Claude Nyamugabo, de violar una moratoria de 2002 sobre nuevas concesiones madereras. Ha incurrido en tales irregularidades en dos ocasiones distintas en 2020 y por una extensión más grande que Gales.
La selva tropical del Congo es la segunda más grande el mundo. Es una ecorregión que ocupa 533.500 kilómetros cuadrados en una zona triangular entre el Congo y la República Centroafricana. Su límite septentrional viene marcado por la transición al bioma de sabana. Al este limita con las montañas del Rift y al oeste y sur con el río Congo y sus afluentes. En los últimos años ha visto una pérdida creciente de la cubierta forestal, lo que amenaza su succión del carbono de la atmósfera.
Los activistas dicen que los contratos son ilegales y corren el riesgo de abrir áreas más grandes a la tala comercial, reseñó Climate Home.
Joe Eisen, director ejecutivo de Rainforest Foundation UK, dijo que la tala selectiva estaba desencadenando «una cascada de deforestación través de la construcción de carreteras y de infraestructura».
Al mismo tiempo indicó que «cualquier expansión de la tala industrial en este momento presagia malas noticias”. A pesar de las decenas de millones de dólares en subsidios en las últimas décadas, la industria maderera en el Congo y gran parte de la región sigue siendo sinónimo de patrocinio político. Así como de corrupción, conflicto social y malas prácticas ambientales, afirmó Eisen.
Concesiones reducen la selva en el Congo
Después de varios intentos de discutir el tema con el ministro, los activistas presentaron una demanda en el tribunal administrativo del país. No es la primera vez que un ministro en ejercicio enfrenta un desafío legal por violar las leyes forestales y contribuir con la deforestación de la selva en el Congo. En 2018, la también ministra de Medio Ambiente, Amy Ambatobe, restableció tres concesiones a empresas chinas. La historia se repite.
“Teníamos que atrevernos. No podíamos dejar que esto se resbale, de lo contrario las cosas nunca cambiarán”, dijo Augustin Mpoyi, abogado ambiental de Codelt. Una ONG que trabaja para fortalecer la transparencia y la responsabilidad de las regulaciones ambientales.
Los activistas argumentan que esa acción viola la moratoria que fue reafirmada por decreto presidencial en 2005. Y que la prohibición de nuevas asignaciones se aplica a «toda adquisición de derechos de explotación». Incluida la reasignación de concesiones existentes.
Entretanto, el Ministerio de Medio Ambiente insiste en que Nyamugabo no actuó ilegalmente y los contratos se referían a transferencias de títulos existentes más que a la apertura de nuevas concesiones.
En entredicho la reducción de emisiones
Los activistas presentaron la demanda luego de obtener los contratos firmados por el ministro Nyamugabo. En ellos, según indican, transfirió nueve concesiones por un total de más de dos millones de hectáreas a dos empresas chinas en enero de 2020.
La semana pasada, grupos de la sociedad civil obtuvieron un nuevo tesoro de documentos. Muestran que el ministro reasignó cuatro concesiones de tala que cubrían más de 770.000 hectáreas en junio de 2020 a una empresa congoleña llamada Groupe Services.
La deforestación de la selva del Congo sigue su curso. Tres de las cuatro concesiones asignadas a Groupe Services están ubicadas en la provincia de Mai Ndombe. Un área sobre el cual se despliega un programa de reducción de emisiones de $55 millones que se está finalizando entre el gobierno del Congo y el Banco Mundial.
Los concesionarios privados son los principales beneficiarios del programa, dijo Eisen. Según las propuestas actuales, las empresas recibirán una parte del pago del programa a cambio de reducir la tala de bosques.
Un análisis reciente de Rainforest Foundation y su socio congoleño Apem descubrió que el programa Mai Ndombe, uno de los programas Redd + de más alto perfil del mundo, no ha logrado brindar salvaguardias sociales ni prevenir la deforestación.
Con la demanda de créditos de carbono que se espera que se dispare en los próximos años, «lo que sucede en Mai Ndombe proporciona un caso de prueba muy importante», dijo Eisen.
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