Desde el inicio de la invasión en Ucrania, por las tropas rusas, los líderes del mundo, estrategas y analistas se han paseado por el terrible escenario de una guerra nuclear. Varios de los países en juego, directa o indirectamente en este conflicto, poseen armas nucleares. Activarlas desataría efectos incalculables y no vistos en guerras anteriores. Organismos especializados indican que se produciría una hecatombe para la humanidad, el medioambiente y cambiaría, en horas, la vida en el planeta.
El Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), al actualizar su banco de datos, afirma que “hay más de 13.000 armas nucleares en el mundo controladas por nueve naciones”. Estados Unidos, Rusia, el Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte cuentan con ese poderío y, actualmente modernizan sus arsenales.
La presencia de estas armas “crea el riesgo de que sean lanzadas intencionalmente o por error, un accidente nuclear. Por líderes inestables, piratas informáticos o fallas informáticas”, señala el instituto en un informe.
Estas armas nucleares producirían la devastadora pérdida de vidas humanas. Además, las temperaturas de la Tierra bajarían 10 °C. Se perderían las cosechas en el mundo y el hielo marino bloquearía los principales puertos. La pesca prácticamente desaparecería, precisa un estudio publicado en la revista AGU Advances.
Escenario aterrador que presenta esta investigación adelantada por científicos internacionales. Tras realizar múltiples simulaciones por computadora para evaluar los impactos de una guerra nuclear regional. Y de mayor escala en los sistemas de la Tierra dadas las capacidades armamentísticas actuales.
Impacto del potencial de las armas nucleares
Del inventario total de unas 12 705 ojivas (parte delantera o superior de un misil, torpedo o cohete, donde se aloja el explosivo) a principios de 2022, unas 9440 se encontraban en reservas militares para uso potencial. De ellos, se estima que 3732 ojivas se desplegaron con misiles y aviones, y alrededor de 2000 (casi todas pertenecientes a Rusia o Estados Unidos) se mantuvieron en estado de alerta operativa máxima.
“Todos los estados con armas nucleares están aumentando o mejorando sus arsenales. Y la mayoría está agudizando la retórica nuclear y el papel que juegan las armas nucleares en sus estrategias militares”, dijo Wilfred Wan, Director del Programa de Armas de Destrucción Masiva de SIPRI. «Esta es una tendencia muy preocupante».
Rusia y EE UU poseen más del 90% de todas las armas nucleares. Los otros siete estados con este tipo de armas están desarrollando o desplegando nuevos sistemas. China se encuentra en medio de una expansión sustancial de su arsenal de armas nucleares. Según las imágenes de satélite incluye la construcción de más de 300 silos de misiles. Se cree que se asignaron varias ojivas nucleares adicionales a las fuerzas operativas en 2021 luego de la entrega de nuevos lanzadores móviles y un submarino.
En todos los escenarios simulados por AGU Advances, las tormentas de fuego nucleares liberarían hollín y humo en la atmósfera superior que bloquearía el Sol. Y provocaría la pérdida de cosechas en el mundo. En el primer mes después de la detonación nuclear, las temperaturas globales promedio caerían unos 10º C. Un cambio de temperatura mayor que en la última Edad de Hielo. Un estudio anterior indicó que la temperatura global promedio de la Edad de Hielo era 6º C más fría que la actual.
Catástrofe en el medioambiente por armas nucleares
Después de cada uno de los escenarios de guerra nuclear, analizados por los investigadores y recogido por AGU Advance se produce un evento de enfriamiento y reducción de la radiación solar decenal.
La poca luz y el enfriamiento rápido y sostenido causan grandes perturbaciones físicas en el océano. Incluida una intensificación de la mezcla vertical, un mayor vuelco y expansión del hielo marino.
En todos los escenarios de guerra con armas nucleares, estas perturbaciones provocan una histéresis. Es decir, la tendencia de un material a conservar una de sus propiedades, en ausencia del estímulo que la ha generado. Esta histéresis produce un nuevo estado oceánico, donde la estratificación de la densidad y los trazadores biogeoquímicos se alteran en toda la columna de agua.
La magnitud del nuevo estado y el tiempo de recuperación se ven afectados por la magnitud de la anomalía de enfriamiento y dependen del sistema afectado. En todos los escenarios de guerra nuclear, las modificaciones en la temperatura y los perfiles biogeoquímicos persisten durante muchas décadas, y probablemente cientos de años. Debido a las largas escalas de tiempo de recuperación de las profundidades del océano. Es probable que el aumento de la extensión y el volumen del hielo marino del Ártico sean permanentes en una simulación de guerra entre EE UU y Rusia, pone como ejemplo la investigación.
Destrucción de la pesca y acuicultura
“No importa quién bombardea a quién. Puede ser India y Pakistán o la OTAN y Rusia. Una vez que el humo se libera a la atmósfera superior, se propaga globalmente y afecta a todos”, dice Cheryl Harrison. Profesora del Departamento de Oceanografía y Ciencias Costeras en la Universidad Estatal de Luisiana (LSU), reseñó ABC.
A medida que el planeta se enfriase, el hielo marino se expandería en más de 15 millones de km cuadrados y 1,8 metros de profundidad en algunas cuencas que bloquean los principales puertos. Incluidos el de Tianjin en Pekín, Copenhague y San Petersburgo. El hielo marino se extendería a las regiones costeras normalmente libres de hielo. Bloqueando el transporte marítimo en el hemisferio norte. Esto dificultaría el envío de alimentos y suministros a algunas ciudades como Shanghái, donde los barcos no están preparados para navegar con hielo marino.
La caída repentina de la luz y las temperaturas del océano desde el Ártico hasta el Atlántico Norte y el Pacífico Norte, mataría las algas marinas. Estas son la base de la red alimentaria marina, creando una hambruna en el océano. Esto detendría la mayor parte de la pesca y la acuicultura.
Además, los investigadores simularon lo que le sucedería a los sistemas de la Tierra si EE UU y Rusia usaran 4.400 armas nucleares de 100 kilotones para bombardear ciudades y áreas industriales. Resultando en incendios que arrojaron más de 150.000 millones de kilos, de humo y carbón negro a la atmósfera superior. También simularon lo que sucedería si India y Pakistán detonaran alrededor de 500 armas nucleares de 100 kilotones que arrojarían hasta 46.000 millones de kilos de humo y hollín a la atmósfera superior.
Conciencia y rechazo a la guerra
“La guerra nuclear tiene consecuencias nefastas para todos. Los líderes mundiales han utilizado nuestros estudios como un impulso para poner fin a la carrera de armamentos nucleares en la década de los años ochenta. Y hace cinco años para aprobar un tratado en las Naciones Unidas para prohibir las armas nucleares. Esperamos que este nuevo estudio anime a más naciones a ratificar el tratado de prohibición”, argumenta el coautor Alan Robock. Investigador y profesor del Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Rutgers.