Pareciera que la COP27 en Egipto, arroja más críticas que elogios. Analistas resaltan la amplia y efusiva presencia de las empresas petroleras en una cumbre del clima. Destacan también que las ambiciones por reducir las emisiones de carbono no fueron tales. Pero en un repaso por la COP26, en Glasgow 2021, los cuestionamientos fueron muchos y la cita anual de la ONU presentó otros puntos débiles en las negociaciones. Mientras las expectativas por las conferencias aumentan y, al cabo de dos semanas se desvanecen, el planeta se deteriora sin pausa. El tiempo apremia.
Aunque los efectos del cambio climático están a la vuelta de la esquina: pérdidas humanas, millones de desplazados, daños en infraestructuras e impactos económicos, persisten las dilaciones y falta de compromisos.
A las conversaciones globales en el resort Sharm el-Sheikh, se invitó a las empresas de petróleo y gas a participar en el programa oficial de eventos. Rachel Rose Jackson de Corporate Accountability dijo que la “COP27 parecía una feria comercial de la industria de combustibles fósiles”.
En sus espacios se contaron al menos 636 cabilderos de combustibles fósiles, un 25% más que en la ronda de negociaciones en Glasgow. Los cabilderos superaron en número a las delegaciones combinadas de los 10 países más afectados por el cambio climático. Incluidos Pakistán, Bangladesh y Mozambique, según mostró una investigación de Corporate Europe Observatory, Corporate Accountability y Global Witness.
Los productores de petróleo más grandes del mundo se hicieron sentir. Arabia Saudí organizó un evento para promover la «economía circular del carbono». Bajo la cual la captura de carbono, el hidrógeno y otras tecnologías basadas en combustibles fósiles se promocionan falsamente como «limpias», recoge Truthout.
Antes y después de la COP27, las emisiones no se detienen
La riqueza y el poder fueron alardeados en los pasillos y alrededores de la cumbre. Coca-Cola, el principal contaminador plástico del mundo, patrocinó las charlas. Y la agencia de comunicación, denunciada por 400 científicos, sirve a los intereses de las petroleras.
Los delegados volaron en jets privados: Treinta y seis llegaron a Sharm el-Sheikh cuando comenzó la cumbre y otros 64 volaron a El Cairo. Las autoridades egipcias ignoraron la campaña internacional para liberar al disidente Alaa Abd El-Fattah, que cumple una condena de cinco años de prisión por una publicación en las redes sociales, y a otros presos políticos.
Entretanto, la desplegada flota de autobuses que iba y venía, trasladando a miles de delegados desde el aeropuerto a los hoteles y al centro de debate, consumieron diésel. Permanecieron inactivos bajo el sol abrasador con las puertas abiertas y los acondicionadores de aire a todo volumen hasta que partieron. A menudo con solo un puñado de asistentes a bordo.
Cada día, los autobuses recorrieron cientos de kilómetros en rondas interminables. Arrojando miles de toneladas de dióxido de carbono y hollín al aire mientras pasaban por extensiones de desierto. Donde continúan surgiendo más hoteles turísticos y centros comerciales.
La huella de carbono de la COP26 del año pasado fue de 102.500 toneladas de dióxido de carbono. A un precio de $100 por tonelada que suma más de $10 millones de dólares. De la COP27 aún no se ha estimado el boom de sus emisiones. ¿Podría invertirse ese dinero en infraestructura verde por adelantado antes de la conferencia. Dejar un legado duradero mejor que las montañas de desechos plásticos que se producen en las charlas cada año? Esa conversación no está en la agenda.
Defensa del gas en la transición energética
Un elemento central de la ofensiva de relaciones públicas de la industria de los combustibles fósiles es la nueva carrera por el gas. Iniciada por la guerra rusa contra Ucrania y la decisión de Moscú de limitar el suministro de gas a Europa. Para el Foro de Países Exportadores de Gas, una alianza de 17 grandes productores de gas, incluido Egipto, la COP27 fue “una gran oportunidad para defender el gas en la transición energética”.
Desde inicios de la guerra en Ucrania, se han anunciado planes para construir 26 nuevas terminales de importación de gas natural licuado (GNL) en Europa. La UE ha firmado un acuerdo con Egipto e Israel para apoyar la extracción de gas en el Mar Mediterráneo Oriental. Y los políticos europeos han buscado acuerdos de proyectos de gas con naciones africanas.
Una vez que se decide un proyecto de gas, pueden pasar hasta 10 años antes de que comience la producción. Por lo tanto, la brecha de suministro de Europa este año y el próximo será cubierta. Si es que lo es, por productores existentes como Qatar, Estados Unidos y Australia, no por nuevos proyectos. El peligro es que, durante la próxima década, esos proyectos alejarán aún más al mundo del objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.
La Agencia Internacional de Energía dice que, para alcanzar los objetivos de «cero neto», no puede haber nuevos campos de gas o petróleo. Y que la demanda de gas debe reducirse drásticamente. El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo en junio que invertir en la producción de petróleo o gas era “delirante”, reseñó Truthout.
Incumplimientos tras incumplimientos
El activista nigeriano por la justicia climática Nnimmo Bassey, coordinador de Oilwatch International, denunció la postura a favor del gas de los gobiernos africanos como “ecocidio y crimen intergeneracional” que “perpetúa el colonialismo y la irresponsabilidad ecológica”.
El circo de relaciones públicas de los combustibles fósiles en Sharm el-Sheikh ha oscurecido la crisis en el corazón de las conversaciones de la COP27, y sus esfuerzos por reducir las emisiones. La puerta se está cerrando a la posibilidad de mantener el calentamiento global a 1,5 °C, como demostraron los investigadores de Climate Action Tracker en un informe autorizado sobre inacción climática.
Las políticas actuales de las naciones producirán un calentamiento global de entre 2,2 °C y 3,4 °C para finales de siglo, mostró el texto. Se han incumplido los compromisos contraídos en las conversaciones de Glasgow para endurecer los objetivos nacionales (contribuciones determinadas a nivel nacional o NDC). Se han interrumpido los compromisos contraídos para salir del carbón. Y los países ricos han vuelto a incumplir sus promesas de financiar la transición energética en el Sur Global.
Las conversaciones sobre la implementación de decisiones ya inadecuadas fueron a paso de tortuga. Los delegados de países en desarrollo se enfurecieron por el lento progreso en Pérdidas y Daños, el principio de que los países ricos deben pagar por los miles de millones de dólares en daños ya causados por el cambio climático. Por ejemplo, por las inundaciones en Pakistán este verano.
Pero, la parte positiva, es que en el tiempo de prórroga de la cumbre y en horas de la madrugada, se aprobó el tema de las Pérdidas y Daños, sin mayores especificaciones. Será en la COP28 en Dubai que se perfilen las condiciones.