Por Cambio16
12/1/2017
La organización yihadista filipina Abu Sayyaf ha amenazado en un vídeo con decapitar al ciudadano alemán que mantiene secuestrado si Berlín no accede a pagar el millonario rescate exigido por su liberación. «Estamos dando un ultimátum para que se cumplan nuestras demandas. No pagar el rescate supondrá la decapitación de este ciudadano alemán», afirma uno de los tres secuestradores vestidos de negro y con la cara cubierta en este vídeo difundido anoche en las redes sociales. El grupo islamista exige 500 millones de pesos (unos 10,1 millones de dólares o 9,5 millones de euros) por la liberación de Juergen Kantner, de 70 años, secuestrado el pasado noviembre en aguas del estado malasio de Sabah, colindante con el sur de Filipinas.
El secuestrado aparece cabizbajo y maniatado en primer plano en el vídeo tomado en una zona selvática, probablemente del sur de Filipinas, donde opera Abu Sayyaf, una de las organizaciones terroristas más activas en el país que ha jurado lealtad al Estado Islámico (EI). El grupo yihadista ha intensificado su actividad en el último año.
El portavoz de los secuestradores también tachó al Gobierno alemán de «arrogante» por «no prestar atención» a sus demandas hasta el momento, y aseguraron que «todos los infieles son el objetivo» de sus ataques, según el vídeo.
En el secuestro de Juergen Kantner los yihadistas mataron a tiros a su esposa, cuyo cuerpo fue hallado por las autoridades el pasado 7 de noviembre en el yate en el que ambos viajaban y que presumiblemente fue abordado por milicianos de Abu Sayyaf.
Abu Sayyaf ya decapitó el año pasado a dos canadienses, John Ridsdel y Robert Hall, tras no recibir la extorsión monetaria que había solicitado en el plazo impuesto. El grupo yihadista ha intensificado su actividad en el último año, secuestrando a decenas de personas en las aguas del suroeste de Filipinas y el noreste de Malasia, muchos de ellos tripulantes de embarcaciones que navegaban por la zona. Los terroristas mantienen en su poder actualmente a otros 22 rehenes, de los que cinco son filipinos, siete malasios, seis vietnamitas, dos indonesios, un coreano, y un holandés, según las autoridades del país.