Las fórmulas de Einstein sobre la relatividad están vigentes y contribuyen a avances de la física y en especial de la astronomía. Sobre esa base, la Universidad de Gotinga ha reavivado el debate sobre la posibilidad de viajar a más velocidad que la luz. En función de la física convencional.
Hasta los momentos, el transporte más rápido que la luz (superluminal) se soporta en la teoría del científico alemán. La misma requeriría de grandes cantidades de partículas hipotéticas y estados de la materia que tienen propiedades físicas “exóticas” como la densidad de energía negativa. Este tipo de materia no se puede encontrar actualmente o no se puede fabricar en cantidades viables.
El estudio de la universidad alemana, publicado en Classical and Quantum Gravity, abre la posibilidad de superar las actuales barreras. La investigación se refiere a la construcción de una nueva clase de “solitones” hiperrápidos. Se entiende por solitones, aquellas ondas solitarias compactas, sin deformarse en un medio no lineal. Y utilizarían fuentes con solo energías positivas que permitirían viajar a cualquier velocidad.
Un progreso teórico, que se creía inalcanzable, y reanima el debate sobre la posibilidad de viajes más rápidos que la luz basados en la física convencional. El tema ha ocupado por años, las mentes y las mesas de cálculos en laboratorios y academias del mundo.
El desplazamiento por curvatura es, sin embargo, abordado por libretistas de películas y escritores de ciencia ficción. En la serie de Star Trek se visualiza con una propulsión basada en curvar o distorsionar el espacio-tiempo. De tal forma que facilita que la nave se acerque al punto de destino con una velocidad equivalente o superior a la velocidad de la luz.
El espacio y el tiempo detrás de la nave espacial se expandirían mientras que el espacio y tiempo por delante del objeto se comprimirían. ¿Se está en posibilidades ciertas de que la realidad supere a la ficción?
¿Más rápido que la velocidad de la luz?
La teoría de la relatividad especial de Albert Einstein dicta que ningún objeto conocido puede viajar más rápido que la velocidad de la luz en el vacío, que es 299.792 km/s. Este límite de velocidad hace que sea poco probable que los humanos puedan enviar naves espaciales para explorar más allá de nuestra área local de la Vía Láctea.
Sin embargo, la investigación de Erik Lentz en la Universidad de Gotinga sugiere un camino más allá de este límite. El problema es que su esquema requiere grandes cantidades de energía y es posible que no pueda propulsar una nave espacial.
La idea de crear burbujas warp no es nueva, fue propuesta por primera vez en 1994 por el físico mexicano Miguel Alcubierre. Las apodó “warp drives” en homenaje a la serie de ciencia ficción Star Trek.
Hasta la investigación de Lentz, se pensaba que la única forma de producir un impulso warp era generando grandes cantidades de energía negativa. Tal vez utilizando algún tipo de materia exótica no descubierta o mediante la manipulación de la energía oscura.
Un gran avance científico pero con limitaciones
Para solucionar este problema, el joven físico alemán construyó una estructura geométrica inexplorada del espacio-tiempo. El propósito era derivar una nueva familia de soluciones a las ecuaciones de relatividad general de Einstein llamadas solitones de energía positiva.
Los solitones de Lentz parecen ajustarse a esa teoría y eliminan la necesidad de crear energía negativa. Pero las agencias espaciales no construirán impulsiones warp en el corto plazo, si es que alguna vez lo harán. Parte de la razón es que el impulso warp de energía positiva de Lentz requiere una gran cantidad de energía para, justamente, avanzar más rápido que la velocidad de la luz.
Según Lentz, una nave espacial de 100 m de radio requeriría la energía equivalente a «cientos de veces la masa del planeta Júpiter».
Añade que, para ser práctico, este requisito tendría que reducirse en unos 30 órdenes de magnitud para estar a la par con la producción de un reactor de fisión nuclear moderno. Actualmente, Lentz está explorando esquemas de ahorro de energía existentes para ver si la energía requerida se puede reducir a un nivel práctico.
“Este es un avance muy emocionante del que espero tener más informes pronto”, dio el físico en su página web.
Lee también en Cambio16.com: