La Cumbre Climática de la ONU COP28 finalizó su primera semana y todos los ojos están puestos en el segundo borrador técnico del balance mundial. El documento de 24 páginas presenta un menú suficientemente amplio en el que se cuela la eliminación gradual de los combustibles fósiles, pero también unas “puertas traseras” que permiten seguir produciéndolos y quemándolos.
Los negociadores han avanzado en algunos temas, pero todavía quedan muchos puntos por resolver antes de que lleguen los ministros de gobiernos para la última semana de charlas. La conversación se ha centrado en el balance mundial. Documento que determina dónde se encuentran los países de cara a sus objetivos climáticos de limitar el calentamiento a 1,5 °C en comparación con la era preindustrial y cómo alcanzarlos.
Los ambientalistas se centran en conseguir compromisos de que el mundo abandonará el consumo de carbón, petróleo y gas natural. Los negociadores climáticos tratan de determinar cómo gestionar exactamente los combustibles fósiles que están sobrecalentando el planeta. Hay tantas posibilidades en las 24 páginas del borrador que no da muchas pistas sobre lo que se acordará cuando termine la sesión la semana que viene.
Una de las opciones que más ha llamado la atención es la de “extinguir el uso de los combustibles fósiles”, la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero. Un lenguaje mucho más duro que el registrado en las reuniones climáticas de la ONU y que se robó todo el protagonismo. La propuesta, impulsada por la Unión Europea y los pequeños estados insulares, ha generado un gran revuelo entre los países productores de petróleo y carbón. Temen por el impacto económico y social de esta transición. También se incluye “eliminar rápidamente” en esta década toda generación de energía con carbón “que no cuente con técnicas de mitigación”. Frase esta última que hizo levantar la ceja a más de un ambientalista.
Juego de palabras
Consideremos el paquete energético como ejemplo de las palabras que están en juego. En lo que respecta a la batalla decisiva de la COP28, el futuro de los combustibles fósiles, el borrador del texto presenta dos opciones para su eliminación gradual. La primera simplemente solicita “una eliminación ordenada y justa de los combustibles fósiles”. Reflejando la postura de la “coalición de alta ambición” (Francia, Kenia, Colombia y otros).
La segunda opción es más detallada. Incluye calificativos que protegen al carbón, petróleo y gas. Los países deberían “acelerar los esfuerzos” hacia una eliminación gradual de los combustibles fósiles “sin disminuir” y “reducir rápidamente su uso”. Pero no necesariamente su producción. También es más específica sobre el objetivo: “cero emisiones netas de CO2 en los sistemas energéticos para mediados de siglo o alrededor de esa fecha”.
En el aspecto tecnológico del paquete, el texto establece una repetición del tira y afloja que ya se vio en el G20 este año. Un párrafo pide que se triplique la capacidad de energía renovable para 2030. Seguido por otro que aboga por la expansión de las “tecnologías de bajas emisiones” preferidas por las industrias de combustibles fósiles, como la captura y almacenamiento de carbono y el hidrógeno.
En Delhi, en septiembre, las economías más grandes del mundo acordaron incluir ambos para satisfacer a todos. Cada párrafo también viene con una opción “sin texto”. Esto podría llevar a algunas situaciones de “tómalo o déjalo” que ya se vieron el año pasado en Sharm el-Sheik. Se espera otra versión del texto.
Claridad y definición
La comunidad internacional debate en particular si debe “abandonar” lo antes posible los combustibles fósiles o “reducir” su consumo. Cuestión que ha exacerbado las posturas negociadoras en Dubái. El Comisario Europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra, reiteró que la Unión Europea (UE) aspira a que la COP28 impulse la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero a partir de “esta década”.
“Mi deseo es que esta COP28 señale el comienzo del fin de las energías fósiles. Es imprescindible que nos alejemos de las energías fósiles”, afirmó Hoekstra, recién llegado a Dubái para la última semana de negociaciones.
La intervención clara y directa del comisario llega en un momento crítico de la 28ª conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. Los negociadores de las delegaciones no han logrado un compromiso tras cinco días de debates. Wopke Hoekstra enfatizó uno de los objetivos de los 27 miembros de la UE: plasmar en el texto legal negociado en la COP28 que las emisiones de gases de efecto invernadero deben comenzar a disminuir antes de 2030.
A menos de una semana del cierre de la conferencia el líder de la agencia ONU Clima, Simon Stiell, instó a los países negociadores en la COP28 de Dubái a dejar de “simular”. “Tenemos un texto como base, pero está lleno de aspiraciones. Hay muchas opciones sobre la mesa en estos momentos que abordan el abandono de los combustibles fósiles. Necesitamos la mayor ambición, no limitarse a marcar puntos”, explicó refiriéndose a las posturas extremas de los negociadores.
La enviada climática de Alemania, Jennifer Morgan, también se pronunció. Dijo que quería ver una redacción clara sobre a dónde debe dirigirse la transición energética y un abandono gradual justo de los combustibles fósiles. “Las negociaciones, como suele ocurrir, ofrecen una imagen dispar ahora mismo. Vemos grandes diferencias entre países individuales en algunos temas. Pero hay una voluntad de hacer progresos”.
Sin lagunas
Las alternativas en el borrador del balance oscilan entre una “reducción gradual de la energía del carbón no mitigada” más moderada y un “abandono ordenado y justo de los combustibles fósiles”. Sencillo pero impactante. El científico climático Bill Hare, director general de Climate Analytics, enfatizó que el objetivo principal de la reunión es “lograr un consenso sobre la eliminación gradual de los combustibles fósiles. Si no logramos esto, es poco probable que veamos una mejora en la temperatura”.
Los expertos en medidas climáticas subrayaron la importancia de examinar cuidadosamente la redacción para detectar posibles resquicios. “Necesitamos abandonar completamente los combustibles fósiles sin dejar ninguna puerta trasera”, afirmó Niklas Hohne, del New Climate Institute. “En esta conferencia se están proponiendo muchas puertas traseras en las mesas de negociaciones (…) principalmente para prolongar la vida de los combustibles fósiles. Una de ellas es hablar de combustibles fósiles ‘no mitigados’”.
La inclusión del término “no mitigado” sugiere la posibilidad de quemar combustibles fósiles si sus emisiones pueden ser capturadas y almacenadas. Esta es una tecnología muy discutida que, según Hohne y otros científicos, aún no ha demostrado ser efectiva.
Cerrar la puerta
La World Wide Fund for Nature (WWF) también analizó el segundo borrador del “Balance global de emisiones”. Sobre el cual dijo que muestra algunas mejoras en comparación con el primero. Pero advierte que aún no cierra la puerta a los combustibles fósiles y sigue una trayectoria que no está en línea con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 °C.
La ONG cuestiona que el borrador habla de alcanzar emisiones globales netas cero en 2050 o “alrededor de esa fecha”. Recuerda que el borrador aún contiene “distintas opciones” respecto a temas claves por lo que en los próximos días es “crucial” que se decante hacia las que estén en línea con el escenario 1,5 °C.
Entre los aspectos positivos del nuevo borrador incluye “un buen lenguaje” sobre la eliminación progresiva de los combustibles fósiles. Celebra que se añadieron nuevas opciones de texto que piden una mayor ambición en los planes climáticos nacionales. También un nuevo objetivo colectivo de reducción de emisiones del 60% para 2035.
Para la ONG, son señales “esenciales” para crear las condiciones necesarias para unos compromisos más ambiciosos y una mayor cooperación internacional para alcanzarlos. El borrador también contiene una opción que reconoce que la naturaleza es una aliada vital para el clima. Aunque sigue faltando un objetivo global de conservación.
La cenicienta
Otra debilidad del documento según los expertos es que las estrategias de adaptación al cambio climático siguen siendo las cenicientas. Mientras que la reducción de emisiones acapara toda la atención. Especialmente porque las pérdidas y los daños han estado en el foco acaparando la atención y las promesas de los gobiernos donantes.
Las malas noticias comenzaron hace unas semanas cuando la OCDE anunció que la financiación para la adaptación había disminuido un 14% entre 2020 y 2021. Luego están las promesas del Fondo de Adaptación en la COP28. Las de Francia y Alemania no son mayores que en la COP27. Estados Unidos, la UE, el Reino Unido y Japón aún no han participado. Algunos países quieren que el Comité Permanente de Finanzas elabore una “hoja de ruta” para que los países desarrollados alcancen los objetivos. Pero los países desarrollados se oponen. La COP26 solo los “insta”, por lo que argumentan que no es un compromiso.
Un grupo de países autoproclamados “campeones de la adaptación” buscan los fondos de los bancos multilaterales de desarrollo. Otra fuente de efectivo podrían ser los mercados de carbono. Pero en marzo, vendedores de créditos de carbono como Conservation International y compradores como el banco BBVA rechazaron un intento de imponer un gravamen obligatorio a las compensaciones para financiar la adaptación.
Las cifras de financiación de la adaptación de 2021 son anteriores a la COP26. Podríamos ver mejores cifras para 2022 y cumplir la meta para 2025. Aun así, es una gota en el océano. Alcanzar el objetivo supondría 40.000 millones de dólares al año. La ONU dice que las necesidades de adaptación estarán en el orden de los 140.000 millones a 300.000 millones de dólares al año para 2050.
La tercera delegación
Quienes no declaran pero si presionan son los lobistas. En equipo de investigadores, codificadores y analistas de datos de la coalición Kick Big Polluters Out (Expulsen a los grandes contaminadores) pasó cuatro días cotejando individualmente a los 84.000 delegados con fuentes públicas en busca de pruebas de sus intereses en los combustibles fósiles. Encontraron que la COP28 batió un récord de ‘lobistas’ registrados en cumbres del clima.
Contabilizaron 2.456 representantes de empresas de combustibles fósiles. Si esta industria fuera una delegación, sería la tercera mayor del encuentro. Tras Brasil (que acogerá la COP30) y Emiratos Árabes Unidos, el país anfitrión. Se trata del mayor número de representantes del carbón, el petróleo y el gas jamás registrado en una conferencia climática de la ONU.
Reducir o abandonar
Los defensores del medio ambiente, como la WWF, abogan por la eliminación gradual de todos los combustibles fósiles y sus subsidios en todo el mundo para 2050. En incluso adelantar esa fecha a 2040 para los países industrializados que históricamente han contaminado más. Aspiran a que se incluyan objetivos para energías renovables, eficiencia energética y acceso a la energía.
Defienden un marco integral para el Objetivo Global de Adaptación y la movilización de recursos para la adaptación y la creación de resiliencia climática para las comunidades vulnerables. Aspiran a la plena operatividad del fondo de pérdidas y daños acordado en la COP27 con “promesas sustanciales de nuevos fondos”. Y cerrar la brecha financiera al cumplir la meta de 100.000 millones de dólares anuales para los países en desarrollo. Creen que solamente alcanzando esos acuerdos puede superarse la crisis climática.
El segundo borrador, aún con un lenguaje diplomáticamente más duro que en las citas anteriores, muestra algunos tímidos avances. Quedan 7 días para lograr los acuerdos y hay 2.456 tiburones dispuestos a neutralizar las medidas en contra de los combustibles fósiles. Mientras los negociadores seguirán con la delicada tarea, y trascendente dilema, que encierran dos palabras: reducir o abandonar.