El Lenacapavir tiene una eficacia de 96% en hombres y 100% en mujeres y debe ser administrado cada seis meses. Aunque las tasas de incidencia del VIH están aumentando en América Latina, la farmacéutica Gilead decidió limitarlo a 120 países, en especial de África y el sureste asiático
Un nuevo medicamento inyectable, el Lenacapavir, ha demostrado su poder en la prevención del VIH. Administrado cada seis meses, tiene una eficacia del 96% en hombres y del 100% en mujeres, según estudios recientes. Sin embargo, Latinoamérica ha sido excluida de su distribución, lo que ha generado preocupación entre expertos y activistas.
A pesar de que naciones como Noruega, Francia y Estados Unidos tendrán acceso a esta inyección, naciones latinoamericanas como México, Brasil, Perú y Argentina no podrán beneficiarse de versiones genéricas de esta vacuna que promete disminuir la infección por VIH. La farmacéutica Gilead decidió limitar la venta de Lenacapavir a 120 países con altas tasas de VIH, en especial de África y el sureste asiático. La decisión genera críticas porque las tasas de infección en Latinoamérica están aumentando.
Activistas han expresado descontento. Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Onusida, afirmó que «negarles ahora ese medicamento es inconcebible». La exclusión de Latinoamérica podría significar una oportunidad perdida para frenar la epidemia en una región donde el estigma asociado al VIH sigue siendo un obstáculo.
Impacto en la salud pública
La vacuna Lenacapavir se considera un avance revolucionario en la lucha contra la infección del VIH. Su administración semestral podría facilitar el acceso a grupos vulnerables que enfrentan barreras para acceder a tratamientos diarios.
El medicamento puede ser especialmente útil para hombres homosexuales y trabajadoras sexuales, quienes a menudo evitan buscar atención médica por miedo a la discriminación.
La Organización Panamericana de Salud precisa que en 2023 había 4 millones de personas con VIH en el continente americano, de las cuales unos 2,7 millones vivían en América Latina y el Caribe.
Los nuevos contagios en América Latina han aumentado un 9% de 2010 a 2023, con un aproximado de 120.000 nuevas infecciones en 2023. Entre 2010 y 2023, el Caribe tuvo una reducción del 22%, al pasar de cerca de 19.000 nuevos casos a 15.000 por año.
Se calcula que alrededor del 12% de las personas con VIH en América Latina y el Caribe desconocen su infección. Aproximadamente un tercio se diagnostica tarde, con inmunodeficiencia avanzada.
El estigma prevalece
La epidemia de VIH en la región afecta de manera desproporcionada a ciertas grupos sociales, como los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, las mujeres transgénero y las trabajadoras sexuales. Juntos representan más de la mitad de las nuevas infecciones, y en el Caribe suponen casi la mitad de nuevos contagios.
La doctora Alma Minerva Pérez señala que muchos pacientes temen pedir tratamientos por miedo a ser juzgados. Esto pone de manifiesto la necesidad de buscar opciones accesibles y discretas. En muchos países latinoamericanos, el estigma relacionado con el VIH sigue siendo un gran desafío.
La doctora Pérez explica que los pacientes a menudo se sienten avergonzados al solicitar tratamientos preventivos y muchos no buscan atención médica adecuada. El caso de Luis Ruvalcaba, un hombre mexicano que participó en el estudio del lenacapavir, ilustra este problema. Temía pedir píldoras diarias por su orientación sexual. Sin embargo, al participar en el estudio, ahora recibe las inyecciones sin temor al juicio social.
Presiones para el acceso
Grupos de defensa en Perú, Argentina y otros países del continente han solicitado a Gilead permitir la venta de versiones genéricas en la región. Argumentan que el acceso a este tratamiento podría salvar vidas y reducir las nuevas infecciones.
A medida que las tasas de infección aumentan en Latinoamérica, es importante que los gobiernos y organizaciones internacionales trabajen juntos para garantizar que todos tengan acceso a las herramientas necesarias para combatir el VIH. Actualmente, el lenacapavir cuesta más de 40.000 dólares al año en Estados Unidos.
Sin embargo, expertos consideran que podría producirse por tan solo 40 dólares una vez que se amplíe la producción de genéricos, lo cual plantea interrogantes sobre la equidad en el acceso a tratamientos vitales.
La disparidad en los precios es un tema recurrente en la discusión sobre medicamentos esenciales. Mientras algunos países pueden permitirse pagar precios exorbitantes por tratamientos innovadores, otros luchan por proporcionar atención básica a sus ciudadanos.
La vacuna no es terapéutica
Todas las vacunas le “enseñan” al sistema inmunitario a reconocer virus o bacterias y a defender nuestro cuerpo contra esos microorganismos. Las vacunas contra la poliomielitis, el tétanos y el sarampión son algunos ejemplos. La del VIH se administrará a las personas que no tienen el virus, con el fin de prevenir la infección que causa si llegaran a estar expuestas. Ninguna persona puede contraer el VIH de una vacuna preventiva contra ese virus. No contienen el VIH y se usa un diseño o estrategia ligeramente diferente.
Después de casi cuatro décadas de investigación, en la actualidad no hay vacunas terapéuticas contra el VIH aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados. A diferencia de las preventivas, estas son para las personas que ya se contagiaron con el virus. Su objetivo es fortalecer la respuesta sistema inmunitaria natural a ese tipo de virus que ya tienen las personas.
Un llamado a la acción global
Las opciones farmacológicas contra el VIH han mejorado mucho en los últimos 30 años. Pero a pesar de los avances en tratamientos y prevención, las infecciones están aumentando en algunas regiones del mundo. En 2022, aproximadamente 1,3 millones de personas fueron diagnosticadas con el virus a nivel mundial. Las muertes relacionadas con el sida también siguen siendo preocupantes. El informe más reciente de Onusida indica que aunque disminuyeron las muertes registradas desde 2004, todavía hay mucho trabajo por hacer para erradicar esta enfermedad como amenaza para la salud pública.
En España, el Ministerio de Sanidad registró en 2022 un total de 2.956 diagnosticadas con infecciones por VIH. Se calcula que en el país con la enfermedad entre 136.000 y 162.000 personas, lo que representa una prevalencia del 0,31% respecto al total de población española.
Salim Abdool Karim, epidemiólogo de enfermedades infecciosas clínicas de Sudáfrica, enfatiza que es fundamental encontrar formas de hacer llegar este medicamento a quienes más lo necesitan. La lucha contra el VIH no puede esperar; se requiere acción inmediata para garantizar que todos tengan acceso a tratamientos efectivos. La comunidad internacional debe actuar con rapidez para asegurar que los avances científicos beneficien a todos los países, especialmente aquellos con altas tasas de VIH y recursos limitados.
Opciones de tratamientos
Aunque las inyecciones como el Lenacapavir han captado la atención recientemente, existen varios medicamentos orales que son fundamentales en la prevención y tratamiento del VIH. Estos medicamentos no solo son efectivos, sino que también ofrecen a las personas opciones convenientes para gestionar su salud.
Uno de los métodos más destacados es la Profilaxis Preexposición (PrEP). Este enfoque preventivo consiste en tomar medicamentos antirretrovirales diariamente para reducir el riesgo de contraer el VIH. Los dos medicamentos aprobados por la FDA para este propósito son Truvada y Descovy. Truvada combina tenofovir disoproxil fumarato y emtricitabina, mientras que Descovy utiliza tenofovir alafenamida y emtricitabina. Ambas opciones han demostrado ser altamente efectivas. Reducen el riesgo de infección en más del 90% cuando se toman de manera consistente. La PrEP se puede administrar de forma regular o «a demanda», lo que permite adaptar su uso según su vida sexual de cada quien.
Además de la PrEP, existe la Terapia Antirretroviral (TAR), que es el tratamiento estándar para quienes ya viven con VIH. Esta terapia implica una combinación de diferentes clases de medicamentos que ayudan a controlar la replicación del virus y a mantener la carga viral indetectable. Entre los principales grupos de medicamentos utilizados en la TAR se encuentran los inhibidores de la transcriptasa inversa (NRTI), que bloquean una enzima esencial para la conversión del ARN del VIH en ADN.
También se utilizan inhibidores de proteasa, que impiden que el virus produzca copias al bloquear otra enzima vital, así como inhibidores de integrasa, que detienen la integración del material genético del VIH en las células humanas. Por otro lado, está la Postexposición Profilaxis, método preventivo que implica tomar medicamentos antirretrovirales después de una posible exposición al VIH. Este tratamiento debe iniciarse en las 72 horas posteriores a la exposición y continuarse durante 28 días.