Aunque se lograron acuerdos, no aprobar asuntos esenciales generan incertidumbre sobre los esfuerzos en línea con la biodiversidad
De nada sirvieron los dos años que tuvieron para la preparación de la COP16, ni saber los puntos esenciales pactados que se discutirían y que debían aprobarse sin demora. Tampoco tener claro las tareas encomendadas en 2022 y los informes sobre los avances de cada país (solo el 50% lo entregó). Menos saber que se trataba de solo una semana y media de discusiones cara a cara para finiquitar la agenda pautada.
Al final, como suele suceder en muchas cumbres, los acuerdos no se concretaron. Tal vez se avanzó en alguno que otro importante, aunque todos los son si se quiere preservar la biodiversidad y evitar su destrucción, pero no ocurrió con los más vitales y esperados. La situación llegó a tal extremo, que la plenaria final de la 16ª Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica se prolongó por más de 10 horas, desde las 10:00 de la noche del viernes 1 hasta las 8:30 de la mañana del día siguiente, cuando fue suspendida sin clausura.
A esa hora la mayoría de los delegados había abandonado la ciudad colombiana de Cali y no había quórum para aprobar los caminos, mecanismos y recursos con los que esperaban proteger y revertir la pérdida de naturaleza hasta 2030.. Fue una cumbre con más de 1.498 puntos de discusión en el texto, la participación de delegaciones de 180 países y la asistencia de más de 23.000 personas. Se intentó abarcar demasiado, tal vez pecaron de ambiciosos
Qué se logró
Se creó un nuevo fondo que distribuirá beneficios económicos derivados del uso de información genética digital, con el fin de promover la equidad y los esfuerzos de conservación global. El acuerdo exige que las empresas que ganan dinero con la información genética almacenada en bases de datos, conocida como información de secuencia digital, paguen a un fondo por el uso de la biodiversidad.
Los adelantos científicos ha facilitado y hecho más económico para los investigadores secuenciar material genético y hay grandes cantidades disponibles en bases de datos que las compañías farmacéuticas, cosméticas, biotecnológicas y de otras partes pueden analizar cuando desarrollan nuevos productos. Los delegados calificaron el acuerdo de avance importante. Actualmente la conservación está financiada solo por algunos gobiernos y la filantropía.
Las empresas pagarán el 1% de sus ganancias o el 0,1% de sus ingresos. Sin embargo, los gobiernos deben adoptar medidas legislativas o de otro tipo para exigir la referida contribución. Con el fondo se podrían recaudar mil millones de dólares al año para preservar la biodiversidad.
Conocimiento tradicionales
Otro punto importante fue la inclusión de comunidades indígenas y afrodescendientes en las decisiones sobre biodiversidad. Se estableció un órgano permanente para la conservación de los conocimientos tradicionales de estos pueblos. El saber acumulado por los pueblos indígenas y comunidades a través de milenios que se aplican en la conservación y el uso sostenible de la naturaleza.
No solo se reconoce a estas comunidades como actores fundamentales en preservación de la biodiversidad, sino que también les dará acceso a recursos para financiar iniciativas enfocadas en la conservación y gestión sostenible del medioambiente, y participar en discusiones globales, como la próxima Conferencia de las Partes.
La COP16 aprobó un marco para identificar y actualizar áreas oceánicas esenciales para la salud del planeta. Se trata de proteger el 30% de los ecosistemas marinos para 2030, una meta necesaria para frenar la pérdida de biodiversidad en los océanos. El acuerdo incluye un innovador proceso científico y técnico para identificar Áreas Marinas de Importancia Ecológica y Biológica. El objetivo es promover la protección de especies y ecosistemas esenciales en aguas fuera de la jurisdicción de los países.
Qué quedó en el tintero
Un tema muy polémico, cómo movilizar y distribuir 200.000 millones de dólares al año para 2030, establecido en la ronda anterior sobre biodiversidad en Montreal, quedó sin resolver. Durante las casi dos semanas, la desconfianza entre los países donantes y los que son económicamente más pobres pero ricos en biodiversidad se mantuvo muy alta. Todo se paralizó al proponerse un nuevo fondo que daría a los países receptores mayor control sobre el gasto. Los países donantes indicaron que los costos administrativos implícitos serían un desperdicio de recursos. También expresaron preocupación sobre el posible uso indebido de los fondos.
Igualmente, quedó pendiente un plan para medir el grado de cumplimiento de los compromisos medioambientales de los países. Hubo retrasos porque los intereses agrícolas que expresaron inquietudes sobre cómo medir el éxito de los esfuerzos para reducir los riesgos de los pesticidas.
$ 200.000 millones en el limbo
Los países en desarrollo expresaron su frustración por la falta de suficientes recursos financieros para cumplir con los objetivos globales de preservación de la biodiversidad. A pesar de las promesas, el compromiso de movilizar 200.000 millones de dólares anuales para 2030 sigue sin cumplirse y crecen las dudas sobre la implementación efectiva de las medidas acordadas.
Uno de los principales problemas para aprobarlo fue la falta de compromiso e innovación. No hubo un acuerdo sobre cómo y quién proporcionaría los recursos. Antes los países desarrollados se comprometan de manera clara y vinculante a proporcionar los fondos necesarios mediante la firma de acuerdos internacionales que obliguen a cumplir las promesas de financiamiento.
Para garantizar la sostenibilidad del financiamiento, se propone diversificar las fuentes de ingresos con la colaboración del sector privado, organizaciones no gubernamentales y otros actores internacionales. La creación de mercados de créditos de biodiversidad también podría ser una fuente de financiamiento.
Igualmente, se planteó explorar mecanismos financieros innovadores, como bonos verdes y otros instrumentos de deuda sostenible que puedan atraer inversiones a largo plazo y proporcionar fondos adicionales para la conservación ambiental.
El mercado de créditos de biodiversidad, que se presenta como un mecanismo prometedor para financiar la conservación, requiere una gobernanza fuerte para evitar errores similares a los del mercado de carbono. La transparencia y la regulación son esenciales para asegurar que los créditos realmente contribuyan a la conservación y no se conviertan en un mero instrumento financiero.