En la historia sobran los casos de feministas que se dejaron obnubilar por personajes o ideas que contradecían de fondo o forma todo por lo que ellas luchaban. La filósofa Helene Stöcker, una figura poderosa en el movimiento de derechos de las mujeres en la Alemania de principios del siglo XX, personifica este fenómeno.
Al igual que vemos ahora a feministas defender la violencia sexual contra mujeres si se hace por una causa religiosa con la que simpatizan o la violencia de mujeres contra hombres por estos defender sus derechos como ser humano por encima de reivindicaciones mal entendidas, Stöcker no solo abrazó las ideas de un reconocido misógino, Friedrich Nietzsche, sino que contribuyó a catapultarlas. Su vida y obra nos llevan a reflexionar sobre las paradojas y contradicciones que pueden surgir cuando una feminista apasionada se encuentra con las ideas de un filósofo controvertido.
Feminismo a lo Nietzsche
Helene Stöcker nació en 1869 en el seno de la respetable burguesía alemana. Desde temprana edad, cuestionó las limitaciones impuestas por la religión y la cultura. A los 21 años descubrió a Nietzsche, un pensador que desafiaba las normas establecidas y abogaba por la emancipación humana. Para Stöcker, Nietzsche representaba la libertad de pensamiento y la posibilidad de ser uno mismo sin restricciones. En sus propias palabras: “A ningún otro espíritu mortal me siento tan profundamente unida”.
Nietzsche, sin embargo, no era ajeno a la misoginia. Su deseo de que surgiera el Übermensch, una persona que ha alcanzado un estado de madurez espiritual y moral superior al que considera el del hombre común, que trascendiera la moral tradicional, a menudo iba acompañado de un aparente desprecio hacia las mujeres. Las veía como obstáculos para el progreso. Exigía que fueran compasivas y domesticadas en lugar de audaces y fuertes. A pesar de esta reputación, Stöcker se sumergió en el mundo de Nietzsche y lo hizo suyo.
Nunca dudó que podría reclamar para ella y para todas las mujeres la visión de la libertad de Nietzsche. Por eso comenzó desde temprano a usarlo para argumentar que derribar las restricciones sociales permitiría a las mujeres ser libres y poderosas. Ella le adjudicó la destrucción de la moral ascética que afirmaba encontrar en las mujeres algo degradado e impuro.
También elogió su odio a la mansedumbre y exhortó a sus lectores a la lucha. Stöcker imaginó una nueva ética de fuerza y alegría que traería una nueva humanidad de hombres y mujeres superiores, a quienes se les permitiría decir sí a la vida y a sí mismos.
Pero la sombra del desprecio de Nietzsche por las mujeres la perseguía, por lo que se refirió al problema en un ensayo publicado en 1901 con el título La misoginia de Nietzsche. En este admite que el filósofo criticaba regularmente a las mujeres, especialmente a las inteligentes, y amenazaba con traer un látigo cuando las visitaba. Pero aseguró que cuando lo hacía se refería a las mujeres deformadas por la sociedad corrupta que Nietzsche deploró.
Más allá del desliz filosófico
Luchó por el acceso al aborto, la licencia de maternidad pagada y protección legal para madres solteras. Abogó por la libertad sexual con el argumento de que solo con el amor plenamente realizado las mujeres podrían alcanzar su potencial.
Stöcker libró una ardua lucha por el acceso de las mujeres a la universidad y se convirtió en 1896 en una de las primeras estudiantes de la Universidad de Berlín. Luego de graduarse en 1901 se desempeñó como periodista en Berlín. En 1905 cofundó la Liga para la Protección de la Madre y estuvo al frente de esta hasta que desapareció en 1933. Asimismo, dirigió sus publicaciones Protección de la Madre. Revista para la reforma de la ética sexual y La nueva generación.
En 1912 se sumó al Comité Científico-humanitario, después de participar en la lucha contra el proyecto de código penal de 1909, que establecía la penalidad de la homosexualidad femenina. En los años 20 tomó parte en la reforma del derecho sexual penal y en la fundación de la Liga Mundial para la Reforma Sexual.
Desde la Primera Guerra Mundial sus críticas también las dirigió al militarismo. Inmediatamente después de la quema del Reichstag, que significó el inicio del nazismo, Helene Stöcker abandonó Berlín. Se marchó en primer lugar a Checoslovaquia y desde allí, pasando por Suiza, Inglaterra, Suecia y la Unión Soviética, llegó en 1941, gravemente enferma del corazón y de cáncer, a Estados Unidos.
Conociendo al personaje
Más allá de su reconocimiento como filósofo, poeta, músico y filólogo y su influencia no solo en Stöcker, sino en otros filósofos de renombre, el polémico discurso misógino de Nietzsche deja en entredicho su obra. Según analistas, Nietzsche desvalorizó la condición de la mujer, asignándole la función de reproductora o prostituida a disposición del varón superhombre. En su discurso la denigró como egoísta, orgullosa, vengativa, zángana, mentirosa, histérica y mil descalificativos más.
La obra de Nietzsche se enmarca en el vitalismo, que sostiene que la vida no puede reducirse a categorías ajenas a ella misma. Para él, la vida tenía valor intrínseco y es creadora e irracional. Criticó la cultura occidental, especialmente la influencia de Sócrates y Platón, pues consideraba que su énfasis en la razón y la mesura había olvidado la vitalidad instintiva y biológica. también atacó la filosofía, la religión, la moral y la ciencia, considerándolas inventadas y corrompidas.
Nietzsche proclamó la “muerte de Dios”. Argumentó que la creencia en un único Dios era una perversión de la vida. Exploró el nihilismo, tanto negativo (la pérdida de valores) como positivo (la oportunidad de crear nuevos valores). Desarrolló la idea de la voluntad de poder, que veía como la fuerza impulsora de la vida, y propuso el concepto del eterno retorno.
Pero las centenares de frases misóginas también permiten hacerse una idea de quién fue Nietzsche. Estas van desde la mofa ocurrente al cinismo sarcástico y cruel. Y es que, aseguran especialistas, el odio progresivo y paranoico hacia el género humano lo dirigió principalmente contra las mujeres. Aseguran que trataba a las mujeres con distintos niveles de cercanía y distancia, nunca de intimidad. Por ironías de la vida, Nietzsche sufrió una crisis mental en 1889 y pasó sus últimos años siendo cuidado por tres mujeres: su madre, su hermana Elisabeth Förster-Nietzsche y Lou Andreas-Salomé, una escritora y amiga cercana.
Misógino vs feminista
«La voluntad de coito es masculina, la voluntad de preñez es femenina».
Friedrich Nietzsche
«Eficientes para la guerra, y para engendrar, así quiero al hombre y a la mujer».
«Las mujeres son mucho más sensibles que los hombres, precisamente porque son mucho menos conscientes de ello que los hombres».
«Una población de obreros necesita buenas casas de putas. Matrimonio temporal».
“¿Hay respuesta para la pregunta de cómo se cura, se ‘salva’, una mujer? Se le hace un hijo. La mujer tiene necesidad de hijos, el hombre no es más que un medio: así habló Zaratustra. ‘Emancipación de la mujer’, es el odio instintivo de las malogradas, esto es, de las mujeres estériles frente a las logradas, la lucha contra el ‘varón’ no es más que un medio, una excusa, una táctica».
“Hojeemos un libro femenino: y en seguida suspira uno: ‘otra cocinera frustrada».
«Cualquier cultura que esté demasiado determinada exclusivamente por un género es unilateral e imperfecta».
«Si hoy se reclaman todas las cosas buenas de la vida también para la mujer: la educación espiritual, la independencia económica, un objetivo vital que pueda hacerla feliz, una posición respetada y además, como una cosa igual de natural e igual de necesaria, matrimonio e hijos, entonces esta reivindicación ya no suena, como hace una década, como la voz de un predicador en el desierto».
«Hoy ya no es sólo un grupo de mujeres que ha madurado hasta llegar a esta exigencia natural de una humanidad plena; una serie de hombres también ha entendido que sólo así puede alcanzarse el objetivo de la nueva cultura».
«Y lo que queremos las mujeres jóvenes y con aspiraciones de esta generación, es más de lo que los filisteos se permiten soñar. No solo la posibilidad de hacernos dentistas o abogadas. Pedimos esto y mucho más. Queremos una nueva humanidad, hombres y mujeres, de estos seres superiores de Nietzsche, que pueden decir sí a la vida y a sí mismos».Helene Stöcker