Altas expectativas están puestas en la cumbre climática COP26, en Glasgow, Escocia, que inicia a fin de mes. Algunos consideran que será una oportunidad ineludible para poner freno, sin excusas ni dilaciones, a la reducción de emisiones. La ciencia ha revelado no solo el incumplimiento de las metas de cara a 2030, sino la acción de muchos países al redoblar el ritmo de la producción de combustibles fósiles.
Además, entrando prácticamente a 2022 todavía muchos Estados ni siquiera se han encaminado a cumplir los compromisos del Acuerdo de París. Se requieren, por tanto, medidas más radicales para contener el calentamiento global. La cita de Naciones Unidas, en el Reino Unido, es el foro político de más alto nivel para hacer frente a la crisis climática.
La meta es evitar que la temperatura promedio global supere los 1,5 grados Celsius en comparación con los niveles previos a la Revolución Industrial. Ese es el umbral que los expertos consideran límite. Rebasarlos implica un aumento descomunal de las alteraciones climáticas que ya hemos visto en los últimos años y sobre todo, meses. Olas de calor, voraces incendios e intensas sequías, con afectación de los cultivos. También precipitaciones copiosas y desastrosas inundaciones.
A partir del 31 de octubre y hasta el 12 de noviembre, unos 20.000 jefes de Estado, diplomáticos y activistas se reunirán para establecer nuevos objetivos. En momentos en que hay una crisis energética y, algunas naciones, han regresado a la generación eléctrica de carbón.
El presidente designado de la COP26, Alok Sharma, dijo que “el principal objetivo de la cumbre es “limitar el ascenso térmico a 1,5 grados”. Para ello, “los datos de expertos indican que tendremos que producir menos carbono del que sacamos de la atmósfera”. Algo que se conoce como “cero neto”, para la segunda mitad del siglo.
Mayor compromiso en la Cumbre de la COP26
Patricia Espinoza, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, emitió un desiderátum a pocos días de la Cumbre de la COP26. Señaló que si los países no abordan y detienen las emisiones de gases de efecto invernadero podrían colapsar la seguridad y la estabilidad global. Más aún, las crisis migratorias y la escasez de alimentos traerán conflictos y caos, mayores riesgos.
“Realmente estamos hablando de preservar la estabilidad de los países, preservar las instituciones que hemos construido durante tantos años. Preservar las mejores metas que nuestros países se han propuesto juntos. El escenario catastrófico indicaría que tendríamos flujos masivos de personas desplazadas”, afirmó en una entrevista a Observer.
El impacto se produciría en cascada, dijo. “Significaría menos alimentos, por lo que probablemente se desataría una crisis en la seguridad alimentaria. Dejaría a mucha más gente vulnerable en situaciones terribles», agregó la experta.
Asimismo recalcó que “no solo el impacto es del lado ambiental. También se trata de todo el sistema que hemos construido. Sabemos lo que han provocado las crisis migratorias en el pasado. Si viéramos eso en un número aún mayor, no solo la migración internacional, sino también la migración interna, provocaría problemas muy graves «.
Espinoza, ex ministra del gobierno mexicano asumió el cargo en la ONU sobre el clima en 2016. Ella comparte la responsabilidad principal de las conversaciones con Alok Sharma, el ministro del gabinete del Reino Unido que actuará como presidente. Durante dos semanas, intentarán unir a casi 200 países para implementar los objetivos del histórico acuerdo climático de París de 2015. Al acordar recortes drásticos de las emisiones de gases de efecto invernadero en la próxima década.
A días de la cumbre COP26, el mundo fuera del carril
En un conteo regresivo de la cumbre del clima COP26, la agencia meteorológica de la ONU anunció que las concentraciones de gases de efecto invernadero alcanzaron un récord en 2020, a pesar de la pandemia. El mundo está «muy desviado» de los objetivos climáticos.
La Organización Meteorológica Mundial destacó que los niveles de dióxido de carbono aumentaron a 413.2 partes por millón en 2020. Aumentando más que la tasa promedio durante la última década a pesar de una caída temporal en las emisiones durante los bloqueos de la COVID-19.
Petteri Taalas, secretario general, comentó que la tasa actual de aumento de los gases que atrapan el calor daría lugar a aumentos de temperatura «muy por encima» del objetivo del Acuerdo de París. «Estamos muy lejos de la pista», refirió. «Necesitamos revisar nuestros sistemas industriales, energéticos y de transporte y toda nuestra forma de vida», sentenció.
En ese sentido, pidió un «aumento dramático» en los compromisos en la cumbre de la COP26 que comienza el domingo.
La ciudad escocesa de Glasgow está dando los toques finales antes de albergar las conversaciones sobre el clima. Lo que está en juego para el planeta es enorme: alteraciones climáticas, para la salud del hombre y la biodiversidad. También en el impacto a los medios de vida económicos y la estabilidad futura del sistema financiero.
La OMM indicó que si no se detienen las emisiones, «la temperatura mundial seguirá subiendo». Como el dióxido de carbono (CO2) es un gas de larga vida, «el nivel de temperatura observado actualmente persistirá durante varias décadas. Aunque las emisiones se reduzcan rápidamente hasta alcanzar el nivel de cero neto», agregó.
«Si continuamos utilizando los recurso fósiles de manera ilimitada, podríamos alcanzar un calentamiento de unos 4 grados de aquí a finales del siglo», advirtió Taalas.
Ambicioso plan de Arabia Saudí
El príncipe heredero de Arabia Saudí anticipó ante la cumbre de la COP26, que prevé alcanzar emisiones «netas cero» para 2060, 10 años después que Estados Unidos. El esfuerzo estaría concentrado principalmente en la quema de combustibles fósiles.
También dijo Mohammed bin Salman que duplicaría los recortes de emisiones que planea lograr para 2030. Igualmente Riad prometió que plantará 450 millones de árboles y rehabilitará franjas de tierras para 2030. Reduciendo 200 millones de toneladas de emisiones de carbono e intentando convertir a esa ciudad, en una capital más sostenible.
Sin embargo, el príncipe heredero ratificó que espera lograr el objetivo a través de un enfoque denominado «Economía circular de carbono», que aboga por «reducir, reutilizar, reciclar y eliminar». Se trata de una estrategia impopular entre los activistas del cambio climático debido a que promociona tecnologías de acumulación de carbono poco confiables. En lugar de enfocarse en la eliminación gradual de los combustibles fósiles.
Pese a los objetivos anunciados por el príncipe, funcionarios sauditas han argumentado simultáneamente que el mundo seguirá necesitando crudo saudí durante décadas. Por lo que no está claro si las tácticas que pretende abordar el reino para mitigar el calentamiento global serán suficientes.
«El mundo no puede funcionar sin hidrocarburos, combustibles fósiles, renovables, ninguno de estos será el que ahorre, tiene que haber una solución integral (…) Necesitamos ser inclusivos y la inclusión requiere estar abiertos a aceptar los esfuerzos de los demás siempre que vayan a reducir las emisiones», dijo el ministro de Energía, el príncipe Abdulaziz bin Salman.
Países al margen de los compromisos
Según el Acuerdo de París, los líderes mundiales pueden elegir el ritmo al que sus países reducen las emisiones, pero deben actualizar sus planes de acción cada cinco años. A poco más de una semana de la cumbre de la COP26, grandes emisores como China, India y Arabia Saudí no han presentado nuevos planes para disminuir sus emisiones.
En Latinoamérica, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Guatemala y El Salvador tampoco lo han hecho. La organización Climate Action Tracker, indicó que México ha sido uno de los pocos países del mundo que no ha aumentado la ambición de las metas que presentó en 2015.
Esto, a pesar de los estudios que alertan de la apremiante realidad. El IPCC, en su último informe señala que el cambio climático llegó a todos los continentes. No hay sitio del planeta que no escape a las alteraciones del clima. Sostiene también que si los países comenzaran a reducir drásticamente sus emisiones hoy mismo, el calentamiento global total probablemente aumentaría alrededor de 1,5ºC en las próximas dos décadas. Un futuro más caluroso que ya está prácticamente asegurado.
En 2009, los países industrializados acordaron invertir 100.000 millones de dólares al año para 2020 con el fin de apoyar a las naciones en desarrollo para hacer frente a los retos del cambio climático. Ese dinero podría ayudar a implementar medidas que eviten la deforestación. Así como a fortalecer sus sistemas de alerta temprana frente a eventos extremos o a reparar los daños que estos causen, entre otras cosas.
No obstante, cuando se celebró la última cumbre del clima en 2019, faltaban todavía unos 20.000 millones de dólares para cumplir el objetivo, precisó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
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