Dos larguísimos y complicados años ha transitado la humanidad desde la detección del nuevo coronavirus. Aquel 31 de diciembre de 2019, la Comisión de Salud Municipal de Wuhan, China, notificó 27 casos de una particular neumonía que luego se convertiría en pandemia. La COVID-19 ha mostrado varios rostros y una virulencia a prueba de vacunas, su variante ómicron se está propagando rápidamente. Reporta cifras récord de infecciones diarias en varios países, entre ellos, España.
El anuncio de la pandemia tomó al mundo por sorpresa. Muchos estimaron que se trataba de un confinamiento de un par de semanas o meses. Y, no que transformaría e intimidaría las formas de interactuar en las sociedades. La actual cepa, surgida a la par de la delta, dispara nuevamente las alarmas y arremete contra el deseo de recobrar la normalidad plena.
A pesar del terrible 2020, el virus cobró más vidas en 2021. A la fecha, se registran 5,41 millones de fallecidos y más de 283 millones de contagios.
Esta crisis sanitaria sacó a flote las mejores voluntades, pero también limitaciones e inequidades. Dice la OMS que se han administrado más de 8 mil millones de dosis de vacuna en el globo. Pero a fines de noviembre, solo 1 de cada 4 trabajadores de la salud africanos estaban completamente inmunizados. Solo el 0,4% de las pruebas a nivel mundial se han realizado en países de bajos ingresos.
La Organización también ha validado 10 vacunas COVID-19 como seguras, efectivas y de alta calidad. Mientras surgen otras presentaciones antivirales, esta vez en píldoras, que están siendo evaluadas para su comercialización y masificación.
COVID-19 y el «tsunami» de ómicron
Bill Gates, convertido en pronosticador del curso del virus, acaba de suspender sus vacaciones de invierno por el auge de ómicron. El multimillonario y cofundador de Microsoft dijo sin embargo, estar optimista respecto a 2022 a pesar de la alta propagación de la variante.
«Si hay una buena noticia aquí, es que ómicron se mueve tan rápido que una vez que se vuelve dominante en un país, la ola allí debería durar menos de tres meses. Esos pocos meses podrían ser malos, pero sigo creyendo que, si tomamos las medidas adecuadas, la pandemia puede acabar en 2022», escribió en su blog.
Mientras, la OMS a través del doctor Bruce Aylward señaló que la pandemia de la COVID-19, a los ojos de la ómicron, «durará un año más de lo que debería, es decir, hasta 2022”. Explicó que los países más pobres no están recibiendo las vacunas que necesitan, lo que hace propenso el nacimiento de nuevas cepas y su expansión.
Otra opinión, esta vez contraria, es la de Sir Peter J. Ratcliffe, Premio Nobel de Medicina en 2019. Afirma que “lo más honesto que podemos decirle a la gente es que la pandemia es impredecible”.
Por lo pronto, el director de la OMS, aseguró que se está produciendo un «tsunami de nuevos casos». Tedros Adhanom Ghebreyesus pidió que se extremen las medidas sociales para frenar los casos. Las cifras récord se acercan al millón de casos diarios, «van a seguir añadiendo presión a sistemas sanitarios al borde del colapso».
Entretanto, los aeropuertos intensifican restricciones y se han producido miles de cancelaciones de vuelos. También de decenas de cruceros alrededor del mundo en plena temporada festiva. Este lunes más de 2.700 vuelos fueron suspendidos, según el portal FlightAware. Desde el viernes, día de Nochebuena, suman unos 8.000 vuelos cancelados.
Restricciones en plenas fiestas de fin de año
La variante ómicron de la COVID-19 no da tregua. Esta nueva cepa ya es dominante en Dinamarca, Portugal y Reino Unido y se espera que en los próximos días ocurra en el resto de Europa. Muchos países han acelerado las restricciones. Portugal, por ejemplo, ha procedido al cierre de bares y discotecas, el teletrabajo obligatorio. O la presentación de una prueba negativa para poder acceder a hoteles, eventos deportivos y lugares de ocio, como cine y teatros.
Desde este martes 28, Alemania restringe las reuniones privadas a 10 personas y cierra las discotecas. Los partidos de fútbol se jugarán a puerta cerrada para frenar la quinta ola de la pandemia. El nuevo canciller alemán, Olaf Scholz, ha lamentado tener que aplicar las nuevas medidas que también afectan a los vacunados.
Por otra parte, Países Bajos ha impuesto un cierre estricto. Durante cuatro semanas, solo los comercios esenciales, como supermercados o farmacias, permanecerán abiertos. El cierre afecta a colegios, restaurantes, cines, gimnasios. «Es inevitable porque la quinta ola viene con la variante ómicron», afirmó el primer ministro holandés Mark Rutte.
Los gobiernos de Francia e Italia monitorean la situación. Por ahora, no han adoptado medidas contundentes para evitar el alto contagio. El Reino Unido no prevé endurecer las medidas pese al aumento de actividad en las emergencias de los hospitales.
Boris Johnson ha descartado introducir esta semana nuevas medidas restrictivas en Inglaterra, donde es obligatorio llevar mascarilla en el transporte público y lugares cerrados. Eso sí, hay que presentar un certificado covid para entrar en grandes eventos.
España y la multiplicación de los contagios
España no escapa a la escalada de ómicron, la variante de la COVID-19, de alto contagio. Aragón, Cantabria, Navarra, Galicia, Andalucía y Murcia han vuelto a batir sus propios récords de contagios diarios con 4.510, 1.339, 3.237, 4.565, 10.838 y 3.151. Cataluña también ha actualizado sus cifras y estas muestran un ligero descenso: al pasar de 23.850 del lunes a los 22.871 de este martes. Sin embargo, la velocidad de reproducción de la enfermedad y la tasa de riesgo de rebrote han subido, recoge 20minutos.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció que no se celebrará ninguna de las macrofiestas previstas para la Nochevieja. Explicó que ninguna de ellas contaba con un plan de contingencia contra el virus. Mientras tanto, el gobierno no prevé, por los momentos, imponer nuevas limitaciones. Considera que ómicron, la variante de la COVID-19,se propaga más rápido pero sin efectos severos en la salud, además de que 80% de la población está vacunada.
Una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), realizada entre el 14 y el 17 de diciembre de 2021, con una muestra de 2.462 entrevistas, advierte un menor optimismo de los españoles por volver a la normalidad. En junio, el 61,2 % de los encuestados confiaba en que todo volviera a la normalidad, frente al 15,2 %, que no lo veía tan claro.
Ahora, solo un 53,4 % de los españoles cree que podrá volver a hacer lo mismo cuando se alcance la inmunidad de grupo, frente al 22,7 %, que lo descarta.