Los británicos están cambiando los hábitos de sueño como parte de una creciente consciencia sobre su importancia para la salud mental y física. Un estudio reveló que adelantaron la hora de acostarse y la de levantarse en casi 20 minutos
Los británicos están cambiando sus hábitos de dormir. Se acuestan más temprano y despiertan también más temprano para darle prioridad a su bienestar. Nuevos datos de Virgin Media O2 revelan que apagan sus dispositivos 20 minutos antes que en 2020 y los encienden 15 minutos antes por la mañana. Esta tendencia refleja un creciente enfoque en la salud mental y física.
La vida moderna ha llevado a muchos británicos a descuidar el sueño. Sin embargo, esta nueva tendencia indica un giro hacia rutinas más saludables. Cada vez más personas están reconociendo la importancia de un buen descanso para su salud general. Este cambio no solo se refleja en horarios más tempranos, sino también en la calidad del sueño que buscan alcanzar.
La pandemia de COVID-19 ha sido un catalizador para este cambio. Durante el confinamiento, muchos se dieron cuenta de cómo el estrés y la falta de sueño afectaban su bienestar. Tras regresar a la rutina diaria, pusieron en práctica hábitos que favorecen un descanso reparador. La búsqueda de un equilibrio entre trabajo y descanso se ha vuelto esencial para mantener una buena salud mental.
Además, este cambio está impulsado por una mayor disponibilidad de información sobre los beneficios del sueño. Libros, podcasts y artículos sobre el tema han proliferado y ha motivado a muchos a darle valor a sus horas de sueño.
Impacto del teletrabajo
El teletrabajo ha transformado la rutina diaria de millones de británicos. Muchos han encontrado que trabajar desde casa les permite ajustar sus horarios, lo que facilita un descanso más adecuado. Al eliminar el tiempo de desplazamiento, las personas pueden dedicar esos minutos extra a dormir o a actividades relajantes antes de acostarse.
Este nuevo estilo de trabajo también ha permitido que las personas personalicen su entorno laboral. La posibilidad de crear un espacio cómodo y adaptado a sus necesidades ha llevado a una mayor satisfacción laboral y, por ende, a una mejor calidad del sueño. Aquellos que trabajan desde casa tienden a establecer horarios más flexibles que les permiten descansar adecuadamente.
Sin embargo, el teletrabajo también tiene un lado negativo. La línea entre el trabajo y la vida personal puede desdibujarse fácilmente y llevar a jornadas laborales más largas con menos tiempo para el descanso. Por ello, es importante establecer límites claros para garantizar que el tiempo dedicado al trabajo no interfiera con las horas de sueño.
Generación dormilona
El profesor Russell Foster, experto en el impacto del sueño en la Universidad de Oxford, cree que los datos indican que muchas personas, y en particular la Generación Z , se toman el sueño más en serio y tratan de dormir más para mejorar la salud y el bienestar.
“Estos resultados coinciden con otros estudios que muestran que la Generación Z, en general, se preocupa más por su salud, presta más atención a una dieta saludable, hace más ejercicio y reduce el consumo de alcohol. Me complace que el mensaje que nosotros y otros hemos estado promoviendo sobre la relación entre un buen sueño y la salud en general parezca estar teniendo un impacto”.
Los filósofos griegos y romanos le daban peso a las horas para dormir. Muchos consideran que de allí data la máxima “acostarse temprano, levantarse temprano, hace al hombre saludable, rico y sabio”. Sin embargo, se atribuye a Benjamin Franklin, y aparece en su libro Poor Richard’s Almanack.
Cuándo es mejor irse a dormir
En 2021, la Sociedad Europea de Cardiología determinó en un estudio que irse a dormir entre las 22:00 y las 23:00 de la noche se asocia con un menor riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca (y a otros problemas relacionados). En comparación con hacerlo entre las 23:00 y la medianoche, que conlleva un 12% más de riesgo de tener este tipo de enfermedades. Este riesgo asciende hasta el 25% para quienes se acuestan después de las doce de la noche y se sitúa en un 24% para los que se acuesten antes de las 22:00.
Para llegar a estas conclusiones utilizaron los registros de UK Biobank, un repositorio de información médica y de estilo de vida de más de 500.000 voluntarios de entre 37 y 73 años de edad. Seleccionaron a 88.926 adultos (con una edad media de 61 años) que habían llevado durante al menos 7 días algún tipo de dispositivo de muñeca capaces de registrar la actividad física de la persona.
David Plans, neurocientífico de la Universidad de Exeter y autor principal del estudio, explica que el cuerpo tiene un reloj interno de 24 horas que llamamos ritmo circadiano y que ayuda a regular nuestro funcionamiento físico y mental. “Si bien no podemos concluir la causalidad de nuestro estudio, los resultados sugieren que es más probable que la hora de acostarse temprano o tarde altere ese reloj corporal y esto traiga consecuencias negativas para la salud cardiovascular”, acota.
La salud como prioridad
Dormir bien se asocia con una mejor salud mental, menos estrés y una mayor productividad. La calidad del sueño sustenta el rendimiento diario y afecta directamente la capacidad de las personas para enfrentar los retos cotidianos.
La creciente preocupación por la salud mental ha llevado a muchos a buscar formas de mejorar su bienestar integral. El sueño es uno de los pilares fundamentales en esta búsqueda de bienestar y salud general. Se ha demostrado que una buena noche de descanso puede mejorar la memoria, aumentar la creatividad y reducir los niveles de ansiedad.
También este horario para dormir se ha relacionado con una menor mortalidad, un corazón más fuerte y un sistema inmunológico y peso equilibrados.
Además, este enfoque en la salud se ha visto reforzado por campañas públicas y movimientos sociales que promueven estilos de vida saludables. Desde programas gubernamentales hasta iniciativas comunitarias, hay un esfuerzo colectivo por fomentar hábitos que beneficien tanto la salud física como mental.
Menos tiempo frente a pantallas
Apagar dispositivos electrónicos antes de dormir es una estrategia clave en esta nueva tendencia. La exposición a pantallas puede interferir con la producción de melatonina, la hormona del sueño responsable de regular los ciclos de descanso. Reducir este tiempo ayuda a mejorar la calidad del sueño y facilita un proceso más natural para conciliar el sueño.
Cada vez más personas están adoptando prácticas como establecer «zonas libres de tecnología» en sus hogares o designar horas específicas para desconectarse. Estas medidas no solo ayudan a mejorar el sueño, sino que también fomentan momentos de conexión familiar o personal sin distracciones digitales.
Algunas aplicaciones y dispositivos han comenzado a incluir funciones que recuerdan a los usuarios cuándo es hora de apagarlos y prepararse para dormir. Esta combinación de tecnología consciente y hábitos saludables está ayudando a cambiar la forma en que las personas piensan sobre su tiempo frente a las pantallas.
Rutinas nocturnas
Crear una rutina nocturna se ha vuelto popular entre los británicos. Actividades como leer un libro, practicar meditación o realizar ejercicios suaves son ahora comunes antes de dormir. Estas prácticas ayudan a relajar la mente y preparar el cuerpo para el descanso.
Establecer rituales nocturnos no solo mejora la calidad del sueño, sino que también proporciona un sentido de control sobre el final del día. Muchas personas encuentran consuelo en seguir una serie de pasos predecibles antes de acostarse, lo que les permite desconectar gradualmente del estrés diario.
Además, estas rutinas pueden ser personalizadas según las preferencias individuales. Algunas personas prefieren un ambiente tranquilo con luces suaves y música relajante, mientras que otras optan por actividades más activas como estiramientos o yoga suave antes de dormir.
La influencia de la cultura
Las redes sociales han contribuido a este cambio cultural. Influencers y expertos en bienestar comparten consejos sobre cómo mejorar el sueño y mantener rutinas saludables, lo que inspira a otros a seguir su ejemplo. Esta difusión masiva ha contribuido significativamente al aumento del interés por prácticas relacionadas con el bienestar.
Eventos comunitarios centrados en la salud mental y física están ganando popularidad. Talleres sobre técnicas para mejorar el sueño o charlas sobre mindfulness son cada vez más comunes, lo que refleja una creciente aceptación social del autocuidado como prioridad.
A pesar de estos avances hacia hábitos más saludables, hay estudios que indican que muchos británicos aún luchan con la falta de sueño. En Londres, por ejemplo, los residentes duermen solo un promedio de 6,3 horas al día, lo que contrasta con las recomendaciones generales de al menos 7 horas para adultos.
La falta crónica de sueño puede tener efectos devastadores no solo en la salud individual sino también en la sociedad en general. Aumenta el riesgo de enfermedades como diabetes tipo 2 y trastornos cardiovasculares, además de contribuir a problemas psicológicos como ansiedad y depresión. Las personas suelen experimentar problemas como irritabilidad y falta de concentración.
A tomarlo en serio
Se calcula que las pérdidas relacionadas con problemas derivados del mal dormir cuestan miles de millones anualmente debido al ausentismo laboral y la disminución en productividad. Por ello, es vital darle prioridad al descanso como parte fundamental del bienestar general.
Establecer horarios regulares para acostarse y levantarse todos los días. Crear un ambiente propicio para dormir. Esto incluye aspectos como mantener una temperatura adecuada en el dormitorio (entre 16-20 °C), usar cortinas opacas para bloquear la luz exterior y minimizar ruidos molestos mediante tapones o máquinas generadoras de ruido blanco.
Evitar estimulantes como cafeína o nicotina por la tarde e incorporar actividades relajantes antes de acostarse.
Por último, practicar técnicas como respiración profunda o meditación puede ser muy beneficioso para calmar la mente antes del descanso nocturno. Estas estrategias no solo ayudan a conciliar mejor el sueño, sino también contribuyen al bienestar emocional y la salud en general.