El Ártico libre de hielo tendrá muchas consecuencias para los osos polares, focas, morsas, ballenas y otros mamíferos; crecerá el nivel del mar y muchas poblaciones costeras quedarán bajo el agua
Las imágenes del deshielo en las regiones más frías del planeta resultan impactantes, pero mucho más es imaginar que el Ártico tendrá días de verano prácticamente sin hielo marino mucho antes de de lo estimados. Las recientes mediciones indican que la perturbadora posibilidad podría ser realidad en 2027. Un verano que marcará a la humanidad.
El océano glacial Ártico rodea al Polo Norte y se extiende al norte de Europa, Asia y América. Ocupa 16.100.000 km2. Desde hace unas 40 años viene perdiendo anualmente casi 80.000 km2 de hielo debido a las emisiones de la quema de combustibles fósiles. Basados en los modelos climáticos más avanzados, los investigadores simularon la evolución de la banquisa ártica o capa de hielo marino flotante que se forma en las regiones oceánicas polares. Tomaron como referencia los datos de 2023, cuando la extensión marcó 3,30 millones de km2.
A pesar de los esfuerzos por contener las emisiones el primer día sin hielo en el Ártico es inevitable. En el caso de que las emisiones se reduzcan de forma drástica, no habría muchos más días con hielo y durante los meses de verano se transformaría el hábitat único, el “Ártico blanco” -hogar de osos polares, focas, morsas y ballenas-, en un “Ártico azul”.
Primer día sin hielo en el Ártico antes de lo previsto
El informe publicado en Nature indica que el cálculo utilizado para la terrible calificación de “libre de hielo” significa menos de 1 millón de kilómetros cuadrados, en cuyo caso el Ártico estaría compuesto principalmente de agua. El primer día sin hielo en el Ártico ocurriría unos 10 años antes de lo estimado en proyecciones anteriores.
La investigadora de la Universidad de Colorado en Boulder, Alexandra Jahn, explica que este umbral se viene usando en los estudios científicos desde hace más de una década. Si bien el área de hielo marino de un millón de km2 no es pequeña en términos absolutos, se encuentra al norte de Groenlandia y el archipiélago ártico canadiense, lo que deja el 93% del océano Ártico libre de hielo marino. Habrá hielo, pero ya no será un océano helado.
Se podría esperar entre 2035 y 2067 septiembres consistentemente sin hielo. Todo dependerá de cuán rápido el mundo reduzca la quema de combustibles fósiles. El primer día será en un mes de agosto de los próximos años. De las casi 400 proyecciones que han realizado, la mayoría indican que ese primer día podría ser tan pronto como en el verano de 2027.
A sabiendas del desplome de los hielos, en las cumbres del clima COP29, en Azerbaiyán y la del Tratado sobre Plásticos, en Corea del Sur, no hubo acuerdos oportunos y beneficiosos para la vida en el planeta.
Cuatro décadas de impresionantes deshielos
Jahn trata de aquietar la alarma que despiertan los resultados del estudio. “Un Ártico sin hielo dentro de tres años, la transición más rápida que encontramos en las simulaciones, es muy improbable”.
Explica que “es una de las 366 simulaciones que evaluamos, por lo que, según las que analizamos, eso da una probabilidad menor del 1%”, añade. El porcentaje sube hasta el 2,5% si el lapso temporal es el final de esta década, reseña El País. “Sin embargo, dicho esto, vivimos en una materialización de la realidad, mientras que los modelos nos dan muchas posibles. Así que, aunque es poco probable, incluso los eventos de baja probabilidad pueden suceder en la única línea de tiempo que experimentaremos”, advierte la experta.
El hielo marino, el motor del clima ártico, ha disminuido drásticamente. Se ha medido suficientemente y la superficie total cubierta de hielo se ha reducido en alrededor de un 50% con respecto a la década de 1980. Los patrones de precipitaciones ahora traen más lluvia y menos nieve al Ártico. El deshielo de suelos congelados durante mucho tiempo permite una erosión más severa y la vegetación está creciendo más rápido y más al norte en respuesta al aumento de las temperaturas del aire.
Céline Heuzé, coautora del estudio y climatóloga de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), pide escapar del conteo de qué día será. “No podemos poner un número a la probabilidad, ya que en este momento, depende del clima caótico que tengamos un día sin hielo o no”, sostiene.
Alteración de la fauna y la flora
Las investigadoras insisten en que una serie de fenómenos meteorológicos extremos podrían derretir dos millones de kilómetros cuadrados o más de hielo marino en un corto plazo. Es lo que llaman un Evento Repentino de Pérdida de Hielo, RILE. Las simulaciones indican que el primer día sin hielo en el Ártico llegará después de uno de estos eventos.
Este primer día sin hielo “obviamente tendrá un valor simbólico, dice Heuzé. “No cambiará las cosas drásticamente”, adiciona Jahn. Los impactos, en el propio hielo, en los ecosistemas y hasta en la geopolítica, ya vienen produciéndose en los últimos años. Lo que no cambiará será el nivel del mar. Las masas de agua árticas son siempre las mismas, estén casi todas heladas (a inicios de la primavera) o desheladas (a finales del verano). Solo cambia de un estado sólido a otro gaseoso.
Pero que el Ártico esté libre de hielo cada vez más días en los próximos años tendrá muchas serias consecuencias. El hecho de que la mayor parte del océano sea navegable tendrá profundas consecuencias para los cetáceos y otros mamíferos marinos. Además, la mayor cantidad de agua en estado líquido hará que aumente el calentamiento regional, ya que el azul oscuro absorbe mayor radiación, calor, que el hielo, que tiene el mayor efecto albedo (rebote de la radiación) tras la nieve recién caída.
Esta reducción del albedo del Ártico es clave también para explicar el calentamiento global, que se espera se acelere con una banquisa ártica menguante.
Un mundo diferente
Mark Serreze, director del Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo de la Universidad de Colorado en Boulder y lleva años estudiando el comportamiento del Ártico, lo visualiza muy distinto a futuro.
Observa con temor “un Ártico que está perdiendo su carácter, perdiendo su alma, y esa alma es su nieve y su hielo”. De continuar los ataques contra el medio ambiente con la profusión de quema de combustibles fósiles, para 2040, el calentamiento podría descongelar entre 10% y 40% del permafrost de las altas latitudes. Un proceso que emite gases de efecto invernadero, incluidos metano y dióxido de carbono a medida que los restos congelados de animales y plantas quedan expuestos al aire y comienzan a descomponerse.
Los científicos no pueden determinar exactamente cuánto permafrost se descongelará ni cómo afectará el deshielo a los sistemas del Ártico, comenta Serreze. Esto se debe a que no estamos seguros de cuánto dióxido de carbono y metano hay presentes en el permafrost del Ártico ni cuándo y dónde podría escapar. De lo que sí estamos seguros, sostiene, es que vamos a tener un mundo diferente y no sabemos cómo será.