Entregaron una petición avalada por de casi tres millones de firmas en la que exigen un tratado que garantice mejores condiciones para el planeta
En la última ronda de negociaciones para alcanzar un Tratado Mundial sobre Plásticos legalmente vinculante, unos 1.500 activistas marcharon en las afueras del centro de convenciones en Busan, Corea del Sur, pidiendo medidas enérgicas en la reducción de la producción de plástico.
Después de cuatro rondas de reuniones, en las que un pequeño número de países ricos en combustibles fósiles se encargaron de retrasar el progreso y diluir la ambición, uno de los puntos centrales de discordia radica en qué estabón de la cadena del plástico se debe actuar. Si en la producción, el consumo o el tratamiento o eliminación de los desechos.
Delegados de más de 175 países están reunidos en Busan para lograr un tratado que ponga fin a la crisis del plástico y su impacto en el medio ambiente y la salud humana. Activistas y sociedad civil entregaron una petición, avalada por de casi tres millones de firmas, en la que exigen un tratado fuerte que garantice mejores condiciones para el planeta.
En 2019, el mundo generó alrededor de 350 millones de toneladas de residuos plásticos. Solo el 9 % se recicló, y el resto se incineró, o acabó en vertederos de suelos y mares, en el medioambiente. Dado que cerca del 99 % de los plásticos provienen de los combustibles fósiles, la producción de plástico también está, por tanto, exacerbando la crisis climática.
Bajar la producción de plásticos en el Tratado
En esta definitiva cumbre del Comité Intergubernamental de Negociación de Naciones Unidas (INC-5), los países evalúan reducir la producción global de polímeros plásticos en un 40 % hasta 2040. Una propuesta de Ruanda y Perú en las dos últimas jornadas en Ottawa, Canadá, en abril.
Las medidas son amplias. Van desde la reducción de la producción de plástico y la eliminación de plásticos tóxicos evitables como los de un solo uso, hasta el rediseño de empaques para hacerlos reutilizables, biodegradables y totalmente reciclables. Organizaciones ecologistas como Greenpeace abogan por enfocarse en la reducción de la producción de plástico.
Los activistas manifestantes quieren objetivos obligatorios para reducir la producción de plástico virgen y eliminar los de un solo uso. También prohibir productos químicos tóxicos en los plásticos vírgenes y reciclados.
Swathi Seshadri, responsable de petróleo y gas del Centro de Responsabilidad Financiera de la India, señaló que “es un tema candente. Los estados petroleros y productores de petroquímicos están presionando para mantener bajas las ambiciones. Pero la mayoría de los países quieren un tratado sólido con medidas previas. Incluida la regulación de la producción de polímeros plásticos y productos químicos preocupantes”.
Barkeley Lab, un laboratorio nacional del Departamento de Energía de Estados Unidos, estima que la industria del plástico -valorada en 712.000 millones de dólares- se duplicará o triplicará para 2050. Perspectiva que haría que la producción de plástico representara hasta el 31% del presupuesto global de carbono restante para permanecer por debajo de los 1,5 grados Celsius de calentamiento.
Sobrepasada la gestión de los desechos
Griffins Ochieng, del Centro para la Justicia Ambiental y el Desarrollo, opinó sobre las negociaciones. Indicó que “los controles deben ser globales, obligatorios y mensurables para que sean significativos”. De lo contrario, confió a Climate Home “los países del Sur Global, simplemente no tienen forma de controlar lo que está sucediendo en otros lugares”.
Asia y África son los mayores vertederos de los países desarrollados. Según el ministerio de Medio Ambiente de Malasia,“con la excusa del reciclaje se comercializa con residuos. La realidad es que los países más ricos se quitan de encima su basura en los países más pobres. Nos exigen reducir la contaminación atmosférica generada por quemar sus residuos. Tenemos ríos contaminados y vertederos ilegales”.
Christina Dixon, líder de la Campaña Oceánica de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA), que promueve el tratado, afirma que «la capacidad de gestión de residuos está sobrepasada. Tenemos un exceso de oferta y una abundancia de plástico».
Entretanto, la abogada Melissa Blue Sky sostiene que los petroestados insisten en obstruir las negociaciones. Desde el contenido del tratado hasta los elementos procesales de las reuniones, precisa la experta del Centro de Derecho Ambiental Internacional. En lugar de intentar resolver cuestiones especialmente divisivas mediante votaciones, algunos países poco ambiciosos han impulsado un enfoque particular de toma de decisiones. Basado en el consenso, que en la práctica, daría a cada país poder de veto sobre el texto del tratado.
No hay un texto borrador
La cumbre en Corea del Sur concluirá este domingo 1 de diciembre. Según Blue Sky, no se ha finalizado nada en el » documento no oficial «. Un borrador del texto del Tratado preparado por el presidente de la reunión como punto de partida para las negociaciones carece de cualquier lenguaje sugerido sobre la producción de plástico.
“Es muy inusual estar en la última reunión de negociación programada y no tener un texto acordado”, agregó. “Esta no es una situación normal”, advierte. “Hay visiones extremadamente distantes de lo que este tratado podría ser y hacer”.
Además de limitar la producción de plástico, los ambientalistas dicen que un tratado fuerte también debería incluir objetivos legalmente vinculantes. Con plazos determinados para ampliar las soluciones de reutilización y recarga no tóxicas.Y acelerando la transición hacia el abandono del plástico de un solo uso, cita Climate Home.
Esto podría incluir políticas que incentiven un cambio hacia sistemas de reutilización, como la prohibición de plásticos de un solo uso, y el rechazo de “falsas soluciones”. Soluciones tecnológicas que perpetúan el funcionamiento habitual, como la conversión de residuos en energía (WTE) mediante la cual se queman plásticos para generar energía. Procesos que producen cenizas altamente tóxicas.
El hecho de que tecnologías contaminantes como la WTE hayan sido rechazadas en el Norte Global pero estén muy extendidas en el Sur Global es “la naturaleza del colonialismo actual”, comenta Seshadri.
Resistencia de los países petroleros
Los países reunidos en Busán aún no se ponen de acuerdo sobre hasta dónde debería llegar a un acuerdo global sobre plásticos. Las naciones productoras de petróleo se oponen a los límites a la producción de plástico en el tratado. Varios de los países que deciden sobre el tratado para reducir los plásticos tienen intereses encontrados.
Liderados por Ruanda y Noruega, más de 60 países se han unido a una Coalición de Alta Ambición que quiere poner fin a toda la producción de plástico para 2040. Sin embargo, la experta Christina Dixon, adelanta que varias naciones han puesto grandes obstáculos en las cuatro rondas de negociaciones. Y «no quieren ver que haya un acuerdo en absoluto”.
Las naciones productoras de petróleo, como Irán, Rusia y Arabia Saudí, se centran en un mayor reciclaje. Más no en recortes en la producción de plástico dentro del Tratado. Desean preservar un futuro mercado vital de combustibles fósiles.
Daniela Durán González, activista legal del Centro para el Derecho Ambiental Internacional, dice que durante la última ronda de conversaciones no giran en torno a un «tratado de residuos» sino «al futuro de los combustibles fósiles».